Contra la lógica hacendataria-colonial

acab
Lunes 6 de Septiembre de 2021

El fin de semana pasado, Quito volvió a presenciar una imagen que bien define al gobierno actual del neoliberal Guillermo Lasso. La pequeño burguesía arribista blanqueada, celebraba la llegada de lxs VIPs del capitalismo mediático para la celebración de la decadencia. El joven empresario, hijo del vicepresidente del gobierno de la banca, se casaba con una supermodelo de Victoria`s Secret -marca que representa los estándares patriarcales de belleza y la cosificación de los cuerpos femeninos-. En definitiva, una auto escenificación de las élites oligárquicas en torno a su propia opulencia, en el centro de la precariedad material.

El modelo neoliberal celebra la unión entre la empresa privada y la industria del entretenimiento, estructurando los modelos de clase a seguir y despreciar. El empresariado por una parte, elogiado como creador de la riqueza material, y el pueblo, la chusma, las clases populares por la otra: excluido, marginado, precarizado, invisibilizado y explotado. Al capitalismo no le gusta ver pobreza, así que la “desaparece”, tapiñándola, maquillándola, ocultando un “error” estructural en el sistema. La limpieza social se confabula con la legitimización capitalista, para crear las condiciones que propicien una imagen de prosperidad y opulencia: mientras el pueblo sobrevive precariamente, las élites despilfarran la plusvalía –apropiación del trabajo-, por medio de la explotación.

Así, el neoliberalismo evidencia dos caras de la realidad ecuatoriana, que permiten vislumbrar la verdadera naturaleza de la decadencia clasista neoliberal en toda su magnitud. La boda de la que fue testigo Quito, -paralizando el Centro Histórico- ejemplifica perfectamente la decadencia de la democracia burguesa, sostenida por élites aristocráticas blanqueadas que se apropiaron del espacio público para replicar una imagen de poder simbólico. Sin embargo, la precariedad no se maquilla con bodas decadentes: el Ecuador vuelve a exportar de forma masiva mano de obra barata hacia el Norte, mientras en territorio se extreman las condiciones materiales del pueblo.

El capitalismo es un sistema que se sostiene en función al engranaje con otros sistemas de cosificación-explotación-opresión. Está por supuesto engranado al patriarcado y las jerarquías sexuales, y está engranado también al sistema colonial, las jerarquías raciales y la división internacional del trabajo. La colonialidad se basa en las jerarquías raciales, rigiendo todos los aspectos de la vida social y cotidiana. A esto llamamos lógica hacendataria-colonial.

Las identidades sociales que se desprenden de la lógica hacendataria-colonial, se evidencian en la reacción cortesana servil de gran parte de la población, que ha llegado a agradecer la limpieza social promovida desde el seno del nuevo Gobierno Nacional. La lógica hacendataria-colonial, además de construir estas subjetividades que generan identidades a partir de la clase, género y raza-etnia, son el componente ideológico del capitalismo-patriarcal-colonial-especista.

Cuando decíamos que Lasso y su gobierno querían volver al Ecuador su gran hacienda, no solo nos referíamos al aspecto económico en clave primario-exportador; sino a las relaciones sociales, en donde el poder político, el poder de gestión –asignación presupuestaria y política pública-, y en última instancia el poder soberano, vuelven a monopolizarse por la burguesía y oligarquía blanqueadas, terratenientes y patronas. La lógica hacendataria-colonial es cada vez más evidente: el Ecuador le pertenece a la banca, la industria y el gran capital.

Posiblemente, esto es a lo que se refiere el presidente Lasso cuando enuncia su mantra electoral de “más Ecuador en el mundo y más mundo en Ecuador”. Se perpetua el modelo de explotación primario basado en la exportación de recursos, combinados con el modelo extractivista, el cual profundiza la dependencia del Norte. Simultáneamente, la alabada inversión extranjera es atraída por una flexibilización legal, laboral y comercial frente a los intereses de mercado globales.

La imagen pulcra, “limpia”, con un control absoluto sobre lo popular que se recreaba de Quito para afuera, replica la exclusión como característica fundamental de un sistema que se reproduce mediante la explotación desenfrenada e ilimitada a las clases populares. La carta de presentación del gobierno de la banca –a la interna-, se caracteriza en cambio, por la profundización de las condiciones de explotación, además de la imposición de los intereses de clase burgueses. En este sentido, precarización y decadencia completan el imaginario neoliberal en el cual las élites se sirven de lo público como si fuese suyo, y el gobierno es visto como trofeo.

Quizás la solicitud explícita de “retirar personas indigentes de los pórticos y sitios aledaños” sea una de las mejores gráficas de los mecanismos de exclusión del Estado, como ejecutor de las perversidades del capitalismo. Las vidas desnudas, las vidas que no importan, siempre están atravesadas por sus condiciones materiales, y estas se enmarcan en la clase, la raza-etnia, el género, la cordura, el capacitismo, la adultez y  la especie. Lo que vimos el pasado sábado, no solo fue una boda, fue también un espectáculo perverso de la lógica hacendataria-colonial.

Nos enfrentamos no solo a una recesión económica característica de la restauración neoliberal, sino también a una refascistización social. La lógica hacendataria-colonial no solo es un elemento residuoso, sino que también conforma la estructura social del país y del mundo. El desprecio, la marginalización y la criminalización de la pobreza se convierten en sentido común de lxs cortesanxs serviles, más cercanxs al suelo, que al cielo de la clase dominante, y refuerza la lógica capitalista-patriarcal-colonial-especista.

La dimensión simbólica que genera esa gran diferenciación entre la gente VIP y el pueblo, es la representación de la lógica de dominación. Así como la naturalización de esta diferenciación, la aceptación de la superioridad de “lxs otrxs”: blanqueadxs, pudientes, prístinxs; frente a nosotrxs: longxs, pobres y fexs, evidencia la internalización de la inferioridad, legitimando los mecanismos de exclusión y dominación. La lógica hacendataria-colonial también se convierte en una de las perversiones del capitalismo, que se profundiza y radicaliza en este momento histórico: el neoliberalismo.

Quito sirvió nuevamente de escenario y escenificación del clasismo rancio de las élites aristocráticas burguesas, aupadas por la oligarquía como gobierno. Aparentemente el pueblo debe estar agradeciendo de rodillas a empresarixs, terratenientes y al gobierno por las migajas recibidas, y celebrar el cuidado de los aparatos represivos del Estado a las celebraciones de las élites. Mientras acepta la represión a las celebraciones populares, porque una vez más, la colonización del mercado sobre la vida, privatiza hasta el derecho a la alegría.

Un frente popular antineoliberal tiene la tarea de comprender la totalidad de los mecanismos de exclusión del capitalismo perverso. Frente al momento histórico actual, resulta fundamental comprender que parte de la lucha anticapitalista es la destrucción de la lógica hacendataria-colonial. Solo así, el Ecuador dejará de ser una gran hacienda al servicio de estas élites parasitarias.

 
Categoria