Banana Republic: un elemento más en la arremetida antipopular global

jadkjas
Martes 11 de Junio de 2024

La burguesía transnacional que maneja a Daniel Noboa como el títere de cartón que es, se encuentra atravesando una crisis de hegemonía global sin precedentes. La pugna interimperialista entre Occidente y las potencias emergentes de Oriente, ha generado una suerte de aliciente a las resistencias a nivel global, que ahora mismo toman una posición revolucionaria. La lucha de Liberación Nacional Palestina, no está edificando la estructura de la dignidad de los pueblos del mundo solo de manera figurativa. Todo lo contrario, a lo largo y ancho del planeta, la clase trabajadora no solo toma consciencia de su posición en el modo de producción, sino que se decide a tomar una posición combativa. La lucha del pueblo palestino en contra del fascismo sionista, el colonialismo y -en instancia final- el capitalismo, está mostrando a todos los pueblos, la forma que tomará en un futuro cercano la lucha revolucionaria en cada rincón del planeta.

En este marco de intensificación de la lucha de clases, la reacción del imperialismo occidental, frente a su capitalismo en crisis, decide soltar a su bestia constitutiva: al fascismo. La expresión contemporánea del fascismo es sin lugar a dudas el sionismo del Estado de Israel, mismo que está estrechamente implicado en la contienda por la hegemonía a nivel global. Las fuerzas de Ocupación Israelíes y el Mossad han entrenado, asistido y penetrado todos los territorios del mundo. Su política de venta de armamento “probado en combate” y sus sistemas de espionaje están implementados en todos los Estados, y especialmente en los Estados periféricos, donde uno de los papeles principales de esta institución es precisamente el monitoreo, control y supresión de cualquier iniciativa organizativa revolucionaria. El fascismo sionista hace el trabajo de control de poblaciones en todo el mundo, y es el elemento clave en la guerra por el poder que se avecina en el futuro cercano de todos los pueblos.

En el contexto mundial, en el Ecuador la burguesía nacional y transnacional está implementando una arremetida sin tregua en contra de la clase trabajadora. Por un lado sometida al terror del Narcoestado y sus consecuencias en el mundo de la vida, y por otro lado lidiando con una política económica lacaya. Entre el TLC con China y la concesión de territorios para mineras, el Estado está condenando a la miseria, el hambre y la muerte a lxs trabajadorxs del campo, que en su mayoría están constituidos por pueblos y nacionalidades. El colonialismo sigue siendo el sistema favorito del capitalismo para someter a los pueblos, y definitivamente en ese campo, Israel es maestro por excelencia.

La arremetida contra la clase trabajadora nacional tiene varias dimensiones, además de los atentados macro como el incremento del IVA al 15% y la eliminación de los subsidios a los combustibles. Miles de trabajadorxs del campo están siendo empujadxs a migrar a los centros urbanos, tensionando aún más las condiciones materiales de las ciudades, y poniendo en peligro la soberanía alimentaria del país. Lxs trabajadorxs de la ciudad por su parte enfrentan una informalidad o trabajo no adecuado de cerca del 80%, bloqueos a los contratos colectivos por parte del Ministerio de Finanzas, la promesa de una reforma laboral absolutamente neoliberal y la campaña mediática de desprestigio a la organización sindical.

Este lunes, la OIT volvió a colocar en la lista corta de los países que no respetan la libertad sindical y de los 10 países con las peores condiciones de trabajo a nivel global al Ecuador. Así mismo, el Ecuador ostenta el puesto número 6 de prevalensencia de la esclavitud moderna, según el Índice Global de Esclavitud. Los Ministerios y Empresas Públicas, Municipios y Prefecturas, Hospitales Públicos y Universidades, todas entidades estatales, compiten con la empresa privada y la agroindustria en imponer condiciones precarias de trabajo, y en ejercer persecución a la organización sindical. El caso del Ministerio de Gobierno contra el Sindicato de Choferes Profesionales y Trabajadores del Ministerio de Gobierno es un claro ejemplo. No solo se han negado a cumplir su obligación legal de negociar un contrato colectivo, sino que permanentemente ejecutan acciones de persecución graves en contra de dirigentes sindicales, incluyendo el despido ineficaz en contra de Juan Rodríguez, Presidente de la Confederación de Trabajadores Solidaridad Ecuatoriana -CTSE-. La arremetida neoliberal se agudizará cada vez más, con una saña muy especial en contra de la clase trabajadora. Urge organizarse.  

La debacle humanitaria que atraviesan la mayoría de cárceles en el Ecuador -de las cuales 12 se encuentran militarizadas de forma permanente-, profundiza la violación sistemática de Derechos Humanos bajo la República Bananera, además de la latente fascistización social. A finales de mayo, más de 12.000 personas quedaron en una situación de hambruna masiva, frente a la cancelación del programa de alimentación a Personas Privadas de Libertad -PPL-. Se han denunciado al menos dos casos de muerte de PPL por inanición en las últimas semanas, panorama que se agrava con denuncias generalizadas de torturas por parte de las FF.AA. En este contexto, los medios corporativos han impuesto un imaginario social de profundo odio y misantropia hacia las clases populares -incluyendo a los sectores más vulnerables- en que masas alienadas festejan y alientan la tortura y la deshumanización.

En el contexto de la eliminación a los subsidios, la pantomima impuesta por Noboa de un supuesto “diálogo” con la sociedad, focaliza su discurso para ganarse a transportistas, taxistas e industriales, dividiendo una vez más la posibilidad de una alianza frente a un posible estallido social, como en Octubre 2019 con Moreno y Junio 2022 con el Gobierno del Encuentro.

Es evidente que tanto el incremento del IVA como la eliminación de los subsidios son condiciones crediticias multilaterales que en el caso del Ecuador existen desde 2019, Noboa siente la confianza militarista de volver a proponer estos mecanismos de muerte y limpieza social. En este sentido, la clase empresarial sueña con provocar un nuevo estallido social, para descargar todo su odio hacia el pueblo organizado y precarizado y gobernar con fusil en mano. Esto incluye la opción de recibir apoyo militar de EE.UU., abriendo la posibilidad de que se comporten como es su costumbre, con extrema violencia y total impunidad.

Un perfecto ejemplo de que los afamados préstamos jamás llegan a las arcas del Estado ecuatoriano, lo confirman los primeros USD 1.000 millones desembolsados por el FMI el pasado 4 de junio: el 85% de estos USD 1.000 millones se utilizó para el pago de intereses y deudas de un crédito existente con el Banco de Desarrollo de América Latina -CAF, y un 75% del total se destinará para pagar a deudas previas con FMI, Banco Mundial y asociados.

En la cortina de humo que es tanto la imagen de Daniel Noboa, como la farsa democrática liberal. Este neohacendado nos ve la cara a todxs, creando una realidad simulada en la que posiciona a personalidades sin experiencia en carteras del Estado, para generar el habitual chisme farandulero alrededor de los círculos de poder. El espectáculo es el opio del pueblo. La política institucional es una lamentable tragicomedia bajo la cual la clase empresarial domina, confunde y distrae, mientras privatiza, sobreendeuda y desfalca a su gusto. Evidentemente con el usual apoyo del imperialismo y del brazo represivo. Mientras literalmente explotan las concesiones mineras y el plan de privatización de las hidroeléctricas. El actuar rastrero y arrodillista de la burguesía local -legitimando estos proyectos de exterminio natural y humano- demuestra una vez más el carácter lamebotas del empresariado ecuatoriano.

Ante tal magnitud del despojo, el propio Ministro de Economía y Finanzas de la República Bananera, Juan Carlos Vega, declaraba que el proyecto minero más grande del Ecuador, el Proyecto Mirador -estimado en USD 4.200 millones- dejará al Estado una suma ridículamente minúscula de USD 54 millones anuales en ingresos. Este es un ejemplo perfecto de una serie de eventos que conjugan la hipoteca del país entero, sometiéndolo al más rapaz de los imperialismos extractivistas.

La clase empresarial solo existe para explotar y alimentarse de la sangre y dolor de la clase trabajadora. En contra del parasitismo burgués solo existe una salida: la organización de la clase trabajadora y la construcción del poder popular plurinacional anticapitalista. Organizarse en cada espacio de trabajo, en cada barrio y centro de estudio. Organizarse para continuar la vida, hasta la dignidad.            

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