Cuba: imperialismo, bloqueo y resistencia
Cuba, primer territorio libre de América, resiste a un desenfrenado y perpetuo asedio por parte de los Estados Unidos desde más de 59 años. Después de relajarse la relación con la administración Obama y reabrir brevemente las representaciones diplomáticas, Trump volvió a acrecentar el bloqueo, por medio de la firma de más de 243 medidas. Ahora, con Joe Biden al frente de la maquinaria imperialista yanqui, el bloqueo continúa y se profundiza.
El bloqueo en contra de Cuba fue instaurado el 7 de febrero de 1962, por John F. Kennedy. Representa el bloqueo más longevo de la historia, con una estimación de más de 130 mil millones USD en pérdida para el pueblo cubano.
En la actualidad, el imperialismo yanqui atraviesa por una vigorosa rearticulación estratégica, misma que se estructuró en un principio para contrarrestar el ciclo progresista en la región. En el plano electoral, la OEA mantiene su injerencia en casi la totalidad de procesos electorales en el continente, condenando a Venezuela y reconociendo al autoproclamado Guaidó, o coadyuvando al desconocimiento de las elecciones en Bolivia en 2019, acción que desembocó en el golpe de Estado, presidido por Áñez. Desconoce la democracia cubana y hasta el momento no ha presionado para que el ONPE declare a Castillo como legítimo presidente electo del Perú, a más de un mes de la segunda vuelta electora.
En el plano securitista - militar, EE.UU. exporta libre de impuestos, material bélico a Colombia, el cual después es utilizado para masacrar al pueblo en las calles y en ejecuciones extrajudiciales. El mismo patrón se denotó en los más de 14 meses del estallido chileno, ambos países con sus FF.AA altamente instruidas en las tácticas de la Escuela de las Américas, o el “Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad”, como se denomina actualmente. En esta lógica, el magnicidio en contra del presidente haitiano Jovenel Moise, bien podría representar otra medida de pulso hacia la tolerancia internacional frente al injerencismo yanqui.
¿Qué ha dicho la comunidad internacional frente a la dictadura en Bolivia, el terrorismo de Estado en Colombia, el magnicidio por mercenarios en Haití, las elecciones del Perú y el bloqueo a Cuba? No mucho.
Como otro brazo del imperialismo, las ONGs representan el poder blando. Por medio de la USAID, entre 2019 y 2020 se transfirieron 21,6 millones USD a “organizaciones de la sociedad civil” en Cuba para la “promoción de los derechos humanos”. También transfirió más de 1.15 mil millones USD a Colombia, país en la región en el cual mantiene su mayor presencia. En ningún país de América, el imperialismo yanqui cuenta con tal injerencia como en el territorio colombiano. En el 2020, solo la National Endowment for Democracy invirtió más de 5 millones de dólares en el desarrollo de editoriales “independientes”, productoras culturales y organizaciones de periodismo y libertad de expresión en Cuba. El presupuesto de la USAID para Ecuador en el 2019, fue de 80 millones USD.
En la misma línea servilista, los medios burgueses sostienen una arremetida anticomunista en contra de Cuba, creando una imagen que posiciona al gobierno como el origen de todo mal en contra del pueblo cubano. Así, el único país del continente que estuvo a la altura de enfrentar una pandemia, es acusado de ineficiente y deficitario en materia de salud pública. Los medios burgueses invisibilizan al bloqueo comercial y financiero, que es la causa del desabastecimiento, así como ocultan su origen: el imperialismo yanqui. Así, la maquinaria ideológica anticomunista se multiplica en los medios, en absoluta contradicción con la tesis que posicionan simultáneamente: “todas las revueltas del continente tan financiadas por el castro-chavismo”, siendo Cuba una nación que no tiene acceso a los sistemas financieros internacionales.
Nos encontramos frente a un refortalecimiento de la campaña anticomunista que EE.UU. ha librado por décadas contra los pueblos de América Latina, en una suerte de nuevo Plan Cóndor. La historia indica que los imperios abiertamente en decadencia son capaces de todo. Dentro de la hipocresía con la que EE.UU. “defiende” la libertad en el mundo, en el caso de Cuba, se presenta como problema y solución a la vez: aparenta preocupación por la situación de un pueblo, al que ha bloqueado desde hace 59 años.
A nivel global y a causa de las múltiples crisis sistémicas capitalistas, el mundo se encuentra frente a una clara tendencia de fascistización social y política. El capitalismo se reinventa mediante el fascismo, o en otras palabras: el fascismo es el capitalismo en crisis. Para el continente americano, este proceso se materializa por medio de la revitalización de la maquinaria ideológica, política y militar de un imperio tambaleante, en conjunto con las élites oligárquicas radicalizadas por los progresismos. El despliegue renovado de la campaña anticomunista es tan solo la punta de la lanza de esta fascistización.
Después de que el gobierno de Donald Trump, recrudeciera la política de persecución financiera contra Cuba con más de 243 medidas para endurecer el bloqueo, la situación se ha tornado crítica en la isla. A causa de la política de persecución energética, este es uno de los sectores que se ha visto más impactado por las medidas restrictivas, causando varios apagones en las últimas semanas a lo largo de toda la isla. La mayoría de energía eléctrica de la que se alimenta el país caribeño, se genera a partir de la quema de combustible, mecanismo que también se ve afectado por el bloqueo marítimo que sostienen los EE.UU, contra Venezuela, otro país blanco del terrorismo financiero yanqui. Este desabastecimiento de energía eléctrica interfiere en la posibilidad de desarrollar los procesos productivos, y definitivamente ahondan la crisis económica por la que atraviesa Cuba.
El objetivo de este recrudecimiento en las políticas criminales de bloqueo, es el de llevar al límite la economía cubana, y desencadenar una serie de estallido sociales, que desacrediten la capacidad del gobierno para sostener y proveer a su pueblo. Todo con el evidente objetivo de legitimar un posible llamado internacional a la intervención “humanitaria” en Cuba, que se acompaña siempre, con injerencia política y militar en territorios libres y dignos, como es el territorio cubano.
Con una guerra financiera reforzada en su contra, Cuba atraviesa una de las crisis más graves de su historia. Un nuevo periodo especial podría estarse gestando, a causa del terrorismo financiero impuesto por el imperialismo yanqui. Las restricciones propician que las principales fuentes de ingresos de Cuba cayeran en picada, como el turismo, el turismo médico y las remesas. Provocando serios desabastecimientos en el país, sobre todo de medicamentos, insumos médicos y alimentos básicos, en medio del peor momento de la pandemia para Cuba. ¿Quién sanciona a Estado Unidos por trato criminal contra el pueblo cubano?
El bloqueo que sostiene Estado Unidos contra Cuba, se traduce en una persecución financiera: el bloqueo imposibilita a Cuba a acceder a fondos de divisas y mercados internacionales, sanciona y bloquea el comercio entre Cuba y el resto del mundo, y atenta contra la posibilidad de una integración económica de Cuba al sistema financiero global. La perversidad del bloqueo toma formas cada vez más pérfida.
Este domingo, frente a las movilizaciones suscitadas, Miguel Díaz-Canel, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente, da una lectura clara e ideológica a la situación política, económica y social que atraviesa la isla: “Sin dejarnos confundir: los que están alentando a que hayan manifestaciones en Cuba, no quieren para Cuba un bien de salud. Recuerden que sus principios, su modelo es el modelo neoliberal, es la privatización de los servicios de salud, es la privatización de los servicios médicos, es la privatización de la educación. Es que cada cual se salve como pueda… Nosotros no vamos a entregar la soberanía, la independencia del pueblo, ni la libertad de esta Nación”.
La lectura política es evidente, al reforzar los bloqueos y aupar a una gran crisis en Cuba, la intención del imperialismo necesariamente se enmarca dentro de la renovada campaña anticomunista y ultraconservadora que ha retomado en América Latina. Siendo Cuba el primer territorio soberano e independiente en la región, al ser atacado, también se arremete contra la moral revolucionaria de todos los pueblos del mundo. Lo que no llegan a comprender los poderes facticos del imperialismo, es que Cuba Revolucionara ha demostrado el valor de la dignidad, la resistencia y la lucha por mundos mejores posibles. Cuba no está sola.