La izquierda consecuente es tercera fuerza a nivel nacional
![leo corazon](/sites/default/files/2025-02/cierre2%20copia.jpg)
El análisis histórico nos compromete a un entendimiento profundo de esta victoria popular en los marcos de la democracia burguesa. Resulta fundamental considerar el elevado momento de la disputa y lucha de clases en el que nos encontramos: en los últimos años, la organización popular anticapitalista, hizo temblar en sus centros al poder burgués tanto en Octubre 2019 como en Junio 2022. En el primer caso, Lenín Moreno tuvo que retroceder el plan de austeridad y privatización impuesto por el FMI; en el segundo momento, Guillermo Lasso estuvo a tan solo 8 votos de ser destituido durante Junio 2022. Una abrumadora mayoría del pueblo ecuatoriano rechazó el modelo político-empresarial. Frente a la resistencia organizada de la clase trabajadora nacional, la maquinaria estatal y propagandística de la burguesía coloca la figura de Daniel Noboa en el escenario. Desde el autoritarismo y la mano dura, Noboa sostiene el proyecto político del imperialismo yanqui que -moribundo pero feroz- pretende apropiarse nuevamente de este pedacito de su patio trasero, con todos sus recursos minerales e hídricos.
En este escenario específico de la lucha de clases, se desarrollan las elecciones generales de 2025, en las que el pueblo y la clase trabajadora pusieron un candidato consecuente por primera vez en la historia republicana del país: Leonidas Iza.
Cuando se inició la contienda electoral, se tenía una claridad enmarcada en el reconocimiento de los límites de la democracia burguesa. Esto parte del reconocimiento de que como organizaciones populares y clasistas nuestra contienda por el poder se enmarca en la lucha de clases, en el ejercicio de la democracia comunitaria, en la asamblea y en la política de calle. Reconocemos que existe un antagonismo fundamental y estructural del sistema capitalista, que se resume en la contradicción capital-trabajo. En otras palabras, existe una contradicción que se produce en un modo de producción en el que unxs muchxs trabajamos y pocxs acumulan la riqueza creada por ese trabajo de lxs otrxs. Es decir, los intereses entre explotados y explotadores, son irreconciliables.
En este marco conceptual, la democracia burguesa en realidad no representa un camino deseable para la lucha de clases, sobre todo porque funciona solo y solo sí se ejecuta en los términos impuestos por la burguesía como clase dominante. Es a esta realidad estructural a la que se refiere Leonidas Iza cuando plantea la metáfora de “la cancha inclinada”. Se refiere a que todo el aparataje estatal, que incluye a los aparatos electorales, están diseñados para facilitar y beneficiar el éxito de los candidatos de la burguesía, permitiendo por ejemplo, que se obvien y sobrepasen normativas y regulaciones, otorgando facilidades presupuestarias y contaminando a los aparatos de regulación con agentes de la misma clase dominante. Esto proporciona condiciones desproporcionalmente favorables a sus propios cuadros políticos. Lenin planteaba que la democracia burguesa obliga al pueblo a elegir -cada cuatro años- al representante de la burguesía que tiene como único objetivo someter a la clase trabajadora.
Es por esto, por ejemplo, que se permite que Noboa actúe en doble vía, desde su calidad como candidato y su calidad como presidente. Se le permite impunemente que por decreto coloque a dedo vicepresidenta. Se permite que no se auditen los dineros utilizados en campaña, o no existan mecanismos para corroborar si se utilizaron o no fondos públicos. No se castiga oportuna ni adecuadamente la entrega de cocinas de inducción y no se cuestiona la disparidad de recursos utilizados en campaña. Pero lo más importante, no existe un mecanismo fiable que garantice la pulcritud del proceso electoral.
En este sentido es necesario comprender que la burguesía no solo tiene el poder del Estado, sino que también controla los medios de producción, entre los que se cuentan las corporaciones de comunicación, produciendo opinión pública permanentemente. Millones de dólares se invierten permanentemente en la producción de fakenews, calumnias y la construcción de la regresión conservadora en el país. Es decir, existe toda una hegemonía ideológica que favorece la perpetuación del estatus quo, que es precisamente la sociedad de clases. Todo este aparataje estructurado y estructurante constituye los límites de la democracia burguesa. ¿Límites en qué sentido? Límites en la posibilidad de generar procesos de transformación desde la democracia burguesa. Sin embargo, las clases populares han salido triunfantes de esta contienda, condensadas en la figura de Leonidas Iza. Tiemble la clase dominante frente a semejante poder que hemos evidenciado, en cancha ajena, inclinada, con pelota de plomo y jugadores maniatados, para continuar con la metáfora.
Con el 96,25% de actas escrutadas, Daniel Noboa saca en primera vuelta el 44,15% de la votación nacional, con Luisa Gonzales a solo 0,20% de distancia con el 43,96. Cada unx con su aparataje de poder y sus varios millones. Esto expresa la creciente polarización y el enclaustre de la política nacional, enmarcada en el campo del correísmo – anticorreísmo, y sus evidentes limitaciones filosóficas, ideológicas y estratégicas.
En contraparte, Leonidas Iza queda en tercer lugar con el 5,30%, constituyéndose como un irrefutable dirigente popular a nivel nacional, que ha superado con creces la idea de que es un dirigente solo de los pueblos y nacionalidades, para redefinirse como un dirigente de una corriente política revolucionaria, con una ideología anticapitalista claramente definida. Este, además, no solo es un triunfo de Leonidas Iza, sino de toda la izquierda consecuente del país, que ha demostrado en minga, que tiene la influencia suficiente para ser la tercera fuerza a nivel nacional, por encima de la extrema derecha recalcitrante y de la partidocracia que se disfraza en la fraseología socialista de la Unidad Popular y el Partido Socialista. Gonzales Nader, que quedó como cuarta fuerza, con su chequera y el imperialismo yanqui de su lado, sacó la mitad de los votos de Iza.
Aunque en el relato de la derecha, la izquierda infantil y el Estado se intente posicionar a este 5.30% como una derrota, la realidad es que les aplastamos con la fuerza de la minga, sin fondos, sin equipo técnico con gran experiencia y sin poder estatal. Invirtieron los de arriba millones en aplastar a lxs de abajo, pero lxs de abajo somos invencibles. Nuestra voluntad colectiva por cambiar el mundo es más fuerte que cualquier chequera. Asustados les vemos. Adicionalmente, el porcentaje de votación no es el mismo ni es transferible a la capacidad de movilización de Leonidas y del Movimiento Indígena (MI). Los escenarios políticos son distintos, con dinámicas diferenciadas y con objetivos colectivos diferentes. Entonces no, este porcentaje no refleja la influencia en la movilización popular del MI, ni del liderazgo popular de Leonidas en las calles. Cuando es de luchar, la población movilizada es bastante mayor al 5.30%, y el poder lo sabe, y le teme.
Este triunfo coloca a la izquierda consecuente en otra posición de poder en la correlación de fuerza. Leonidas es un indio comunista de poncho rojo y guango que representa a la tercera fuerza a nivel nacional. Ahora más que nunca la burguesía en el poder se estremece de terror frente a la fuerza que acumulamos, poco a poco y a pulso, lxs de abajo, lxs cobrizxs y negrxs, lxs pobres, lxs maricas, lxs trabajadorxs del campo y la ciudad. Adicionalmente, en la lectura de la correlación de fuerzas, venimos de un discurso construido desde hace décadas sobre el MI y la organización popular en general, que se ha reforzado en los últimos 10 años, plagado de un potente racismo estructural y colonialismo. Así mismo, desde los estallidos de Octubre de 2019 y Junio de 2022, la estrategia de la construcción del enemigo interno ha resurgido con fuerza, misma que incluye la criminalización y persecución contra el MI y sus dirigentes, calumnias y fakenews, y el desgastado pero efectivo lawfare. Y aun así, somos tercera fuerza.
Si bien este acumulado de fuerza indica que el desenlace de la segunda vuelta electoral será determinado por la posición del proyecto colectivo en torno a Leonidas Iza, se debe cuidar ese capital político alcanzado sin miras a un pacto con una de las dos corrientes burguesas: ni el progresismo, ni mucho menos el proyecto imperialista de la ultraderecha fascista representan los verdaderos intereses de las clases populares.
El modelo progresista ha demostrado una profunda desconexión con las demandas históricas de la clase trabajadora, y los pueblos y nacionalidades. El progresismo plantea un mundo de explotación “moderada y controlada”, nosotrxs queremos un mundo libre de clases. Nuestra estrategia es la lucha de clases, la suya la conciliación. Evidentemente, no somos lo mismo. Esto se expresa concretamente por ejemplo, en que el progresismo se aferra y basa su proyecto político en el extractivismo, imposibilitado la continuidad de la vida de los pueblos, los territorios y en última instancia, de la especie humana. Las fuentes hídricas se están contaminando, envenenando a su paso nuestras fuentes de alimento. La minería a gran escala incide en imprimir lógicas de exterminio capitalista, incluyendo la reproducción del Narcoestado y sus lógicas paraestatales. ¿Cómo se genera coalición o unidad, cuando nuestros intereses son irreconciliables?
Tenemos principios irrenunciables, irreductibles e innegociables. Resulta imposible olvidar que el proyecto del progresismo, desde la megaminería, la profesionalización de los aparatos represivos del Estado y el intencional desmantelamiento de la organización popular, reafirmaron la posición del Ecuador como un país periférico y dependiente, relegado a servir como productor de materia prima y mano de obra barata en el Sur global. Como hemos dicho mil veces, el progresismo ha servido como antesala del fascismo, y reconocer esta realidad histórica es elemental. Cuando no hay claridad ideológica, se distorsiona la lectura y el planteamiento de la estrategia. A no caer en las lógicas de la desesperación.
En este sentido, el Movimiento Indígena y la izquierda consecuente tendrán que decidir sesuda y colectivamente su postura frente a la segunda vuelta, sosteniendo coherencia absoluta en los principios. Sabe el progresismo que no es izquierda, y sabemos nosotrxs que Noboa es el fascismo local que se hace eco del fascismo mundial. Con esta indiscutible victoria colectiva, por primera vez en la historia se refleja en las urnas el acumulado de lucha de las clases populares. Ahora que hemos demostrado fuerza, más nos vale estar a la altura del momento histórico y no claudicar ni en nuestras luchas ni en nuestras demandas. La construcción de un bloque histórico desde las clases populares y el Poder Popular Plurinacional es nuestra estrategia. La superación absoluta del sistema capitalista es nuestro horizonte histórico.
¡Que viva Leonidas Iza, hijo de los pueblos que luchan! ¡Que viva la organización popular!