Noboa nos lleva a la deriva neoliberal y el pueblo se organiza
Daniel Noboa, oligarca bananero, emprendedor gánster y presidente, además de candidato, cumple un año como Primer Mandatario, a cargo de un barco abiertamente a la deriva. Su gestión se caracteriza por una concisa y consciente inoperancia política, además de la profundización de la lógica empresarial en el Estado burgués. A la vez de haberse convertido en el primer exportador de cocaína a nivel mundial, la República Bananera, además de ser el territorio más violento de todo el continente, es el país con mayor cantidad de cortes eléctricos. No se trata de los comodines del discurso de odio de la clase empresarial y su típico discurso de odio respecto a Venezuela o Cuba, sino del Ecuador, el primer y más cercano aliado político de quien considera al continente entero como su patio trasero. USA te usa.
Mientras el presidente vuelve a recaer en su característico complejo, alardeando en Esmeraldas con que “los tenemos bien puestos y tenemos el vigor de carpintero, por lo menos tres palos pegamos…” , los cortes eléctricos representan un prejuicio económico mayor a los USD 100 millones por hora. La avaricia empresarial por privatizar de manera definitiva el sector energético, provocando su colapso por desfinanciamiento crónico e inoperancia autoinducida, terminó por desencadenar en una crisis eléctrica generalizada. Estos parámetros amenazan inclusive al nefasto proyecto de privatización, ya que la infraestructura energética en su estado actual y tras años de abandono, requiere de una gran y prolongada inversión para su sostenimiento.
Algo que dejó claro el bananero presidente, es que su descriterio alcanza proporciones catastróficas para la clase trabajadora. En la entrevista pautada del pasado 27 de octubre, Noboa confesó que hace caso omiso a lxs técnicxs trabajadorxs del sector eléctrico. La razón: “empatía”, decía sin sangre en la cara el niño rico que llegó a la presidencia. La consecuencia es que existe una absoluta descoordinación entre los aparatos del Estado, que ya no solo generan hasta 12 horas de cortes de electricidad por día, sino además una absoluta incertidumbre respecto a los horarios de cortes, que inevitablemente también causan una desgarradora incertidumbre por el futuro. En algunas zonas del país también se han estado sufriendo cortes del servicio de agua potable, que se suma a las dificultades que ahora mismo enfrentan las familias del país, pero también afectan a la capacidad de producción de la clase trabajadora, precarizando aún más la ya empobrecida vida.
Si observamos cómo funciona la estructura económica del país, podemos ver como la crisis energética impacta especialmente a los sectores populares. En el Ecuador, la gran empresa maneja el 92% del total de la economía, mientras la mediana, pequeña y micro empresa, maneja el 8% restante. En contraposición, respecto a la generación de empleo, el Estado es responsable de alrededor del 7%, la gran empresa es responsable solo del 3%, mientras la mediana, pequeña y microempresa es responsable del 90% empleo de la población económicamente activa en el país. Esto quiere decir dos cosas: la primera, que existe una lógica de acumulación privada que controla el mercado, generando monopolios en manos de pocas grandes empresas; y la segunda es, que el pueblo genera sus propias fuentes de trabajo, pero controla solo el 8% de la economía: es decir que existen altos grados de precariedad.
Si en la república bananera, el derecho a servicios básicos como luz y agua, se han convertido en un privilegio de quienes pueden pagarla de forma privada o subsidiada, como la minería hasta hace menos de un mes, entonces la producción de los pobres, que sostienen la vida de los más pobres, es la que se ve mayoritariamente impactada con los cortes de luz. Solo grandes empresas como Coca-Cola, Supermaxi o Pronaca -entre otras- pueden darse el lujo de instalar generadores eléctricos industriales para abastecer su producción, sin en absoluto poner en peligro su posición en el mercado. Mientras tanto, a unx pequeñx productorx si le impacta significativamente tener que invertir en formas alternativas de abastecerse de luz eléctrica. Así mismo principalmente lxs trabajadorxs autónomxs precarizadxs han perdido por completo la mediana división entre jornada laboral y tiempo libre, utilizando las pocas horas de luz para producir lo que se alcance.
Siendo esta la realidad económica del país, Noboa genera subsidios, beneficios fiscales, flexibiliza la jornada laboral y da prioridad a quienes funcionan para acumular más ganancias -la gran empresa- y deja en el absoluto abandono a la gran masa de pueblo, que se rescata a sí mismo día tras día autoempleandose.
Un ejemplo de esto es la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefas y Jefes de Estado que se desarrollará en Cuenca del 13 al 15 de noviembre, parece celebrar perfidamente el aniversario del gobierno de Noboa y por ende la Banana Republic. Un foro político que desde 1991 reúne a 22 países, 19 de América Latina, además de España, Portugal y Andorra, parece ser un escenario predilecto para propiciarle un espaldarazo político a un presidente tan golpeado y desgastado como Daniel Noboa. Tal es el caso que esta semana coincidirán en territorio ecuatoriano figuras de la talla de Pedro Sánchez, Luis Abinader, Javier Milei, y como no podría faltar jamás, el rey de España, bajo el lema pretenciosamente benevolente de “innovación, inclusión y sostenibilidad”.
Mientras parece haber iniciado el momento histórico en el que las lógicas de acumulación capitalista llegan a impactar de forma catastrófica sobre el medio ambiente y las sociedades, un foro político neoliberal con reminiscencia a tiempos coloniales pretende plantear la sostenibilidad como nuevo mantra del capitalismo dependiente. La Cumbre Iberoamericana coincide con la reapertura del catastro minero por el gobierno de Noboa en el mes de noviembre, permitiendo nuevas concesiones antes del fin del corto mandato presidencial del bananero-presidente.
Por su parte y en rechazo a un encuentro en el que priman únicamente los intereses del capital local y transnacional, diversos movimientos sociales, políticos y territoriales, encabezados por el Frente Nacional Antiminero, se darán cita simultáneamente en Cuenca, en el marco de la Contra Cumbre de los Pueblos en Resistencia. La Contra Cumbre plantea un proyecto político desde el poder popular y contra las lógicas de exterminio impuestas por la clase empresarial y las transnacionales. Mientras no cabe duda de que existe una grave sequía, igualmente resulta incuestionable que industrias depredadoras como la minería consumen proporciones gigantescas cantidades de agua y energía -hasta recientemente con subsidios estatales- como la mina Mirador, que consume el agua equivalente a casi 2 millones de personas.
El proyecto neoliberal de la burguesía implica necesariamente la más absoluta precarización de la clase trabajadora del campo y la ciudad: hogares empobrecidos, futuros inciertos, una profundización de la ola migratoria, depredación de la naturaleza, terrorismo de Estado contra pueblos y nacionalidades, criminalización de la organización y protesta, y mucha, mucha angustia colectiva. Es en estos momentos de verdadera rabia y dolor, cuando más necesario es construir una consciencia de clase que pueda dar dirección a un proyecto colectivo de vida y cuidado, para todos y todas. Contrapuesto por completo al proyecto de pobreza, muerte y destrucción de las élites. Es nuestra responsabilidad salvarnos a nosotrxs mismxs de las garras del Capital, y organizarnos por la defensa de nuestro futuro.
Asiste a la Contra Cumbre de los Pueblos en Resistencia, del 13 al 15 de noviembre en Cuenca. Existimos porque Resistimos.