CONAIE-UNASUR: racismo, victimización y complicidad

JAIME VARGAS CONAIE

La firma del decreto 445 por parte del presidente Moreno, mediante el que se crea la Secretaría del Sistema Intercultural Bilingüe, tiene algunas inconsistencias que presentan la medida como una estrategia populista. Deja una sensación de un gobierno, que al ver su constante caída de popularidad y a puertas de empezar una serie de medidas de ajuste estructural para ganar la confianza de los inversores extranjeros, usa a los sujetos históricos que antes fueron actores claves en la lucha popular para ganar tiempo y dejar la “mesa servida” al siguiente gobierno.

Así, sindicatos, partidos de izquierda, ambientalistas y académicos guardan un silencio de panteón frente al neoliberalismo descarado con el que el gobierno quiere reactivar la economía, “asegurando” que estructuras organizativas como la CONAIE, producto de su lucha histórica, han llegado a tal punto de madurez política que pueden negociar espacios de poder real frente al gobierno, sin dejar de representar al pueblo. 

Este ejercicio de política real, de pactos y componendas, en realidad no es un indicador de madurez política, sino un síntoma, una práctica política, de cómo las élites han manejado el país, y que ahora son replicadas en forma y fondo por dirigencias indígenas que no están escuchado la voz de las bases.

Es cierto que la CONAIE es y será una potencia organizativa, pero no es menos cierto, que sus dirigentes utilizan – consciente o inconscientemente – a la organización para cumplir con la agenda política de terceros, siendo parte de una intrincada red de intereses que articulan medios de comunicación, intelectuales, organizaciones y empresarios para re corporativizar el Estado.  

Racismo y victimización

La estrategia que asume el gobierno nacional al funcionalizar a la CONAIE tiene un sentido táctico, el que queda develado cuando la dirigencia blinda sus decisiones bajo el escudo de que cualquier crítica es producto del racismo y la discriminación. Eso es justamente la dictadura de lo postmoderno, donde se pretende “bloquear racialmente” cualquier crítica que cuestione sus desaciertos. Fue así como Apawki Castro, dirigente de la CONAIE, de manera no argumentada pretendió eludir la crítica de sectores de izquierda calificándola de racista.

La victimización de la dirigencia de la CONAIE, aprovechando que la misma sociedad ecuatoriana es racista, sitúa el debate en quienes podrían ser los nuevos huéspedes del edificio de la UNASUR, y no, en la importancia que reviste para todo el Ecuador la construcción de un paradigma formativo que nazca desde la potencia de los pueblos y nacionalidades, siendo una alternativa necesaria a los procesos euro centristas en todos los niveles de educación.

No obstante, tampoco dejamos de reconocer el estallido racista en redes sociales tras los comentarios de Rafael Correa y Guillaume Long, entre otros, mismos que evidenciaron una vez más el carácter etnocéntrico que caracterizó a la Revolución Ciudadana en su trato con los pueblos y nacionalidades del Ecuador, hecho que por nada justifica la instrumentalización de la CONAIE por el gobierno de Moreno, ni el rol de su dirigencia en este proceso.

Una secretaría que no es secretaría

Alejandro Lema Gualli en el portal Riksinakuy sostiene una opinión que la compartimos plenamente: Después de la firma del Decreto Ejecutivo 445 surgen más dudas que certezas, se espera que los responsables del diálogo y la firma del Decreto aclaren o expliquen a los pueblos y nacionalidades sobre el verdadero alcance de los acuerdos del diálogo con el gobierno nacional. Tomando en cuenta que en el sector público no se puede hacer nada que no esté escrito”

El decreto ejecutivo, a nuestro entender, es finalmente un saludo a la bandera, un acto protocolario que sella un acuerdo político que trata de ser matizado en todos sus componentes por el presidente de la CONAIE, y que al mismo tiempo devela la fractura que existe entre la organización nacional y sus filiales regionales, lo que encuentra pleno sustento cuando vemos la postura de Pérez Guartambel quien calificó al acuerdo como un engaño.

En lo concreto, la Secretaría no es una Secretaría adjunta a la presidencia, como en nuestro editorial pasado lo colocamos, sino y peor aún, es una secretaría dependiente del mismo Ministerio de Educación, con el mismo presupuesto que estaba contemplado para la Subsecretaría de Educación Intercultural Bilingüe y el Instituto de Idiomas, Ciencias y Saberes Ancestrales. El cambio se da en quien figurará como Secretario, quien tendrá el rango de Viceministro y podrá coordinar un grupo de asesores de distintos ministerios.

La complicidad que destruye

Ahora, para afirmar que las dirigencias están desconectadas de las bases, debe existir un nivel de análisis concreto, con datos duros incluso, que nos permita sostener esta postura, escapando al subjetivismo sentimental con el que las dirigencias derechizadas se defienden.

Y es que cuando existe una consolidación de latifundio agro exportador y una política estatal dedicada al fortalecimiento del sector del monocultivo, lo que implica concentración de tierra y agua, o cuando se establecen nuevos tipos de contratación, especialmente en el campo, como en las florícolas, y se vulneran los derechos de los trabajadores y trabajadoras de pueblos y nacionalidades, y la organización calla, queda la sana sospecha que están articulados a otros intereses, ajenos a los que dicen representar.

Por eso, esta complicidad con el gobierno, aunque sea negada en sus dimensiones, es la tumba de la forma actual de la CONAIE. La agenda programática basada en Tierra, Cultura y Libertad, quedó relegada al negocio de las cúpulas sin nada real para la base.

 

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