Lasso y la hipocresía del capitalismo verde
Tras la conferencia anual de cambio climático o COP26, celebrada el fin de semana pasado en Glasgow, Guillermo Lasso, presidente de uno de los países más biodiversos del planeta, se acerca al ecologismo capitalista como limpieza de imagen. La industria del “enverdecimiento” del libre mercado o greenwashing, congrega anualmente a líderes y lideresas mundiales a confabular en soluciones ficticias al efecto más devastador del capitalismo: el cambio climático y la extinción masiva de especies.
En este contexto, Lasso anunció la ampliación de la Reserva Marina Galápagos, que ahora consta de 113.000 km², por 60.000 km² adicionales. Tras el derrumbe de sus índices de aceptación, por encontrarse involucrado en los Pandora Papers, Lasso plantea convertirse en el primer banquero presidente, que además de evasor fiscal, es conservador del medio ambiente. Por medio de la cooperación con el gran capital transnacional, “filántropxs” capitalistas como el fundador de Amazon, Jeff Bezos, se acercan a Lasso para otorgarle financiamiento y respaldo político a nivel internacional.
En la cumbre climática, el primer mandatario ha alcanzado niveles insostenibles en su retórica ambientalista, que se contraponen categóricamente a las políticas de Estado planteadas por su gobierno. El capitalismo verde se está convirtiendo en la última tendencia, que pretende vender una imagen ficticia para “salvar al mundo”, como ocultamiento para la profundización de la acumulación de capital en su nuevo ciclo de re-expansión. Guillermo Lasso y su gobierno neoliberal, son quienes atentan activamente contra de la vida del pueblo y de la naturaleza.
La maniobra política de lavado de imagen por medio de un gesto ambientalista es típica de la ultra derecha ecuatoriana. La Reserva Marina Galápagos, en primera instancia denominada Reserva de Recursos Marinos, se estableció durante el gobierno de León Febres Cordero, en 1986. Casi 30 años después, Galápagos vuelve a ser el comodín político de la ultra derecha, ahora instrumentalizado por Lasso.
En la COP26, Lasso fue entrevistado por la Deutsche Welle. Tras ser preguntado por el Paro Nacional convocado el pasado 26 de octubre, Lasso declaraba: “mire la pregunta que me hace en el ambiente de la cumbre de cambio climático, donde vemos que es necesario el cambio del uso de combustibles fósiles por energías limpias. El paro qué propone: que se disminuya el precio de los combustibles fósiles, es decir, ir en contra vía de lo que va el mundo. En todo caso, los hechos reales son que el paro ha sido un fracaso en esta ocasión, un fracaso total. Porque los planteamientos que realizan los líderes indígenas o líderes sindicales, van en contramano de lo que el mundo está planteando”.
Desde el oficialismo, se perfila un posicionamiento discursivo del frente popular antineoliberal como contrario a la conservación ecológica y la lucha en contra del cambio climático, así como primitiva y atrasada –intacto el pacto colonial-. El enemigo interno, además de “comunista” y “desestabilizador”, ahora se articula como antiecologista. Frente a una posible rearticulación de las fuerzas populares en un Paro Nacional, el oficialismo también confrontará ideológicamente al campo popular con el capitalismo verde.
En esta entrevista, Lasso intentó desvirtuar la demanda por la reducción de los precios del combustible, cuando la realidad es que la eliminación de los subsidios responde a las condicionalidades de del FMI y el BM, y no a una política pública de energía limpia. Como contraste y antípoda al discurso verde de lavado de imagen del presidente, se contraponen la intenciones del gobierno de aumentar la producción petrolera de 500.000 a 1.000.000 de barriles diarios, la intervención en el Yasuní, además de la conjunta privatización del sector petrolero estatal por medio de concesión abierta. Esta es la manera en la que Lasso plantea la atracción de inversión privada extranjera: por medio de la privatización y subasta de los sectores estratégicos del Estado.
Adicionalmente y con una deuda externa mayor a los 70.000 millones USD, Lasso recicla la campaña por el Yasuní, proponiendo a la comunidad internacional el canje de deuda por inversión en la ampliación de la zona protegida de Galápagos. El Ecuador se vuelve a enfrentar a un ciclo insostenible de endeudamiento externo agresivo, el cual en términos históricos, se ha acrecentado conforme a la disminución y el detrimento de la inversión pública en educación, salud, vivienda, etc. La Proforma Presupuestaria para el año 2022, contempla recortes a instituciones públicas de educación superior que ascienden a 213 millones USD. En palabras del propio presidente Lasso, “si no consiguen un empleo, si no consiguen un cupo en la universidad, pueden ingresar a las Fuerzas Armadas”.
En la cumbre climática, Bezos reconoció que “los pueblos indígenas son los guardianes de más de un tercio de los bosques tropicales del mundo, y debemos defender sus esfuerzos por la conservación del planeta”. Al tiempo, Bezos planteaba el interés de firmar acuerdos y financiar planes de conservación con Ecuador, siendo Guillermo Lasso el principal personaje que atenta contra la conservación en el país; no solo con políticas antiecológicas, sino también con la persecución política, judicial y social a la protesta, siendo depositaria de esta criminalización, precisamente el Movimiento Indígena.
En este montaje global del capitalismo verde, se encuentra precisamente Jeff Bezos. El impacto ecológico de la propulsión al espacio del New Shepard el pasado 20 de julio, fue monumental. Las emisiones de carbono expulsadas a la atmósfera por el cohete del magnate, fueron 100 veces más altas de las de un avión comercial por pasajerx: un total de 268 toneladas de CO2. Todo para que Jeff Bezos, su hermano y un adolescente rico, floten suspendidos por 4 minutos en el espacio. El mismo Bezos, por medio de su emprendimiento “Bezos Earth Fund” plantea invertir 2 mil millones USD en acciones de conservación ambiental, cantidad menor de dinero a la inversión de Bezos en la conquista –privada- del espacio, que supera los 5,5 mil millones USD.
Este solo es un ejemplo de la ficción del capitalismo verde, que en el Ecuador, se materializa como política pública. El proyecto de Ley de Creación de Oportunidades en su versión original, planteaba la reducción significativa del porcentaje de regalías para el Estado, en beneficio de las petroleras privadas transnacionales, contribuyendo a la ampliación de la frontera extractiva. En la misma lógica entra el regreso al CIADI, confiriéndoles un mayor poder a las transnacionales que inviertan en proyectos extractivos en el Ecuador. ¿Cuáles son las garantías de que Lasso cumpla con el derecho a la consulta previa, que es otra de las demandas del Movimiento Indígena y Obrero-Trabajador?
Así, el elemento más reciente de la política de Lasso, incorpora uno de los artilugios ideológicos más elaborados del neoliberalismo: el capitalismo verde. El ecologismo que no cuestione las bases estructurales de explotación capitalista, jamás pasará de ser lavado de imagen y benevolencia liberal de la clase burguesa. La puesta en escena de Lasso, Bezos y toda la COP26 está lejos de tener las intenciones de frenar y reparar los daños ocasionados al medio ambiente por el propio capitalismo. “El capitalismo solo sabe socavar al mismo tiempo las dos fuentes originales de toda riqueza: la Tierra y a lxs seres humanxs” (Marx, 1867).
Mientras no se reconozca esa característica fundacional del sistema, y en ese sentido se plantee la transformación estructural de la sociedad, todo esfuerzo termina siendo un entretenimiento construido por el poder del capital, para redireccionar la atención y demandas de los pueblos. No se puede permitir que esta ficción permee la consciencia de los movimientos sociales y la organización popular: el enemigo a nivel global, sigue siendo el mismo: el capitalismo-patriarcal-colonial-especista, y a nivel local, el banquero evasor, Guillermo Lasso y su gobierno neoliberal.