Pugna interburguesa por el control del Estado

acabacabacab
Lunes 27 de Marzo de 2023

El juicio político contra Guillermo Lasso y su posible censura y destitución debe entenderse como la salida institucional que buscan los sectores de la burguesía para frenar una posible exposición social. Los diferentes actores que están dentro del escenario político de la democracia burguesa en Ecuador son los representantes de sectores específicos de la burguesía ecuatoriana.

Al mismo tiempo que estos sectores están en constante disputa, se afianzan en el protagonismo político, intentando desplazar al sector popular organizado de este. Posicionándose como las únicas alternativas dentro del campo electoral, reduciendo a que la política sea entendida únicamente como la mera participación de la clase trabajadora en los procesos institucionales de la democracia burguesa.

El control del Estado debe entenderse como una herramienta para que estos sectores puedan afianzar su poder dentro del país, garantizando así la imposición del libre mercado, por al menos un periodo presidencial más. Recordemos que el Estado es un instrumento de imposición de clase, es decir, genera todo tipo de beneficios para el sector al que representa.

Una vez que Lasso asumió la presidencia, la alianza que forjó con el PSC empezó a resquebrajarse. Las diferentes medidas tomadas por el gobierno, hicieron que este partido tome distancia con el oficialismo desde el Legislativo. La presidencia asum un rol protagónico desde el sector bancario, dejando al sector exportador costero, representado por el PSC.

Escenarios

La disputa interburguesa deriva en una crisis de la política institucional que se vuelve aún más visible con el pedido a juicio político a Lasso. El fin último del mismo sería la destitución, dando paso a que otros sectores de la burguesía -sea la exportadora con el PSC o la progresista con UNES- ocupen y sea capaz de reconstituir la alianza de clase que sostienen los gobiernos de turno a través de controlar el poder Ejecutivo.

Esta correlación de fuerzas causada por la disputa interburguesa, coloca a la organización popular en un momento decisivo de acumulación de fuerzas. De no concretarse la censura y destitución de Lasso a través del juicio político, se profundizaría la deslegitimación de las instituciones del Estado de los últimos años. Generando cada vez más condiciones para la articulación de las fuerzas populares en rechazo al neoliberalismo con vocación de transformación social.

El actual choque de intereses de las distintas facciones de la burguesía podría concluir en tres desenlaces:

Dando paso al juicio político, se buscaría una salida institucional, y ante una eventual destitución y censura de Lasso, el vicepresidente Borrero asumiría la presidencia, beneficiando a las élites cercanas para que no pierdan su posición de privilegio - directamente correísmo y socialcristianismo.

Muerte cruzada, el desarrollo de este resultado representa un ejecutivo que juega en una posición arriesgada, donde la declaración de estado de excepción - debido al terremoto y las inundaciones – podría justificar la causal de grave conmoción interna, además de la militarización del territorio. En este escenario se beneficiaría Lasso, con respaldo directo del imperialismo yanqui, pues a pesar de que debería enfrentarse a un escenario caótico, podría firmar una serie de decretos que beneficien a la burguesía financiera local y transnacional.

El caso de no dar paso al pedido de juicio político -escenario cada vez más probable-, debido a la posibilidad de no contar con las dos terceras partes de la Asamblea Nacional, generando un aumento en el descontento social. Esto supondría negociaciones al interior de la burguesía y del aparataje político del Estado, perpetuando la corrupción que caracteriza todas sus instituciones, así como las lógicas de la política real.

¿Quién se beneficia?

No existe contradicción alguna entre los mecanismos de la democracia burguesa. Sostener a la figura de Guillermo Lasso en el ejercicio del poder ejecutivo, o dar paso a que Borrero asuma la presidencia, constituyen posibilidades legítimas contempladas en el sistema democráticoliberal. Existen al menos tres sectores de la burguesía que están visiblemente dentro de la pugna política por el control del Estado: 1. PSC, representante del sector exportador costero. Con un cuadro de su partido dentro de la presidencia -Cucalón-. Este puede lograr, a mediano plazo, una rearticulación de fuerzas que le permita tener una mayor injerencia dentro del control político del país; 2. CREO y el oficialismo, representantes del sector bancario. El más afectado por la mala imagen del gobierno, podría beneficiarse de las últimas medidas tomadas por Lasso; 3. UNES, representantes de la élite progresista. Ante una inminente crisis e inestabilidad política, pueden beneficiarse con creces, al posicionarse como una oposición sólida y con un fuerte apoyo electoral, demostrado en las últimas elecciones seccionales, hasta lograr el poder ejecutivo del Estado.

Cualquier resultado dentro de la disputa interburguesa por el poder, es irrelevante a largo plazo para los objetivos concretos de la clase trabajadora. La democracia burguesa de ninguna manera impone la agenda popular, más allá de generar escenarios específicos de interlocución. Independientemente de que sector de la burguesía ostente el poder del Estado, la constitución del poder popular es el único mecanismo para la superación definitiva del capitalismo, horizonte final de la clase trabajadora.

 

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