¿Para cuándo la huelga nacional del FUT?
Entre pitos y consignas, la movilización convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), el pasado jueves 6 de junio, a la que también asistieron organizaciones estudiantiles y sociales, volvió a repetir el guión que caracteriza a sus convocatorias: lucha contra la corrupción, denuncia al correísmo, añadiendo una dosis crítica que no es suficiente para persuadir a la opinión pública tras los coqueteos con el gobierno de Moreno. La denuncia del FUT contra la arremetida neoliberal que vive nuestro país llega demasiado tarde, sus dirigentes, cómplices sin duda de este proceso, han sido puestos contra la pared debido a las tensiones existentes en el interior de la organización, así como el cuestionamiento público a su figura como voceros legítimos del movimiento obrero ecuatoriano.
Los dirigentes del FUT han servido de peones de la oligarquía, amigos declarados de Julio César Trujillo, uno de los artífices detrás del copamiento socialcristiano del Estado, aliados de Paúl Granda, presidente del Consejo Directivo del IESS, a quien ratificaron su apoyo en el mentado Acuerdo Nacional por la Seguridad Social. Sus preocupaciones llegan en un momento delicado, sin un Julio César al interior de la maquinaria reaccionaria, tienen que volver a las calles obligatoriamente. El efecto de esta acción se asemeja más a un cortina de humo para paliar sus desacertadas opciones políticas, que a una voluntad consciente.
Recordemos que el 15 de mayo, Andrés Madero, Ministro del Trabajo, junto a varios dirigentes sindicales y empresarios, entre los que se encontraba Edgar Sarango, dirigente de la CTE, anunció el proyecto de reformas laborales orquestado desde el Consejo Nacional del Trabajo y Salarios (CNTS) en el marco de la Ley de Fomento Productivo II. En en acto, Sarango no mencionó una sola palabra respecto a las terribles consecuencias del proyecto reformatorio, considerando que se propone repartir las 40 horas laborales semanales repartidas en más de 5 días a la semana, siendo posibles, a palabras del mismo Madero, jornadas de hasta 12 horas diarias, además de la extensión del periodo de prueba en el caso de trabajadores contratados en emprendimientos, pudiéndose extender hasta 3 años, así como la eliminación del recargo del 35% de contratos eventuales, lo que se traduce en la absoluta precarización de la clase trabajadora.
Estas medias fueron secundadas públicamente por los dirigentes del Comité de Empresas Único de Trabajadores de Servicio del Ministerio de Educación del Ecuador (CETSMEE), de la Federación Nacional de Trabajadores Públicos y Privados del Ecuador (FTPP), y de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), cuyo representante, Richard Gómez, aplaudió las medidas anunciadas.
Las acciones de calle, cada vez más desgastadas numéricamente y con baja actitud combativa – para sorpresa, el correísmo ha sido quien ha llevado la iniciativa, precaria y desorganizada, de la lucha callejera – repitiendo discursos y consignas que más bien parecen patadas de ahogado al proceso de descomposición que representan sus dirigencias, ha condenado al FUT a marchar en círculos, aliándose con lo peor de la izquierda tradicional, el PCNLE y la UP. Entonces, ¿para cuándo la huelga nacional convocada por el FUT? Esperaremos las declaraciones de sus dirigentes, dejando el beneficio de la duda para quienes aún creen en ilusiones y cadáveres ambulantes.