Banana Republic cierra el año con la peor crisis múltiple en décadas

crv
Martes 31 de Diciembre de 2024

Este ha sido, por mucho, el peor año de la historia reciente del país. Desde el 2019 la calidad de vida de la clase trabajadora viene en una desmejora significativa. Si bien ya nos habíamos enfrentado al shock del neoliberalismo en los 90s y dosmiles, nunca nos habíamos enfrentado a la violencia extrema del Narcoestado y su doble estructura estatal-paraestatal. Hambre y angustia hemos tenido antes como pueblo, pero esta es la primera vez que por todo el territorio se esparce una guerra contra la clase trabajadora tan franca como en este momento. Cerramos el año con más de 20 denuncias de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales consumadas  por las Fuerzas Armadas desde la declaración del Conflicto Armado Interno, el 9 de enero de este año que termina.

Quizás el único beneficio que se puede extraer de esta situación alarmante, es que ilustra de una forma más evidente la maquinaria de funcionamiento del capitalismo, específicamente del capitalismo extractivo en nuestro caso particular.

La crisis generalizada del capitalismo se vive a nivel mundial, así como la polarización se ha convertido en un fenómeno a toda escala. De la guerra interimperialista entre el Decadente Occidental y el Policéfalo Oriente, hasta el más mediocre correísmo-anticorreísmo. El sistema de acumulación privada aprovecha la(s) crisis para justificar una modificación en la forma de Estado, hacia la construcción del autoritarismo. La transición se hace con una modificación en el ejercicio del poder, que es el mecanismo de Estado de excepción permanente, militarizando los espacios públicos, normalizando el abuso de la fuerza para restituir formas más agresivas de explotación, y maximizando el margen de ganancia para el sector privado.

Extrema violencia. Esta radicalización de los mecanismos de explotación, necesariamente se imponen desde la pedagogía de la crueldad. La zozobra generalizada que ha causado la desaparición forzada de Ismael, Josué, Steven y Saúl a manos de las FF.AA., no ha tenido como respuesta oficial más que cinismo, indolencia y más señas autoritarias. Al bananero presidente no se le ocurrió una mejor demostración de desidia que tatuarse aves FENIX como representación simbólica de sus hijxs. El contexto: la dolosa desaparición de cuatro hijos del pueblo a manos de militares, que ejecutan el plan FENIX.

Al día siguiente, después de que paulatinamente se venía oficializando y legitimando la categorización de esta desaparición como forzosa y se va reconociendo que este caso constituye un crimen de Estado, Jaime Vela quien es Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, daba una declaración desafiante:

Este acontecimiento nos recuerda la importancia de nuestra labor para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los ecuatorianos, especialmente de los más vulnerables. Si bien estos sucesos general rabia y dolor, también nos obligan a redoblar esfuerzos y mantenernos firmes en el cumplimiento de nuestras misiones. Por tal motivo DEMANDO de que este malhadado incidente no lesione la institucionalidad de las Fuerzas Armadas en su misión de preservar la paz y la seguridad de todos los ecuatorianos.

Es evidente que para el Estado, hay vidas que no importan. Esto se ejecuta a través la política de perfilamiento racial (y de clase), que se conjuga con el fenómeno del Narcoestado por excelencia: un ejercicio autoritario y criminal de las FF.AA. contra la población civil, con una profunda penetración del crimen organizado en este mismo aparato represivo. Es decir, los militares imponen violaciones sistemáticas de Derechos Humanos, conjuntamente con el crimen organizado. ¿A cuántos elementos del ejército se les ha comprobado participación en Grupos de Delincuencia Organizada, de generales a tropa? La misma Fiscal General del Estado, la señora Diana Salazar -que quien sabe si vuelva- está involucrada en el tejido del crimen organizado desde hace unos gobiernos atrás. En contenedores de banano propiedad del presidente, se exportan toneladas de toneladas de cocaína.

¿A quién beneficia esto?

Este  mecanismo de ejercicio de poder, terminó con la vida de al menos 6.402 falsos positivos en Colombia, del año 2002 al 2008. La pregunta que a veces se difumina es el contexto de un proceso penal contra los responsables directos, es ¿quién da la orden superior? ¿Quién se beneficia de que la guerra contra el pueblo de agudice? ¿Quién se beneficia de tener una juventud y hasta infancia inmersa simbólica -y en cada vez más casos- materialmente en la narcocultura? ¿Quién se beneficia de la despoblación forzada de territorios? ¿Quién se beneficia del terror?

La burguesía se beneficia, la nacional y la transnacional. No es coincidencia que en este entramado criminal se imponga un acuerdo inconstitucional para hacer de Galápagos una base militar yanqui.

El papel del imperialismo en este escenario es fundamental, y se ha ejecutado desde todos sus frentes. Primero una sostenida política de deuda que le ha permitido al FMI, al BM y al BID imponer políticas públicas de austeridad y privatización, que han impactado directamente en el proceso de precarización paulatina de la clase trabajadora. El ingreso del BFI, la NSA y otras instituciones estadounidenses de seguridad trabajando en oficina propia en la Fiscalía General del Estado. La capacitación y abastecimiento sostenido que la Embajada de EE.UU. amablemente por años. El contubernio estatal-paraestatal para la imposición del capitalismo extractivo para la explotación de recursos naturales BARATOS para las corporaciones transnacionales. Hay una minoría que se está enriqueciendo con nuestra miseria. Son el 1%.

Esta minoría, que tiene a su servicio destacamentos de hombres armados enlistados en ejércitos regulares e irregulares aprovecha la crisis generalizada y múltiple del capitalismo a nivel global, para radicalizar los mecanismos de explotación, opresión y sometimiento de la clase trabajadora.

La respuesta de la clase trabajadora ha sido dejar de creer. Dejar de creer en el Estado, en las fuerzas del orden, en el futuro. La crisis de hegemonía del sentido capitalista estimula a la clase trabajadora, que ha sentido el real desmejoramiento de sus condiciones materiales de vida, para cuestionar el orden de las cosas. Esto implica que esas consciencias son un espacio en disputa, entre una regresión conservadora autoritaria con rasgos fascistas, o una radicalidad clasista anticapitalista. Es decir, una porción importante de la clase trabajadora puede caer en defender los intereses de la burguesía, pensando que son los propios, aún más en un contexto de presión mediática.

Esto quiere decir, que es urgente, una emergencia, pasar de la retórica a la práctica. A todxs quienes nos asqueen las lógicas deshumanizadoras del gran Kapital, tenemos ahora en este contexto gravísimo del Narcoestado, la responsabilidad de construir el entusiasmo suficiente para organizarnos, con urgencia y de una vez por todas. Nos estamos enfrentando a un proceso de imposición de la extrema violencia en el país, donde tanto los aparatos estatales como el crimen organizado, operan en los marcos de la criminalidad, con total impunidad.

Resistir de forma organizada, desde la esperanza de poder rescatarnos de este abismo, de construir el mundo bonito que queremos, debe ser el propósito y compromiso más sobrio que jamás hayamos hecho con un nuevo año. Que este nuevo año nos agarre diciendo-haciendo, diciendo-haciendo, diciendo-haciendo.

 

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