Llora Noboa, el correísmo patina y el Movimiento Indígena sabe que no le debe nada a nadie

Los últimos comicios electorales en el Ecuador no fueron una sorpresa para muchxs, ni un verdadero triunfo para esxs dos.
Tras el anuncio por parte del CNE de una segunda vuelta electoral -en la cual se enfrentarán el candidato presidente y el progresismo-, nos queda hacer un importante ejercicio de reflexión y de memoria, en torno a los resultados arrojados en las urnas y las respectivas campañas electorales realizadas por parte de los binomios presidenciales que buscaban su puesto en el Palacio de Carondelet.
Después de una apretada y breve campana electoral atípica y compactada en tan solo un mes -del 05 de enero al 06 de febrero, para ser exactos-, el pueblo ecuatoriano se acercó nuevamente a las urnas el domingo pasado, en medio de una realidad social y política convulsa reflejada en el día a día y la realidad material de lxs ecuatorianxs. Ese mismo día a día que obliga a miles de personas a migrar a causa de la violencia o por la falta de trabajo digno, que criminaliza al pobre y no a la pobreza, el mismo día a día que se refleja en un sistema de salud y de educación paupérrimas. Es el día a día que atenta contra la vida y las oportunidades del pueblo y la clase trabajora. Sin duda, vivimos en un escenario trágico, en el cual el Nuevo Ecuador de Noboa parece ser más bien un laboratorio típico del neoliberalismo y su inoperancia política.
El Nuevo Ecuador de Noboa y compañía cerró el mes de enero con una cifra de más de 700 muertes violentas a nivel nacional, demostrando una vez más la ineficiencia y nula operatividad por parte de la burguesía nacional por supuestamente controlar el crimen organizado. La militarización de la vida y la mano dura del Plan Fénix no representan una solución viable ni real frente a la ola de violencia en la que nos vemos sumidos desde hace meses. Parecería que Nuevo Ecuador es más de lo mismo: políticas que asfixian la economía nacional y popular con apagones de hasta 14 horas diarias con el fin de privatizar sectores estratégicos del Estado, ateniéndose al viejo manual neoliberal del nefasto FMI, o el Nuevo Ecuador que ejecuta desapariciones forzadas por parte de las fuerzas rerpresivas del Estado, como los 4 niños de las Malvinas y otr0s 15 casos, al viejo estilo de León Febres Cordero.
La millonaria campaña ejecutada por ADN resultó ser un verdadero fracaso, marcada por un aire fascistoide y dictatorial en cuanto se violó la Constitución a su antojo. Desde una posición prepotente, el oficialismo prácticamente ya se había proclamado como ganador en una sola vuelta. La imagen del Gobierno se vio fuertemente debilitada por los constantes caprichos del niñoricopresidente, su tumultosa relación con su eicenpresidentaVerónica Abad, y la develación del perfilameinto racial que colocó en la opinión pública la desaparición forzada de Ismael, Josué, Steven y Nehemías por parte de las Fuerzas Armadas. Si hacemos memoria, vemos como vuelven las viejas recetas socialcristianas. León Febres Cordero quedará corto respecto a la brutalidad que Noboa impone contra el pueblo.
En lo discursivo, Noboa volvió a apelar al viejo y conocido antagonismo correismo-anticorreismo, en el intento de perpetuar una retorica obsoleta y caduca. Es necesario que esta retórica sea superada, con el fin de posicionar en el escenario político nacional nuevas posturas que defiendan la organización popular, un giro clasista de los movimientos sociales y sobre todo, la fuerza del Movimiento Indígena y Obrero en el país.
Por su parte el correísmo no ha propuesto nada nuevo, es más, su patriarca no ha podido autoregularse, desatando lo que solo podemos llamar un autoboicot, que le caracteríaza desde hace décadas. Lo que no logramos descifrar es si es un desenfreno emocional, un nivel de debate limitadísimo o un lapsus de acción que inevitablemente lo alinea con sus afines predilectos: la derecha racista conservadora. Lo cierto es que inevitablemente, el progresismo en este país, no logra ponerle bozal a su patriarca. No lo logró cuando vetó la ley de aborto y silenció a su fiel Paola Pabón, ni cuando Barrera tenía que reelegirse, ni cuando dijo que se podía dejar entrar a indígenas a la casa de unx solo como empleadas domésticas, ni ahora, y muy problablemente nunca. Quizás por eso por ahí no debe pasar el debate sobre un posible apoyo o no a Gonzáles en segunda vuelta. Recordemos que quienes vienen luchando contra el ascenso del fascismo y la herencia de la hacienda, desde antes de que sea una alarma para la generalidad de la población, es precisamente el Movimiento Indígena.
En fin. Noboa logró un apretado 44.16% frente Luisa González, quien se quedó con un 43.99% de los votos a nivel nacional, mientras que Leonidas Iza logró capitalizar un 5.24% de los votos. En esta coyuntura no podemos caer en el mismo antagonismo de siempre, antagonismo que degrada la discusión política en el país. Más bien, es menester colectivo reconocer la fuerza política que tiene Leonidas Iza, siendo la única figura que es consecuente con las bases sociales y populares a las que representa.
El nefasto y racista argumento de que Leonidas Iza no representa más que a los indios se ha visto enterrado tras los resultados electorales, los cuales posicionan a Iza como la tercera fuerza política del Ecuador. Quienes intentaron hundir a Leonidas Iza con discursos racistas, hoy ven a sus propios partidos políticos enterrados en el cementerio electoral, como el Partido Social Cristiano (PSC), Construye, CREO o el Partido Sociedad Patriótica, los cuales apenas lograron tener una mínima cantidad de apoyo popular. Por su parte, Iza logró posicionarse como una alternativa coherente y viable frente a los dinosaurios tradicionales que históricamente han dirigido al país.
El momento histórico en el cual nos encontramos, azotado por una crisis del capitalismo y el ascenso del fascismo a nivel global, nos obliga a tomar una postura revolucionaria, anticapitalista y ecologista. Esta es la única alternativa real frente a la amenaza del capitalismo y el neoliberalismo. Ahora el reto consiste en transitar de una posición reformista que pretende hacer de la maquina capitalista un aparato más amigable y verde, a una posición revolucionaria, que rescate la posibilidad de vida en el planeta. Es necesario entender la necesidad de cambios estructurales que permitan al pueblo dirigir y ser parte de su propia historia. En este contexto, la candidatura y el apoyo popular a Leonidas Iza muestran que si existe una alternativa frente al fascismo y al progresismo.
Los próximos meses serán determinantes, en una de las elecciones más que importantes para el futuro del Ecuador. El respaldo popular a Leonidas Iza y su importante porcentaje obtenido en las urnas se han convertido en un principal interés tanto para el oficialismo como para el progresismo, en su afán de capitalizar esos votos a su favor.
Cabe recalcar la deuda histórica que tiene el correísmo con el Movimiento Indígena (MI), y que un apoyo electoral al correísmo debe responder a un replanteamiento de las condiciones de negociación en el escenario político. El MI no le debe absolutamente nada al correísmo, en todo caso, sería el correísmo el que está en deuda con el MI y la organización popular del país. El mismo correísmo debería reconocer y demostrar su disposición a modificar su posición frente a la organización popular, dejando atrás la premisa de su patriarca: toda acción colectiva por medio del Estado.
Es de suma importancia que el correísmo logre reconocer el poder y la fuerza del MI y su proceso colectivo de toma de decisiones, mismo que será impulsada por sus bases y que responderá al análisis concreto de su historia, de su memoria, y sobre todo, de su posición de clase.
Recordemos que ni la izquierda consecuente ni el MI le deben algo al progresismo, más bien, todo lo contrario. El progresismo le debe hasta muertos al MI y a la clase trabajadora del Ecuador.
Como planteó incansablemente Leonidas Iza, la contienda electoral es la extensión de la lucha popular. Una no puede ni debe opacar a la otra, y la necesidad imperante de construir el Poder Popular Plurinacional, de caráceter clasista y de base, que ahora es una necesidad y una obligación histórica frente a la realidad en la que vivimos. Una realidad que muestra que el poder político actual solo responde al poder económico -legal o ilegal-, que solo busca perpetuar la defensa de sus intereses y privilegios de clase.
El próximo 13 de abril volveremos a las urnas. Mientras tanto, la prioridad es y será la construcción del Poder Popular Plurinacional, anticapitalista y antiracista, en beneficio de todxs. Y la segunda prioridad y premisa es y será siempre: al fascismo no se le discute, se le destruye. La necesidad política siempre ha radicado en entender nuestra historia desde la consciencia de clase, y de que el futuro de la sociedad y el planeta esta en las manos del pueblo y la clase trabajadora. Por ello, si hablamos de memoria, es menester no olvidar que solo el pueblo salva al pueblo.