Moreno: “¿Quién ha dicho que quiero que me recuerden?”
El Presidente de la República presentó, este domingo 24 de mayo, el Informe a la Nación, desde la Asamblea Nacional, sin prensa presente. El informe se concentró en la actual emergencia sanitaria y crisis humanitaria que vive el país.
Mientras en todo el territorio nacional entonaban cacerolas en rechazo a las medidas de austeridad, los despidos masivos y los recortes en todos los sectores del Estado, incluyendo salud y educación, Moreno se mostraba autosuficiente ante un pueblo al que se precariza y socava con cada día que pasa de estos los tres años de gobierno.
El mandatario destacó cuatro prioridades, en la cuales se enfoca el trabajo gubernamental: alimentación, salud, empleo y dolarización. Estos cuatro ejes se encuentran decisiva y conscientemente debilitados frente a un gobierno que prefiere asumir sus deudas en materia de pago de deuda externa y la implementación de las reformas impuestas por la misma a atender las necesidades imperantes y urgentes del pueblo.
Destacó que en tan solo tres meses, el Estado y las empresas privadas han despedido a más de 150.000 trabajadorxs, ejemplificando las medidas que se encuentran tomando para proteger el empleo.
Recalcó la “lucha” contra la corrupción que lleva el gobierno en contra de la “estructura criminal que se organizó desde el palacio de gobierno”, de la cual el personalmente formó parte durante 6 años. Pasó a pedir un esfuerzo adicional a lxs servidorxs públicxs, indicando una reducción de la jornada laboral y una disminución del 16% del salario.
Moreno recalcó que este gobierno seguirá “protegiendo a quienes nos protegen” en referencia a asegurar los salarios a la Policía Nacinal y las Fuerzas Armadas y reiterando la independencia de ISSFA e ISSPOL.
La misma semana que el gobierno decretó la importación de frutas y hortalizas, en un intento de dejar sin sustento a lxs campesinxs y beneficiar a los sectores corporativos e importadores ante el anuncio de movilizaciones a nivel nacional que iniciarán el lunes 25, Moreno agradecía de manera cínica al sector campesino por mantener los canales de producción y abastecimiento a las ciudades. El gobierno tuvo que pasar a derogar lo decretado, indicando que únicamente se trataba de semillas importadas, ante un intento de corregir su irresponsable accionar en un país que dispone de las condiciones para implementar la soberanía alimentaria.
El último año de gobierno, así lo señaló Moreno, será el primero del “nuevo Ecuador”. Un Ecuador en el cual los sectores públicos se encuentran estructuralmente debilitados, la asistencia social diezmada y las condiciones laborales ante un escenario de precarización y flexibilización absoluta. Esta es la la nueva “normalidad” a la que ahora instan a volver al pueblo ecuatoriano.
El primer mandatario pretende superar la “peor crisis de la historia del Ecuador” con unos cuantos créditos a PYMES, obviando un Estado que no se encuentra en términos estructurales para hacer frente a esta crisis.
Moreno tiene la seguridad de que será recordado como el peor presidente de la historia reciente del Ecuador, por lo cual preferiría no ser siquiera recordado. Este último año, se prevé la materialización de las reformas al código monetario y financiero y a la ley de empresas públicas, dos condicionalidades adicionales “recomendadas” por las instituciones crediticias multilaterales para el desembolso continuo de la deuda externa.
Finalmente posicionó tres ámbitos que consideramos claves: persecución política, pugna interburguesa por el Estado y profundización del neoliberalismo en el país.
La trama, auspiciada por Estados Unidos, que ha buscado satanizar al correísmo como el elemento desestabilizador, financista e incluso “terrorista” impone una clara advertencia. “Lucharemos contra el crimen y el terrorismo”, contra la “multimillonaria campaña desinformativa”, contra el “odio”, de “manera ejemplar”, configurando un escenario de guerra de baja intensidad no solo contra el correísmo, sino también contra toda oposición en democracia, previo a las elecciones de 2021. El objetivo, asegurar la transición hacia un gobierno títere de los intereses del imperialismo norteamericano.
La pugna interburguesa constante en los últimos meses, misma que fue anunciada el día de ayer sábado 23 de mayo mediante el Decreto Ejecutivo No. 1066, trató de ser aplacada con un discurso débil y torpe, reconociendo la “labor” del vicepresidente Otto Sonnenholzner, secretarios y ministros. No obstante, el canibalismo dentro del Estado ha llegado a niveles inevitables donde el imperialismo yankee ha jugado un rol fundamental. La oligarquía tradicional del país versus los nuevos emisarios de la embajada norteamericana, como cortina de humo ante la ola de muertos, despidos y recortes a nivel nacional.
La profundización del paquetazo que en un inicio fue anunciada por César Litardo, presidente de la Asamblea, se confirmó con las palabras de Moreno. Sacrificios, “ahorros”, palabras que se traducen en despidos, recortes en educación y salud, privatización de empresas públicas, colmaron la intervención presidencial. El exterminio en medio de la emergencia sanitaria por el COVID 19 va porque va.