El FMI vuelve a la mitad del mundo
No es coincidencia que las primeras planas de los medios de comunicación hegemónicos estén invadidas por la campaña electoral , con sus miles de candidatxs, muchxs de ellxs desconocidos en la política ecuatoriana, que buscan desesperadamente la elección; o por la famosa y ya conocida “ayuda humanitaria” estadounidense a Venezuela. Mientras el sigiloso monstruo del Fondo Monetario Internacional (FMI) continua deambulando por América Latina, cada vez más cerca de la mitad del mundo, y cada vez más cerca de llegar a Carondelet.
En principio, según el vocero oficial del FMI Gerry Rice, los acercamientos entre el gobierno y la entidad financiera transcurren por una senda positiva, mediante diálogos bilaterales y la negociación de un préstamo de 8.000 millones de dólares. El FMI, por su parte, se perfila a si mismo como un “socio estratégico”, con la firme intención de que el posible acuerdo “proteja a los pobres y más vulnerables” y fomente el empleo en el país, pero sobre todo, con la vieja excusa de ponerle un freno a la corrupción institucional y generar transparencia en el campo de la política ecuatoriana.
El Ministro de Economía y Finanzas Richard Martínez, quien encabeza los diálogos con la entidad situada en Washington, se abandera bajo la premisa de buscar una solución solida ante la “devastada” economía ecuatoriana que dejó la Revolución Ciudadana. Sin embargo, las condiciones del presunto acuerdo a firmarse, siguen siendo una incógnita, como era de esperarse. La fama del FMI, reconocida mundialmente por sus medidas antipopulares, privatizaciones, recortes drásticos en la inversión social y la injerencia en la política, parece haber sido enterrada en el cementerio de la memoria. Argentina, sumida en la inflación y los recortes sociales, consta como un ejemplo de la injerencia nefasta del FMI, siendo solo uno de tantos ejemplos de los efectos que tiene el discurso del celebre “socio estratégico” norteamericano.
La posible llegada del FMI al Ecuador, tan deseada por el gobierno de Moreno, responde a las propias medidas tomadas por el mismo mandatario y su gabinete. La privatización disfrazada de concesión de la CNT y el recorte de la inversión en educación a nivel nacional, son solo los primeros pasos de lo que le espera al país. La vuelta abrupta de los “paquetazos”, como el incremento del precio de la gasolina, son movimientos que continuarán gestionándose, más aún si el FMI llega a Carondelet.
El neoliberalismo, que ya encontró y posicionó en el actual gobierno a sus mejores marionetas, también está próximo a llegar, calladito, sin hacer mucho ruido, pero con las mismas recetas de siempre: Impulsar la frágil economía de las periferias, diseñar sus economías y sobre todo, interferir en la soberanía nacional y dejar de lado la voluntad popular, privilegiando a las élites del país, mientras los derechos y las voces de las clases populares quedan en segundo, o por qué no, en tercer plano.
El pasado 13 de febrero, pese a que los medios tradicionales lo ignoraron, las calles de las principales ciudades del país fueron el escenario del rechazo hacia las medidas neoliberales del gobierno de Moreno. Ahora, en las mismas calles, el grito no solo tiene que llegar a Carondelet, sino también a Washington, recordándole al monstruo que históricamente deambulo con éxito por Chile, Argentina, México y toda América latina, que en Ecuador no queremos regresar a la época que tanto daño hizo a los que somos más, y tanto le dio a los que son menos.