Lasso y el neoliberalismo
La burguesía y la ultraderecha continental vuelven a autoproclamarse el “faro de luz” de la democracia en el continente. El sábado pasado, mientras el presidente Guillermo Lasso propiciaba una de sus clásicas arremetidas anticomunistas en redes sociales, pidiendo por “democracia en Cuba”; al interior del Estado ecuatoriano, se consolida el proyecto capitalista neoliberal impulsado por las élites afines y subyugadas al imperialismo yanqui.
Al clamor cínico de “¡Solidaridad con Cuba”, Lasso -al igual que la gusanera de Miami- exigía las consignas: “Cuba merece ser libre” y “merece democracia”. Al plantear al capitalismo como “libertad”, se glorifica tanto el derecho a la propiedad privada, y se sacraliza la democracia burguesa, creando la falacia del capital como la cúspide de todos los derechos, en un discurso anticomunista por excelencia. Mientras que en “democracias plenas” como las del capitalismo salvaje, un mercado voraz se apropia de las industrias y recursos estratégicos, así como los Estados sumidos en la democracia burguesa, en general no temen demostrar -con toda su brutalidad-, el monopolio de la fuerza contra sus territorios y sus pueblos. Cuento falaz el de la democracia para Cuba.
La defensa de la democracia y la libertad, y el anticomunismo recalcitrante, solo son un parte del guion y puesta en escena de la pantomima neoliberal. Después de 4 años de restauración neoliberal, el gobierno de Lasso continúa y profundiza el sacrificio de los sectores estatales. En esta lógica se enmarca la privatización de varias decenas de empresas públicas, entre las cuales consta el sector petrolero. El Decreto Ejecutivo No. 95, define la nueva política de hidrocarburos, la cual se rige según el mantra de la afamada “optimización de recursos”. En los siguientes 60 días, se desarrollará un análisis completo del sistema de producción, transporte y comercialización de hidrocarburos, para pasar a licitar campos petroleros, redes de suministro y la infraestructura petrolera a la inversión privada. Los recursos estratégicos en el Ecuador se encuentran a la subasta.
En este mismo sentido, la prensa burguesa prepara una eventual privatización del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social -IESS-, al insinuar una falta de liquidez en las arcas del seguro social. Así a inicios de julio, la prensa hegemónica privada indicaba que el Fondo de Salud del IESS carece de recursos financieros para sostenerse más de un mes. Al igual que el intento de Sixto Durán Ballén en 1995, Lasso podría pretender la privatización -parcial o total- del IESS por medio de un plebiscito, liberalizando la seguridad social para la inversión privada.
Lo que el gobierno ha insinuado en repetidas ocasiones, es la imposición de un modelo privado de fondos de pensiones, como el de las AFP en Chile, por medio de una reforma estructural del IESS. Esta reforma corresponde a una recomendación técnica del Banco Mundial, uno de los grandes prestamistas del círculo vicioso e insostenible de la deuda externa. Otra condicionalidad es la materialización de una reforma tributaria que incrementaría el IVA al 15%, y la cual se encuentra atada a la asignación de una parte de la deuda contratada. En el contubernio actual entre CREO, Pachakutik e ID, esta reforma seguramente encontraría una mayoría legislativa, siempre servil a los intereses de la burguesía.
Entre las condicionalidades para integrar al Ecuador a la Alianza del Pacífico, se encuentra rehacer el acuerdo con el CIADI. Los países miembros de esta alianza: Chile, México, Colombia y Perú, integran un bloque comercial aliado a los intereses de los EE.UU, y son los cuatro países más neoliberales del continente, y por ende los más desiguales. Seguramente, el TLC con EE.UU. se vaya concretando en los próximos meses, y con este se selle un pacto perverso entre las élites oligárquicas enquistadas en el poder político del país, y los intereses del imperio.
Con el retorno al CIADI, el Estado ecuatoriano vuelve al organismo de arbitraje, parte del Grupo Banco Mundial, colocando una vez más a los Estados en una posición de vulnerabilidad y subyugación a los intereses del mercado. La gravedad de este acuerdo, además de ser inconstitucional por atentar en contra de la soberanía jurídica del país, recae en la apertura franca al fundamentalismo de mercado por parte del Estado ecuatoriano. La semana pasada se cumplió el plazo para que la Asamblea Nacional se pronunciara acerca de la vuelta al acuerdo, evidenciando una vez más, la sumisión de varias bancadas, entre esas la de Pachakutik, a los intereses del Ejecutivo.
En esa misma línea, la liberalización de los precios de los combustibles representa una de las caras más evidentes de las condicionalidades del BM y el FMI. Receta aplicada al pie de la letra por Lenin Moreno, que se encuentra en sintonía estratégica con el gobierno actual. Moreno preparó el terreno para Lasso, aplicando recortes presupuestarios exuberantes, que autoindujeron una crisis dentro de las carteras del Estado, generando inoperancia: la excusa perfecta para la privatización de lo común.
El desgobierno de Moreno en sectores fundamentales no fue coincidencia. La desastrosa gestión de la pandemia y la inexistencia de plan de vacunación, solo son algunos de los elementos designados para dar un espaldarazo político de legitimidad a la nueva gestión del banquero-presidente. Quien ya ha dado pasos para la liberalización total del Estado ecuatoriano. Así lo evidencian declaraciones de uno de los esbirros del imperio por excelencia, el periodista y asambleísta Fernando Villavicencio, quien hablaba con alegría de la posibilidad de una consulta popular para dar el golpe final al CPCCS.
Con las declaraciones de Villavicencio –que además incluyen la reducción del número de asambleístas y de un modelo de parlamento bicameral-, se da una pista acerca de las intenciones del gobierno neoliberal, para atentar en contra de la misma Constitución. Muchas de las reformas que Lasso plantea en su plan de gobierno, son anticonstitucionales, como la privatización del IESS, el mismo acuerdo con el CIADI, la privatización de los recursos energéticos y la desfinanciación de la Educación Pública.
Las políticas neoliberales profundizan y perpetúan la precarización de la vida. Una nueva ola migratoria se evidencia: Ecuador vuelve a exportar mano de obra precarizada al Norte global. Esto ya sucedió con la migración masiva después del Feriado Bancario de 1999 –siendo Lasso una de las figuras históricas del mismo-, cuando más de 3 millones de personas salieron del país, y quienes sostuvieron la economía con remesas por más de una década. Tan solo en lo que va del año, más de 50.000 nacionales han sido retenidxs en la frontera con EE.UU., además de denunciarse vuelos irregulares desde el aeropuerto de Latacuanga.
Las deudas con coyoteros y chulqueros vuelven a ser parte del relato cotidiano, mientras el desempleo y el empleo no adecuado continúan acrecentándose. La situación económica del país se agrava, colocándonos en una situación de no futuro, de incertidumbre permanente y de angustia. En cuanto a los efectos de la precarización de la vida en la salud mental, se registra un aumento del 37% de suicidios en lo que va del 2021, respecto al año pasado. Estas son vidas que se lleva el Estado neoliberal y las políticas de protección al mercado.
El desastroso panorama tanto político, como social y económico, es una subsecuencia y alianza ente el “Gobierno de Todos” y el “Gobierno del Encuentro. El pueblo se enfrenta -una vez más- al monstruo neoliberal en el centro del poder político, aupado por la inmensa mayoría de la clase política ecuatoriana. Esta será cómplice de la nueva debacle neoliberal, y la catástrofe social que le seguirá. La única opción será la construcción del poder y la organización popular antineoliberal.