Lasso pende de los hilos del imperialismo
Tras las denuncias que confirmarían los nexos directos entre el gobierno de Guillermo Lasso y el crimen organizado ligado al narcotráfico y la fuga de capitales, el oficialismo pasa por uno de los momentos políticos de mayor debilidad e inestabilidad. En este contexto, en el que tanto la Asamblea Nacional como la Fiscalía General del Estado sostienen investigaciones vinculantes al mismo Presidente de la República, el senador republicano Marco Rubio visitó oficialmente el país. Rubio, además de ser uno de los mejores representantes de la gusanera de Miami, personaliza una de las puntas de lanza del imperialismo yanqui en la región y para el Ecuador ha jugado un papel importante al mantener con suficiente aliciente al vínculo entre el Gobierno del Encuentro y el departamento de Estado de los EE.UU.
En su visita, Rubio dejó una prebenda para sostener el régimen del banquero presidente, la misma que constaría de la suma de USD 100 millones para su inversión militar y represiva, fortaleciendo los aparatos de control social y combate al enemigo interno, el pueblo organizado. Si bien la retórica oficial plantea que será la “lucha contra el narcotráfico” la principal beneficiaria, las denuncias del Gran Padrino y el Gran Informe han logrado poner en evidencia lo que la organización popular y los movimientos sociales denunciaban desde la primera masacre carcelaria del 2021: existe una alianza explícita entre la burguesía nacional y transnacional, sobre todo la enquistada en el centro del poder político, y el crimen organizado, instituyendo el Narcoestado en el país. Así como que la razón de ser de esa alianza interburguesa, sostiene y promueve los intereses de EE.UU. en el continente.
En este contexto se inaugura una nueva etapa de cimentación del Narcoestado, con el asesinato del compañero Eduardo Mendúa, dirigente de Relaciones Internacionales de la CONAIE, de la nacionalidad Ai Kofán, el pasado domingo 26 de febrero, en su propia chacra. Se convierte en uno de los primeros casos que se evidencian como un ejercicio del crimen organizado como ente de control paraestatal de la organización popular. Es importante recalcar que Mendúa encarnaba en su persona la resistencia en contra de la políticas extractivistas del Estado, con Petroecuador operando en territorios ancestrales en Sucumbíos, y también ejercía una dirección en la CONAIE, principal organización popular opositora a Lasso. Adicionalmente, el consejo ampliado de la CONAIE se reunió el pasado viernes en la capital, que provocó el nerviosismo de toda la burguesía y oligarquía nacional.
En la trama política actual, y frente a la fractura de la imagen de Lasso, una deriva autoritaria que traicione a los principios de la democracia burguesa es una de los escenarios posibles. El abuso de la fuerza en el Perú, que contabiliza más de 60 ejecuciones extrajudiciales, podría ser una premonición para el Ecuador. Es importante recalcar que la Embajada de los EE.UU. también juega un papel elemental en el contexto del país hermano. Mientras el imperialismo norteamericano practique injerencia e intervencionismo en América Latina, siempre será un factor decisivo en sostener regímenes políticos que ejerzan de satélites locales. En este sentido, mientras Lasso tenga el apoyo financiero, militar e ideológico de EE.UU., su permanencia en el poder es más plausible. Para el Departamento de Estado de los EE.UU., sostener a la burguesía parasitaria es un mecanismo para perpetuar los intereses del imperialismo yanqui en la región.
Desde el inicio del Gobierno del Encuentro en mayo de 2021, la crisis política e institucional en el país se profundiza de manera explosiva. A un gobierno que no reúne siquiera la amplitud suficiente de consenso de clase en la burguesía para sostenerse, le queda únicamente aferrarse al poder por medio del imperialismo y la radicalización del discurso de odio y la violencia en contra de la clase trabajadora. Frente a la posibilidad del reinicio de un proceso de movilizaciones populares en rechazo al nefasto modelo económico neoliberal de privatización y precarización, el oficialismo anuncia una inversión histórica en las fuerzas represivas. Junto al crimen organizado, estas representan las mayores amenazas en contra de la vida del pueblo. La unión entre los poderes del imperialismo, crimen organizado y la burguesía parece ser la única alianza en la que el Ejecutivo logra apoyarse en estos momentos.
Ante un desempeño e imagen catastróficas que tienen incluso a las élites económicas en descontento, el Ejecutivo pasa a propagar un lavado de imagen al puro estilo de una campaña de blanqueamiento mediático. En medio de la ceremonia de conmemoración de la batalla de Tarqui el 26 de febrero, el presidente se jactaba de excelentes 20 meses de gobierno, mientras la tropa desfilaba, en su ya característico estilo militarista. Según el presidente, 1.100.000 personas salieron de la pobreza en su gobierno, mientras en la realidad, resulta innegable que más de 300.000 personas fueron obligadas a migrar. En la actualidad, el número de ecuatorianxs que cruzan el Darien es tres veces mayor al de personas provenientes de Venezuela. Datos que resultan irónicos después de la campaña “anti venezuelización” que emprendió la burguesía en los últimos años.
Guillermo Lasso continuó resaltando los dos aumentos del salario básico en 2022 y 2023, que resultan insignificantes cuando la canasta básica a enero de 2023 se encuentra en USD 764,71 y 7 de cada 10 trabajadorxs se baten entre la informalidad y el empleo inadecuado. Mientras según el Ejecutivo se logró una reducción del déficit fiscal en un 75% -receta preferida de la derecha neoliberal-, le faltó mencionar que esto se logró por medio de recortes drásticos en la totalidad de carteras del Estado, -sobre todo en educación y salud-, y despidos masivos en el sector público. Una receta que está quebrando al Estado desde adentro. Ante un rechazo popular que bordea el 90%, el Gobierno Nacional vuelve a un estado de promesas de campaña electoral.
El presidente también prometió una inversión de USD 3.000 millones en seguridad, “una cifra récord en la historia nacional”, que ya cuenta con los primeros USD 100 millones que fueron entregados por Rubio. Probablemente, la inversión en represión será el único rubro que el gobierno investirá seriamente, al encontrarse prácticamente entre la espada y la pared en términos políticos. A Lasso solo le queda atrincherarse en la violencia como método de control social ante un proyecto político abiertamente a la deriva. Frente a la imposición del terror y a la inestabilidad política, queda claro que la única alternativa para dignificar la vida de la clase trabajadora, es la organización popular anticapitalista y el cuidado colectivo. No tenemos miedo, tenemos rabia.