Tarifa técnica: Yunda y la austeridad complaciente e inútil
Desde su victoria en las urnas, tan cuestionada como sorpresiva, el flamante alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, Jorge Yunda Machado alías el loro homero sin duda, ha dado de que hablar.
Y es que no solo fue un balde de agua fría para nuestras acomplejadas, blanqueadas, enfermizamente españolizadas y mal aristocratizadas élites, que un indio llegara a la alcaldía, que un cholo les vaya a gobernar; sino que Yunda, se trata de un personaje quien detrás del humor - y un escaso 20% de respaldo de varios sectores populares- oculta, de buena o mala o fe, un proyecto de ciudad que beneficia, precisamente a aquellos que reniegan de él así como de su procedencia.
Bien, desde su campaña para la alcaldía, Yunda ha apostado por el discurso de la no política, por el discurso secular y estéril del apartidismo y la no confrontación. Quiere dejar de lado “las ideologías” para dar paso a la toma de decisiones “técnicas”. Su llamado para conformar su equipo de trabajo, lo hizo a profesionales técnicos “que puedan tomar las mejores decisiones”.
Así mismo, ha sabido conjugar junto con esta agenda, reivindicaciones específicas de grupos particulares que en su lucha secular y pura no alcanzan a dimensionar la magnitud real de las luchas y del mundo que las rodea. Recordemos si no, su pedido a la anterior administración cargado de firmeza y benevolencia de que no se renueve la concesión de la Plaza Belmonte cómo un espacio dedicado a las corridas de toros, ya que él en su administración, no quiere “matar animalitos”, y pensando en transformar este espacio en un centro cultural y de recreación.
Antes de que la interpretación de las líneas anteriores hiera susceptibilidades y egos de activistas y demás, vale precisar que la crítica se orienta más bien al uso político – o quizá deberíamos decir apolítico- de vuestra noble labor en pro del bienestar animal.
Las declaraciones de Yunda, que van entre el humor machista, misógino y de mala calidad, y la seriedad, generan incertidumbre en la población. Quizá habrá algunos que estarán esperando la ordenanza municipal que viabilice la hora borojó (según declaraciones del alcalde, la idea es que los centros de diversión nocturna permanezcan abiertos toda lo noche, con el supuesto fin de fomentar el turismo). O quizá otros, seguirán esperando sentados el traslado del Estadio Olímpico Atahualpa hacía la Mitad del Mundo.
De la misma forma, ha sabido responder con altura -por ponerlo de alguna forma- a circunstancias en las que el humor ya no figuraba cómo alternativa de escape. Por ejemplo, la respuesta a Juan José Illingworth - columnista del pasquín de Nebot que se denomina oficialmente El Comercio- quien acusó a la capital de acaparar recursos nacionales, que bien podrían ser invertidos en otras obras en otros sitios que beneficien al Ecuador entero. O el incidente el día de su posesión, cuando en medio de la movilización de los internos de medicina, que bloqueaban el acceso al Teatro Sucre y protestaban por la reducción de su estipendio, Yunda se comprometió a interceder por ellos -quien sabe cómo o desde dónde, pero lo hizo- para que sus reclamos sean atendidos.
De esta forma, Jorge Yunda ha ido consolidando una imagen entre cercana y amistosa con la ciudadanía sin tomar medidas que en verdad beneficien a esta, pero que de alguna forma lo colocan ante ella cómo un hombre digno.
Dentro de estas medidas, la austeridad parecería haberse consolidado cómo mecanismo para el incremento de la popularidad. Hace poco, Yunda anunció que el municipio no subsidiaría más los planes de telefonía móvil de los concejales, así como también que funcionarios municipales ya no gozarán del transporte y el uso de los vehículos de la institución. Tal situación ahorraría al municipio, un total aproximado de 180.000 USD.
Todo bonito ¿verdad? un alcalde que priva de privilegios a los burócratas y pipones. Bueno la situación no es necesariamente así. De querer impulsar Yunda una transformación profunda en la rancia y pútrida estructura municipal, debería empezar por investigar los sobreprecios, las concesiones, y demás triquiñuelas fétidas de las anteriores administraciones. Así mismo, si quiere venderse como un hombre que no abusa del dinero de los contribuyentes, debería dar cuentas de su gestión cómo asambleísta, debería transparentar todas las acusaciones que pesan sobre el relativas al monopolio en cuanto a la distribución de radio frecuencias, debería finiquitar las concesiones otorgadas que permiten construir en bosques protectores, debería exponer a las mafias que operan detrás del transporte público, pero no, no lo hace y caben serias dudas de que lo haga.
Cómo dato adicional, antes del cierre de la redacción, Yunda anunció que para inicio de junio, propondrá nuevamente un alza en el costo del pasaje, denominada por él como "tarifa técnica". ¿Otro negociado de una administración que se congracia con unos y gobierna par otros?