Lasso: la “mano de hierro” neoliberal
Ante la crisis interna que atraviesa la administración de Guillermo Lasso, las alianzas clásicas de la burguesía rancia ecuatoriana, en conjunto con la prensa hegemónica y los sectores más reacios del bloque de poder político-económico, se vuelven a conjugar en su defensa. La entrevista con su amigo personal, Carlos Vera el 13 de octubre, en el Palacio de Gobierno, pretendió ser un lavado de imagen de un presidente que ha prescindido de sus anteriores niveles de aceptación en las últimas semanas. La entrevista se desarrolló como una coreografía ensayada, con reacciones fabricadas que concluyó como era evidente: con la sugerencia del periodista “independiente” a la atención de la ciudadanía en contra de una guerra “ya vencida”. Lo que no quedó claro es guerra contra quién o quiénes ¿Será el pueblo? ¿Correa? ¿El comunismo? ¿Nebot y Egas?
La entrevista de Carlos Vera a Guillermo Lasso, llega como espaldarazo al presidente, en su peor momento político desde asumir el gobierno hace casi 5 meses. La asamblea se mantiene contraria a aprobar la gran mayoría de propuestas legislativas enviadas hasta el momento desde del Ejecutivo. Adicionalmente, los Pandora Papers afectaron la imagen y credibilidad del representante de la banca y primer mandatario. El Gobierno Nacional, por medio de la prensa burguesa, siempre acólita a los grupos económicos de poder, pretende mostrar fuerza ante su debilitamiento interno.
El enfrentamiento con la Asamblea Nacional se profundiza, entre el reforzamiento del desprestigio al Legislativo y las amenazas de muerte cruzada por obstrucción al Ejecutivo -amparado en el art 148 de la Constitución de la República-, la crisis política en la que se profundiza el país podría ser peligrosa. Dentro de la amenaza con la muerte cruzada, Lasso habló de un período de gobierno por decretos de emergencia, que podría consolidar algunos de los objetivos antipopulares de la burguesía y oligarquías parasitarias.
Así mismo en un intento desesperado, Lasso habló de un triunvirato de la conspiración: Correa-Nebot-Iza, personajes en tres orillas ideológicas y políticas completamente distintas. El intento por desviar la atención y la opinión pública acerca de dos elementos fundamentales: el proyecto de ley regresivo de derechos y la evasión de impuestos en paraísos fiscales con los Pandora Papers, se evidencian desesperados. Por un lado vuelve a la muletilla de colocar a Correa en el centro de cualquier operación ficticia, cuando la realidad es que el correísmo en decadencia solo logra posicionarse marginalmente desde afuera. Por otro lado, ataca a sus anteriores aliados socialcristianos, y hace un guiño a los Bucaram. Pero de forma muy preocupante ataca a Leonidas Iza y con él a todos los movimientos sociales.
Claramente el aparataje mediático que el gobierno de Lasso intenta montar, pone en el centro de la atención a la protesta social. En los últimos días se ha evidenciado un blindaje discursivo que disputa la memoria de Octubre de 2019, ejecutando una política denegatoria acerca de lo sucedido en la revuelta popular, posicionando el discurso del enemigo interno y el combate al “terrorismo comunista” en el centro del debate público. Con gran preocupación vimos a Lasso y Vera descontextualizar categorías sociológicas referentes a la violencia creadora y la autodefensa popular, tergiversando su sentido analítico y descriptivo. Causando se agudice aún más la disputa del sentido de la revuelta, generando miedo y preocupación entre la población. Esta política de securitización es un mecanismo de legitimización tanto de la persecución política, como del uso desproporcionado de la fuerza y de la militarización del espacio público.
Recordemos que el Estado es un instrumento de clase, servil a la burguesía, y que la misma democracia burguesa es una herramienta, que funciona solo si conviene a los intereses de la clase dominante. Entendemos las declaraciones de Lasso como una amenaza de reforzar la persecución política a los movimientos sociales en general, y al movimiento comunista en particular. La amenaza del comunismo, discurso reciclado de la Guerra Fría, toma una fuerza peligrosa en el Gobierno del Encuentro. “Le recomiendo a todo el pueblo ecuatoriano (leer el libro El Estallido) para que vean quienes son los enemigos de la democracia, de la libertad, de la paz (…) ¿Qué está diciendo el señor Iza? Que el diálogo no es el camino. -Ese es el pensamiento mariategista (Vera)-. Es el pensamiento comunista, mariateguista que pretende amedrentar al Ecuador, comenzando por la ciudad de Quito y los quiteños”.
A esta ecuación se le suma la revitalización del discurso militarista respecto a la revuelta popular de Octubre de 2019, insinuando un supuesto plan de desestabilización interclasista entre un dirigente indígena, un oligarca porteño y el progresismo en decadencia. Esta estrategia se establece como lógica de la creación del enemigo interno, conforme a la fascistización social, radicalizada también desde Octubre de 2019. El anticomunismo se invoca como primer frente ideológico de criminalización del legítimo derecho a la protesta y la organización popular. Sin duda, el gobierno está consciente de un renovado fortalecimiento del campo popular antineoliberal, el cual se conjuga con la precarización de las condiciones materiales y el momento histórico del despliegue y la profundización del fundamentalismo del libre mercado.
El resentimiento entre Lasso y un medio fiel a su persona -El Universo-, por la revelación de los entramados de los Pandora Papers, no parece ser quiebre alguno en su alianza de clase. El relacionamiento reciente de Lasso con paraísos fiscales y la posible destitución de Sebastián Piñera en Chile, colocan al presidente ecuatoriano frente a un entramado ético moral que revela sus intereses de clase: la acumulación de capital por medio de la evasión, la especulación y el blindaje de los mismos, tras fideicomisos, empresas fantasmas y testaferrismo.
Dentro del discurso de justificación de la evasión fiscal, el presidente Lasso, supuesto mayor contribuyente al fisco, al haber declarado aproximadamente 600 millones USD en impuestos en 15 años, asegura mantener su capital tanto dentro como fuera del país. Así, el banquero justificaba la evasión fiscal, declarando que “cada ecuatoriano, los 17 millones y medio, tiene libertad de hacer con los recursos, producto de un trabajo honesto, lo que ellos quieran”. Guillermo Lasso, banquero y ahora presidente, mencionaba que su capital en el Ecuador se maneja por medio del Fideicomiso GLM. Lasso sigue siendo el mayor accionista del Banco de Guayaquil, a pesar de haber renunciado formalmente a la Presidencia Ejecutiva del banco en 2012, ante su primera candidatura presidencial en las elecciones de 2013. En el exterior, maneja empresas off shore a partir de la consolidación de Banisi S.A. como banco panameño.
El Estado burgués se refuerza y se blinda ante la organización de la clase trabajadora en rechazo a la doctrina del shock neoliberal y la multiplicación de la precarización en el Ecuador. Frente a condiciones cada vez más adversas para la militancia popular y la construcción de mundos mejores posibles, la unidad del pueblo y la clase trabajadora es imprescindible. La contienda ideológica y la solidaridad de clase son los primeros mandatos de la organización popular anticapitalista.