La ridícula democracia burguesa
La lucha de clases se profundiza en el Ecuador. La imposibilidad de la clase empresarial de responder a la grave crisis social y humanitaria que se atraviesa en estos momentos, de ninguna otra forma que con la militarización y represión frontal de las fuerzas del Estado, evidencia una fractura profunda del tejido social incluso dentro de la clase dominante: la violencia vuelve a ser la única alternativa que ofrecen los límites de la democracia burguesa-oligárquica.
Ocho días pasaron de la primera vuelta electoral de un proceso -además de inédito- extremadamente vergonzoso para la clase empresarial. El banquero evasor ligado al Feriado Bancario, no pudo sostenerse ni poco más de la mitad de su mandato. Después de aferrarse al poder de la forma más autoritaria durante el intento de destitución por la crisis política auto inducida en el marco de Junio 2022, Lasso se conforma con abdicar en noviembre de 2023. En sus propias palabras, “yo decidí devolverle el poder [al pueblo] para que viabilice los nuevos cambios que hoy día necesita el Ecuador”. Estas palabras llevan a la jubilación de un mamotreto político-empresarial será recordado por institucionalizar -de una vez por todas- el Narcoestado.
Discursos de odio en contra del pueblo organizado o la pobreza se recrudecen en los medios, a la par de una instrumentalización mediática parece equiparar cada vez más frecuencia, a la precarización y la falta de oportunidades de supervivencia, con el crimen organizado. Un grupo selecto de la clase dominante fue la precursora en posicionar discursiva y materialmente esta realidad -”nueva normalidad” la llamaban por inicios de 2022-: la lista 25 Construye. Contendiente en las elecciones más recientes, con un candidato asesinado pocos días antes, en dudosas circunstancias.
Continuando con la pantomima burguesa que representan estas elecciones -sin importar a qué supuesta orilla del espectro ideológico se mire-, la transición de poder parece quedar, una vez más, en manos de las élites económicas y políticas, en las que se ha encontrado siempre. Como consecuencia de las elecciones anticipadas, una de las alas más neoliberales como autoritarias del sector político, es la fracción que fundó al Estado policial y su violencia, representada por Romo y CIA, es la que se vio fortalecida en términos legislativos.
En este contexto y como detalle relevante, la lista 25 Movimiento Construye -una alianza entre Ruptura 25 y Gente Buena- alcanza alrededor del 20% de curules en la siguiente Asamblea Nacional. El movimiento es liderado por figuras tan nefastas como María Paula Romo -ex Ministra de Gobierno, destituida el 24.11.2020 por su responsabilidad directa en la violencia asesina del Estado en Octubre de 2019-, Patricio Carrillo -ex Ministro del Interior, destituido el 23.02.2023 por violaciones a Derechos Humanos en el Paro Plurinacional de Junio 2022, además de su responsabilidad política en el crimen de Estado en contra de la vida de María Belén Bernal-, además del ahora difunto Fernando Villavicencio -ejecutado por el Estado, según declaraciones de sus familiares-. Como consecuencia -directa o indirecta- de la ejecución de Villavicencio, Carrillo, ex Comandante de Policía y responsable político de las ejecuciones extrajudiciales producidas tanto en Octubre 2019 como en Junio 2022, alcanzó una curul legislativa, a pesar de contar con una condena política en su contra por crímenes de lesa humanidad.
Carrillo -la marioneta de Romo-, pertenece a un bloque político que romantiza el uso de la violencia de Estado, además de ser el heredero político de una de las ejecuciones con fines políticos de más alto nivel en el Ecuador en su historia reciente. La actuación -u omisión- de las personas responsables de la seguridad de Villavicencio, seguramente quedará en plena impunidad, correspondiendo al clásico artilugio de la falsa bandera. Ciertamente, a los verdugos del pueblo, la tan enaltecida democracia de las élites, parece premiarles con un puesto público de elección popular. Esta alianza profana, sumó un total de 28 curules a la Asamblea Nacional 2023-2025, convirtiéndose en la segunda bancada política de mayor representación en el Legislativo.
Tras los comicios del pasado 20 de agosto y una probable inhabilitación para posicionarse en su cargo legislativo, el hipócrita de Carrillo invocó los Derechos Humanos a su favor. Un personaje que le negó los Derechos Humanos a por lo menos 21 personas, facilitando que estas fueran acribilladas por las fuerzas represivas en 2019 y 2022, cae a tal nivel de cinismo que reclama públicamente el respeto a sus Derechos Humanos. Invocó un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, quienes hicieron varios llamados de atención por la violación sistemática de derechos humanos de miles de personas en Octubre 2019 y Junio 2022, y que fueron ignorados por él cuando fue ministro. Carrillo ahora pretende posicionarse como una víctima. Este accionar demuestra que el ex Ministro de Interior y su movimiento político, tergiversan los Derechos Humanos cuando les conviene, al propio estilo Bukele. En El Salvador, los derechos de un grupo de personas valen, mientras los derechos de otro grupo se le niegan de forma sistemática.
En este entramado perverso se encuentran Carrillo, Romo y su movimiento político, representando una verdadera burla a la memoria de las vidas que arrebataron con violencia, además de las incontables personas perseguidas, torturadas y mutiladas que dejó un accionar sistemático de violación a los Derechos Humanos en 2019 y 2022. La clase trabajadora jamás podrá olvidar que en las manos de Patricio Carrillo -asambleísta electo-, se encuentra la sangre de 13 ejecuciones extrajudiciales en el Estallido de Octubre 2019, además de al menos 8 ejecuciones en Junio 2022. El uso selectivo del discurso de quién merece un trato humano y quien no, es manejado de la manera más insolente por la clase represora: el “tanto tienes, tanto vales” vuelve a primar como el único estándar humano válido. El capitalismo se auto-degenera hasta alcanzar límites históricos en su lógica de deshumanización: mientras las élites pugnan por el “trofeo” del poder del Estado, el pueblo termina siendo nada más que carne de cañón a ser sacrificada en nombre del libre mercado.
La ridícula democracia burguesa se presta para esta pantomima política. Frente a una renovada ola de precarización y violencia que prepara la clase dominante para el gobierno de turno hasta 2025, al pueblo únicamente le queda una sola alternativa: la construcción de Poder Popular anticapitalista. Este pueblo digno tiene grabado en su memoria, la marca de la rabia y el dolor que causaron Romo y Carrillo, así como su demanda por justicia. Ante la profundización de los embates del capital, la organización de la clase trabajadora se vuelve más urgente que nunca.