Esmeraldas y un presidente ausente
En estos últimos años, la burguesía implementa un manual cuidadosamente elaborado para restaurar su hegemonía, frente el creciente auge de organización popular. Este consiste en dos caminos simultáneos: restaurar la pantomima del progresismo, al tiempo de posicionar una figura que disfrace su fascismo latente, con buenos modales y pestañas, mecanismos para la fascistización de la clase dominante y la violencia directa del Narcoestado. Por otro lado, la desintegración deliberada del tejido social y político-institucional, se radicaliza nuevamente el discurso del enemigo interno, posicionando al pueblo organizado como una amenaza pública.
Con el neoliberalismo, el Estado burgués ha procedido a auto aniquilarse, atentando en contra de las principales carteras públicas, recortando presupuestos, año por año y facilitando la corrupción, la penetración del crimen organizado y el sabotaje estratégico para su privatización. A esto se suma la nula prevención de riesgos y desastres naturales, práctica intencional del neoliberalismo para agravar la crisis social y humanitaria que atenta en contra de la clase trabajadora del campo y la ciudad.
Las intensas lluvias del 3 y 4 de junio, devastaron una gran parte de la provincia de Esmeraldas, con más de 15.000 personas afectadas, en una de las regiones más estructuralmente empobrecidas y olvidadas por el Estado burgués y como preludio a lo que vendrá con El Niño desde el mes de julio. Esmeraldas se ha convertido a lo largo de la historia, en un territorio marginalizado de la presencia del Estado, perpetuando las lógicas del pacto colonial y de exclusión a los pueblos afros y negros del país. Ahora, Esmeraldas es un territorio en disputa entre la necesidad urgente de organización popular y la alianza entre la burguesía y el crimen organizado.
En medio de este escenario, el único ganador es la ultra derecha, con su candidato estelar e imitador de Nayib Bukele, Jan Topic, mismo que se presenta como el salvador del Ecuador, en el sentido más estricto de la palabra. La alianza que se forja alrededor de un personaje tan nefasto como un mercenario que combatió a sueldo con las fuerzas más reaccionarias del planeta, incluyendo las guerras imperialistas en Medio Oriente, como el neonazismo ucraniano del que forma parte el batallón Azov, plantea importar un modelo de guerra interna en contra del pueblo con el pretexto del combate al crimen organizado, probado en otros Narcoestados como El Salvador.
No podemos equivocarnos: la burguesía planificó y generó el escenario actual de forma detallada y estratégica, para declararle la guerra al pueblo organizado de forma directa y definitiva, imponiendo el securitismo, el estado de excepción perpetuo -con en El Salvador-, que tiene similitudes con el Estado fascista, implementado también en momentos de crisis profundas de la hegemonía burguesa. La maquinaria mediática burguesa -para variar- radicaliza el discurso del enemigo interno, facilitando discursos de odio en contra de la clase trabajadora y el pueblo en general.
Mientras el pueblo se ahoga con el agua al cuello y la violencia del crimen organizado, el banquero presidente Lasso brilla por su ausencia -y su equipo por su inoperancia-. Lasso entrará en la historia como un banquero que llegó a la presidencia tras más de 10 años de intentarlo desesperadamente, para aplicar una deuda que le tenía a su amo, el imperialismo yanqui: estructurar el Narcoestado en el Ecuador. Toda su gestión se ha enfocado en desatar toda la violencia y precarización posibles sobre el pueblo y la clase trabajadora, así como de reforzar los mecanismos de la militarización y gatillo fácil, enfocados en criminalizar y perseguir a la organización popular. Su odio de clase es, sin duda, su rasgo definitorio. Nada en absoluto terminó siendo accidental, sino una estrategia detalladamente ejecutada.
Frente al actual escenario, únicamente un bloque de poder popular plurinacional y anticapitalista, podrá encontrarse a la altura de responder a la fascistización social. Reivindiquemos a la solidaridad como un ejercicio de consciencia de clase. Solo el pueblo salva al pueblo.