Caso Santrich: Un Jaque a la paz
Renán Vega, en su informe para la CHCV manifiesta que son claves a la hora de entender la perduración del conflicto, una subordinación estratégica y una autonomía restringida, porque “es imposible no advertir la centralidad absoluta de Estados Unidos en la definición de las líneas políticas que adoptó la élite del poder en Colombia, del anti-comunismo de la Guerra Fría a la ‘guerra a las drogas’ y a la ‘guerra global al terrorismo’. Washington le provee los argumentos y la agenda”.
La intervención de EEUU a lo largo del conflicto colombiano no es una mera influencia externa, se trata de un actor dentro del mismo, y es bajo este entendido y la dudosa voluntad política del gobierno colombiano de cumplir lo acordado, que ocurre el llamado en extradición de Jesús Santrich.
Es así como en el mes de abril de 2018 la Fiscalía ordena por solicitud de EEUU, la captura con fines de extradición de Santrich, pero debido a que la Justicia Especial para Paz (JEP) es quien tiene la facultad de determinar si es posible, la Corte Constitucional solicita a la Fiscalía aportar a la JEP el expediente contentivo de la orden de extradición, la documentación, audios y videos de respaldo probatorio que pudieran estar en su poder, a fin de que ésta establezca si es aplicable o no la garantía de no extradición pactada en el acuerdo de paz; a lo que la Fiscalía responde en el mes de Septiembre que no cuenta con las evidencias que sustentan el pedido en extradición hecho por EEUU.
Después de más de un año de encontrarse en prisión, la JEP ordena la libertad de Santrich, pero la Fiscalía omite dar cumplimiento a esta sentencia, por el contrario Nestor Humberto Martínez, Fiscal General de la Nación, expone públicamente la decisión de renunciar a su cargo (ufanando de su honestidad y honorabilidad, aunque meses antes la ciudadanía se movilizaba solicitando su renuncia por corrupción); promueve con ello una atmósfera de des legitimidad sobre la JEP que los medios de comunicación oficiales no tardan en reproducir y alimentar.
Se suscita la idea de impunidad a pesar de que en el caso Santrich existió una deliberación plural en la Sección de Revisión, con tres votos a favor y dos en contra, y en esta misma fecha la JEP reactivó las órdenes de captura emitidas por la Fiscalía contra alias “El Paisa” para que comparezca ante ella. Las voces del uribismo claman en un rechazo absoluto al acuerdo de paz, proponen un proceso constituyente, presionan al ejecutivo desde el congreso para declarar un estado de excepción por la crisis institucional desatada, y atender la solicitud de EEUU de declarar administrativamente la extradición de Santrich. ¡El desconocimiento total de las instituciones democráticas!
En este panorama, la defensa de Santrich interpone un Hábeas Corpus para que él sea puesto en libertad, expresando además su preocupación por las paupérrimas condiciones de salud en las que se encuentra; pero de pronto, una vez Santrich se encuentra en la puerta de la Picota, le es leída por agentes del CTI una nueva orden de captura por el delito de concierto para delinquir con fines de narcotráfico, pues gracias la cooperación internacional aparecen nuevas pruebas que no fueron aportadas a la JEP en su momento.
La Jurisdicción Especial para la Paz es una instancia que hace parte del Sistema Integral de Verdad, Justicia y no Repetición, y uno de los elementos del acuerdo de paz que más ataques a recibido durante su corto periodo de implementación. Esta tiene bajo su responsabilidad juzgar e impartir justicia sobre los delitos que se hayan cometido durante el conflicto armado colombiano, y así lo ha venido haciendo, recibiendo los compromisos de verdad hechos no sólo por exguerrilleros, sino también por altos mandos militares e incluso paramilitares sobre su participación y responsabilidad en el conflicto armado.
Es esta quizás la razón real de la insistencia del gobierno Duque en tratar de desvanecer la JEP a través de las inocuas objeciones presentadas y peligrosas declaraciones que minian la independencia judicial, o es quizás, porque no se le ha puesto fin al conflicto, que no estamos preparados como país para conocer la verdad judicial e histórica que amerita la reconstrucción de nuestro tejido social, que quizás también debe involucrar la intencionada participación de EEUU en su desarrollo, quizás, quizás, quizás.