Israel en decadencia, Palestina es el futuro

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Lunes 23 de Septiembre de 2024

A casi un año del inicio del genocidio frontal en contra del pueblo palestino en Gaza, el tablero que enmarca esta limpieza étnica del imperialismo occidental, parece torcerse cada vez más en su contra. Los últimos ataques a nivel regional perpetrados por el Estado de Israel, en el que se incluyen el bombardeo simultáneo de cuatro países: Palestina, Siria, Líbano e Irak; además de la ampliación del exterminio a Cisjordania, demuestran implícitamente el sionismo en su decadencia. El desgaste militar y logístico de Israel se ha evidenciado desde hace meses, también un  deterioro económico progresivo, así como existe cada vez menos apoyo político internacional para  sus crímenes. La resistencia sostenida del pueblo palestino desgasta de forma continua al colonialismo israelí, y a múltiples niveles.  

La humanidad no comprende aún el significado del actual genocidio en Palestina: los métodos de ocupación, intimidación y asedio constantes, como presume el sionismo, son “probados con objetivos vivos” y constituyen su principal producto de exportación, después de los diamantes, aunque Israel no tenga una sola mina de este mineral. La indoblegable resistencia palestina demuestra -al estilo de Vietnam- que la determinación de un pueblo por su tierra termina siendo un factor determinante que supera con creces cualquier proyecto decadente de ocupación imperialista. Desde una lectura dialéctico-materialista, el devenir del actual momento histórico se encuentra determinado por el genocidio al pueblo palestino y su inevitable lucha por la autodeterminación. Al igual que los yanquis cayeron en Saigón, caerán también más temprano que tarde los sionistas en Palestina. No cabe la más mínima duda de ello.

El genocidio, además de ser extremadamente cruento con lxs niñxs -más del 40% de muertes a manos del sionismo- ataca al tejido social en su conjunto, eliminando de forma selectiva a periodistas, personal médico, intelectuales, profesorxs, lideresas y líderes políticos y sociales. Reconociendo que el exterminio depende profundamente del relato y la propaganda, las fuerzas de ocupación del sionismo irrumpieron en las oficinas de Al Jazeera en Ramallah, el 21 de septiembre, clausurando el medio masivo con mayor cobertura en vivo del genocidio, por al menos 45 días. De acuerdo a Euromed-Monitor, del 7 de octubre de 2023 al 31 de agosto de 2024, han sido ejecutadxs más de 172 periodistas en Gaza, el número más alto de muertes de periodistas en cualquier conflicto armado en la historia. Además, la agencia alerta sobre la identificación de al menos 120 nuevas focas comunes en Gaza, que hasta la actualidad permanecen indocumentadas.

La desesperación ante la superioridad táctica en una guerra desigual de la resistencia palestina sobre las IOFs desde el 7 de octubre es evidente. Israel está ofreciendo una residencia indefinida a migrantes africanxs a cambio de ser partícipes del genocidio en Gaza y Cisjordania, además del intento desesperado de provocar una guerra regional, comenzando con el Líbano. Israel espera arrastrar también a Irak, Siria y al Yemen a lo que sería su “guerra perfecta”, como última instancia de provocar un apoyo definitivo de las fuerzas imperialistas, ante un desgaste militar, moral y político. Al enmarcarse también en el inevitable hundimiento de Occidente, la lucha por la liberación de Palestina que practica la resistencia de su pueblo, contiene todos los elementos del “nuevo mundo por nacer” en palabras de Gramsci. Palestina se encuentra luchando en su claroscuro, una lucha que está vez parece ser definitiva.

En su infinita perversidad y con un claro objetivo geopolítico, Israel eleva el nivel de conflicto. Los actos de terrorismo perpetrados por el Estado de Israel el pasado 17 y 18 de septiembre contra el Líbano y Damasco-Siria, con la explosión de dispositivos electrónicos de todo tipo, ha llevado a la Guerra a otro nivel. Esta operación del Mossad fue preparada desde hace más de 15 años -según fuentes de inteligencia yanquis-, demostrando que el llamamiento a nueva una guerra regional, sino total, estuvo siempre sobre la mesa del Imperialismo Occidental. Más de 5.000 dispositivos electrónicos, entre Beepers, Walkie-Takies, celulares, laptops y generadores solares explotaron simultáneamente entre ambos días, provocando la muerte de al menos 39 personas, además de dejar más de 3.400 heridxs. El terror que vivieron miles de personas definitivamente implica el cometimiento de uno o varios delitos internacionales, constituyendo crímenes de lesa humanidad y de guerra ejecutados por el Estado de Israel. Más crímenes de guerra ejecutados por Israel.

Este escalamiento no es el único. El Consejo Americano de Información sobre la Paz APIC Y Green Audit del Reino Unido han iniciado una investigación sobre el posible uso de bombas nucleares pequeñas en Gaza y el sur del Líbano, así como la investigación de la bomba más grande no nuclear en el Líbano esta semana.  

La humanidad entra en una nueva fase de la guerra. Para el gran Capital, no hay crimen más grave que la voluntad colectiva de los pueblos por transformar su realidad. Sobre todo porque es su verdadera única amenaza. La increíble dignidad y fuerza del pueblo palestino para levantarse contra sus colonos y opresores está cambiando la historia de todos los pueblos. Al ser el Estado de Israel un proyecto colonial del poder occidental, necesariamente uno de los enemigos principales de la resistencia palestina es el imperialismo, y en este sentido recibe la solidaridad franca de otros pueblos, que también tienen como enemigo al imperialismo y su testaferro sionista. Hezbollah en el Líbano, una estructura que incluye tanto una milicia como un partido, las fuerzas Huthies en Yemen y la resistencia iraquí, intensifican sus actos de retaliación y apoyo a la liberación de Palestina ocupada. Tras las agresiones sionistas, Hezbollah respondió con ráfagas de misiles en contra de todo el norte de Israel, incluyendo el puerto principal de la ocupación, Haifa. Tan solo el 14 de septiembre, un misil huthí alcanzaba por primera vez en la historia el centro de Palestina ocupada, Tel Aviv.

La desesperación del sionismo también se siente puertas afuera. Mientras disolvía una manifestación pro Palestina el 21 de septiembre, la policía berlinesa arrestó a un niño de 10 años. Una cuadrilla de agentes policiales acorraló al niño que corría despavorido del terror al ver al menos 6 oficiales correr amenazadoramente contra él. Decenas de manifestantes intentaron detener a la policía, interpusieron sus cuerpos y advertían de la gravedad de la situación, sin embargo los agentes continuaron su brutalidad hasta detener al niño, que sollozaba aterrorizado, hasta que lo metieron a una furgoneta y se lo llevaron. La policía posteriormente alegaría haber estado protegiendo a un niño que “aparentaba estar solo”. Es vomitivo el nivel de cinismo del Estado.

Los Estados policiales fueron creados precisamente con el objetivo de embrutecer la represión y criminalización, cuando inevitablemente se calentaran las calles frente a los horrores del capitalismo. En un momento determinado de la lucha de clases, la presión del sistema llega a tal punto que se agudiza y empieza a construirse el poder popular –inclusive con características pluriculturales a nivel global-. Esto implica un creciente cuestionamiento al estatus quo, se empieza a desnormalizar el sistema de clases, y la gente se movilizar masivamente, y poco a poco se organiza. Esta consecución es la más importante: la organización empieza a entenderse como una necesidad colectiva.  Esto está pasando en todo el mundo.

Es así que se reafirma la militarización, la gravedad de la brutalidad, la tolerancia cero y la impunidad que tiene la policía a nivel global. Es criminal lo que le sucedió a este niño de 10 años, durante su detención, y durante los 90 minutos que lo mantuvieron arrestado. El terror que fue infringido sobre este niño es inaceptable, como es inaceptable que este sea el pan de cada día de los niños palestinos desde hace décadas. Es reconocible que los mecanismos de opresión-represión que se han probado contra el pueblo palestino por más de 76 años, se han globalizado paulatinamente. Los niños afroamericanos en EE.UU. tienen claro que no pueden correr si un policía les enfrenta, podrían balearlos con mucha facilidad, y con total impunidad. Todos los niños árabes, negros, asiáticos, indios y latinos del mundo tendrán que aprender esta lección pronto, porque el proyecto imperialista necesariamente es un proyecto colonial-racista y fascista.

La lucha de liberación del pueblo palestino será decisiva en términos morales como políticos en este momento específico y definitorio de la lucha de clases. La guerra contra los pueblos se agudiza en diferentes grados a nivel global, así como los pueblos se organizan y resisten en todo el mundo. Palestina enarbola la gran contradicción del momento histórico actual: revolución o fascismo.

“Ahora casi todo está hecho en China; menos la valentía. La valentía está hecha en Palestina”.

 

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