El toque de queda no detiene los cacerolazos contra la dictadura
A lo largo y ancho de nuestro país se vive una insurrección popular que - a pesar de los constantes esfuerzos los medios de difusión por tergiversar su carácter popular - ha puesto contra la pared al Estado ecuatoriano y sus aparatos represivos. Esta insurrección, superando en los hechos a los partidos políticos y agrupaciones de izquierda tradicionales, representa un aire renovador para los sectores populares, marcando un antes y después en las movilizaciones contra el régimen de Moreno, cuyo principal eje articulador son los pueblos y nacionalidades del Ecuador.
Hoy, tras la declaración del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas acerca de la aplicación arbitraria del toque de queda, mismo que no tendría horario de finalización en todo el país, se podría haber esperado que la contundencia de las movilizaciones bajesen y el pueblo reculara. Sin embargo, los hechos han demostrado todo lo contrario: el cacerolazo contra el paquetazo y el mal gobierno ha estallado en calles, plazas, barrios, comunas y parroquias rurales.
Hay diversas zonas en el país con un hervidero popular de asambleas, cortes de calles, barricadas y toma de instituciones públicas, en un ejercicio de poder momentánea y coyuntural de grandes proporciones. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que este momento se expresa como un claro avance de la lucha de clases a favor del bando popular, significando una gran oportunidad para profundizar las tesis del poder popular y la auto defensa a partir del control territorial, independientemente de la “capacidad de conducción” que la izquierda pueda “brindar” a los sectores populares.
Luego de la penosa cadena de Moreno de esta noche, donde nuevamente trata de reducir la insurrección a actos de violencia financiados y dirigidos por el “correísmo-madurismo-narco terrorismo”, queda claro que los efectos de la lucha han sido decisivos y el bloque dominante ha comenzado a evaluar su posición en el conflicto, o a su vez, trata de ganar tiempo para sacar ventaja de la situación desventajosa en que se encuentra bajo la cortina de humo del diálogo.
Ahora el objetivo es profundizar el poder que en estos momentos ejercen los sectores populares hasta derogar el paquetazo, sin ceder ante la palabra de alguien que se caracteriza por sus mentiras estratosféricas.
La tarea que se figura en el largo plazo es reproducir a gran escala la solidaridad y resistencia expresada esta jornada en el parque de El Arbolito, en los gestos de solidaridad, en las cadenas de defensa, en los cacerolazos espontáneos que desafían el toque de queda; avizorando que no hay otro camino más que continuar luchando.