Venezuela: "Madrugadazo" y guerra de cuarta generación (I)
El pasado 30 de abril, el intento de levantamiento militar y el posterior golpe de Estado contra el gobierno de Nicolás Maduro, provocaron una mayor preocupación por la ya precaria situación en Venezuela, así como un mayor pesimismo respecto a una solución política y pacífica al estancamiento. En otras palabras, el panorama actual señala una disyuntiva: incorporar a la oposición política legítima o profundizar el cambio de régimen.
En pocas horas, el autoproclamado presidente, Juan Guaidó, junto con algunos oficiales del SEBIN (Servicio Venezolano de Inteligencia) y algunas decenas de militares (oficiales de la Guardia Nacional Bolivariana, GNB) declararon una sublevación militar a favor de Guaidó. Al mando directo de la conspiración se encontraban dos coroneles del GNB, Rafael Soto e Illich Sánchez, que ambiciosamente y también en vano intentaron paralizar la cadena de mando, mediante un levantamiento dentro de las Fuerzas Armadas.
Aunque en el momento inicial aparentemente exitoso, con la presencia de Guaidó y Leopoldo Lopéz liberados del arresto domiciliario (con la aprobación del SEBIN y del GNB, o al menos de sus escoltas), los líderes de la oposición no pudieron condicionar el intercambio de lealtad del resto de líderes militares. Este intento de contraataque automático resultó en un apoyo y represión pro-Maduro contra los partidarios de Guaidó y, específicamente, en el inicio de las purgas contra los funcionarios conspiradores del BNG.
El Golpe de Estado
El movimiento de Guaidó y sus partidarios comenzó en la madrugada del 30 de abril, cuando el empresario Alberto Federico Ravell (director de comunicaciones del autoproclamado presidente) anunció que Juan Guaidó, Leopoldo López y los militares se habían apoderado de la Base Aérea La Carlota (un punto conocido por su uso en actividades culturales). Este lugar es importante por ser un lugar de proyección política dentro de la ciudad de Caracas, dando acceso a una amplia avenida, desde la cual se llega directamente al Palacio de Miraflores. La acción fue posible gracias a la deserción de uno de los comandantes del SEBIN, el general Manuel Ricardo Cristóbal Figuera, quien fue precisamente ascendido al cargo por Maduro (y por lógica, con la aprobación de los cubanos). A partir de la participación de Figueira y sus subordinados, el grupo liderado por Guaidó obtendría una base de contacto dentro del aparato de seguridad[1].
Para corroborar este hecho, los golpistas grabaron un video, en el que Guaidó afirmaba haber tomado la base, rodeado de personal militar. En este spot político-publicitario, el autoproclamado pide que los cuarteles principales y los militares promuevan la adhesión a las manifestaciones contra el gobierno de Maduro, así como el pedido de apoyo de la población en las calles. Antes de las siete de la mañana, el alto mando de las Fuerzas Armadas de Venezuela (FANB) publicaba en un comunicado que las tropas permanecían en los cuarteles, sin movimientos anormales[2].
En un espacio temporal de dos horas, entre las 7:30 y las 9:30, se registró un intenso flujo de comunicaciones del gobierno y, en menor medida, de la oposición, la que comenzaba a entrar en silencio, al menos en las redes sociales. En este periodo cabe destacar la advertencia del gobierno venezolano de que los involucrados en la conspiración para derrocar al gobierno sufrirían sanciones legales por sus acciones, y al mismo tiempo, el llamado a la población a mostrar su apoyo en las calles. Desde un enfoque conspirativo, es interesante el hecho de que el llamado haya venido de fuera del país, con el presidente colombiano, Iván Duque Márquez (del Centro Democrático, ahijado político del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, padre del paramilitarismo moderno en el país), declarando públicamente su apoyo al movimiento golpista por medio de su cuenta en Twitter[3].
Mientras tanto, la diplomacia colombiana se encontraba movilizando al Grupo de Lima para una reunión de emergencia, con el objetivo de monitorear el resultado del intento de golpe de Estado y, en el caso de ser necesario, legitimar un posible gobierno de Guaidó. Para tratar de crear división entre las filas, los conspiradores anunciaron que oficiales de alto rango de las FANB habían desertado al lado de los golpistas[4]. Esta calumnia pronto fue negada por una grabación oficial del general Vladimir Padrino López, Ministro de Defensa, Comandante en Jefe de las FANB, quien junto con oficiales generales y un comando paracaidista, todos en uniforme de campaña, proclamaron el lema chavista: "¡Leales siempre, traidores nunca!
Artículo redactado en colaboración con Pedro Guedes.
Referencias:
[2] - https://brasil.elpais.com/brasil/2019/04/30/internacional/1556617864_403655.html
[3] - https://twitter.com/IvanDuque/status/1123195499840978944