Moreno usa al correísmo para sobrevivir... momentáneamente
Infiltrados venezolanos, agentes cibernéticos cubanos, Maduro, Correa, el teatro no para con tal de sostener el mito del diálogo y la lucha contra la corrupción que Moreno ha levantado como cortina de humo para legitimar el retorno neoliberal y el paquetazo. Dirigentes de organizaciones sociales y de izquierda se han remontado al discurso anti correísta con el objetivo de sobreponerse a los golpes mediáticos que, desde el gobierno, tratan de reducir las movilizaciones a una turba impulsada por la Revolución Ciudadana, o en una masa de “delincuentes y saqueadores”.
Y no, no se trata de una defensa al “correísmo”, entendemos perfectamente su rol destructivo con las organizaciones sociales, so pretexto de combatir a regímenes corporativos. En incontables ocasiones ya hemos explicado que el descabezamiento del movimiento social se explica tanto por la acción unilateral del Estado “correísta” como por las limitaciones de ciertos liderazgos.
Sin embargo, hoy no estamos para discutir si las dirigencias del FUT o la CONAIE son “proletarias” o no, en este punto esa discusión es estéril e innecesaria, demasiada tinta ha corrido buscando culpables y exigiendo golpes de pecho. Nos interesa poner en la mesa como el centro de gravitación en la opinión pública ronda en torno al fantasma correísta, tratando de aislar la imponente insurrección popular que remece al país entero, con el fin de que Moreno tenga un mínimo de capital político para limar la brutal arremetida contra el pueblo.
No obstante, se le acaban los cartuchos, corre a esconderse donde sus amigos oligarcas guayaquileños, los arrebatos correístas y correístas ya no surten el mismo efecto, la careta “anti corrupción” está en descomposición absoluta. Su “interés” por resguardar la economía nacional, implementando la receta que el FMI le ha dictado al oído, y que hasta ahora ha cumplido al pie de la letra, es simplemente insostenible. Nadie cree en su palabra, así los medios hagan lo que sea.
El pueblo en las calles sabe perfectamente que el paquetazo rima con Moreno, Nebot y Lasso, y que tanto la derogatoria de las medidas como su salida del ejecutivo, son los únicos objetivos que persiguen las movilizaciones.
Moreno necesita del correísmo para sobrevivir y cumplir con la agenda que el FMI le ha encomendado, ni si quiera el decreto 888, carta abierta para la impunidad, es una garantía para su permanencia en el sillón presidencial; difícilmente la cúpula militar y policial estará dispuesta a asumir más sangre de la que en estos momentos corre por sus manos.
Si bien, no sabemos hasta cuando tengamos que seguir soportando su bestialidad, no cabe duda que en estos momentos es un cadáver político. Ni si quiera sus amigos, Nebot y Lasso, que en estos momentos se encuentran a la espera del relevo, contando con el espaldarazo de la embajada norteamericana, carecen de proyecto político y apoyo popular. En definitiva, creemos que este momento puede convertirse en el espacio que reconfigure el espectro político nacional.