Tan cerca de los Estados Unidos y tan lejos de la justicia
Golpe de Estado en Bolivia, saludos y felicitaciones a Piñera, injerencia en Ecuador. La cercanía de los Estados Unidos a nuestra américa es aterradora y tiene efectos directos en la vida de nuestros pueblos. O nos precarizan hasta el hambre o nos quitan los ojos, pero definitivamente, de una u otra forma, el imperialismo yanqui nos quiere esclavxs o nos quiere muertxs.
Después de que concluyeran los 11 días de la revuelta popular que marcó un hito en el Ecuador y América Latina, el gobierno nacional anunciaba la cooperación de manera directa en materia fiscal con la Embajada de EEUU en Ecuador. Esta noticia se oficializó el 16 de octubre, en una reunión entre el embajador de dicho país, Michael Fitzpatrick, y la Fiscal General, Diana Salazar. Durante este encuentro, el embajador expresó su apoyo a la Fiscalía para investigar los hechos que se suscitaron durante el paro de octubre. Así, el gobierno de Ecuador acude servilmente a la entidad a la que se debe en términos políticos y financieros: al gobierno de los Estados Unidos. La administración de Donald J. Trump parece haber encontrado en el gobierno de Moreno uno de sus aliados más cercanos e incondicionales, conjuntamente con los Bolsonaros, Piñeras, Duques y Bukeles.
Este encuentro es solo el más reciente de los tantos lazos de amistad que el Ecuador ha tejido en los últimos años con EEUU. Cabe recordar el comunicado emitido por el Departamento de Estado de EEUU durante pleno Paro Nacional, el pasado 12 de octubre. Michael Pompeo declaraba que: “EE.UU. apoya los esfuerzos del presidente Moreno y del Gobierno de Ecuador para institucionalizar las prácticas democráticas e implementar las reformas económicas necesarias”. Este fue exactamente el mismo mensaje que el Secretario de Estado le extendió a Moreno durante su última llamada telefónica del 28 de octubre pasado. El Secretario de Estado añadía también que EEUU asegura su contínuo apoyo a “las reformas económicas para avanzar en la prosperidad de Ecuador”. Hemos visto desde hace décadas cómo esa prosperidad tiene un curioso color sangre.
Sin duda, este reciente anuncio de cooperación entre Ecuador y EE.UU. debe interpretarse con un amplio abrir y cerrar de ojos. Un acto de este tipo constituye una injerencia directa en Estado, que se encuentra a la (mala)suerte de la condicionalidad creditícia del FMI, del Banco Mundial, del Banco Europeo de Desarrollo, del BID, y demás instituciones a las que el Ecuador es deudor a interéses indefinidos.
Claro está que EEUU. tiene un interés explícito en que movilizaciones de la magnitud del paro de octubre pasado no vuelvan a repetirse en el Ecuador ni en la región, excepto que beneficien sus propios interéses como en el caso de Bolivia, hermano pueblo hoy atacado por el fascismo. No es coincidencia que el gobierno de EEUU sea uno de los primeros socios créditicios del FMI y que se encuentre en su interés nacional el que Ecuador cumpla con todas las condiciones a las que se comprometió. Existen innumerables paralelas históricas que demuestran que la estrategia implementada en Ecuador por EE.UU. no resulta ser nada nueva. Los Estados Unidos apoyaron y financiaron a los regímenes dictatoriales fascistas de todo el continente, incluyendo a las juntas militares de Brasil y Argentina, Stroessner en Paraguay, Videla en Argentina, Pinochet en Chile, etcétera.
En este sentido, tampoco es nada nuevo que Estados Unidos apoye a un gobierno que ya contabiliza 11 muertos, más de 1300 heridxs, 80 desaparecidxs, cientos de detenciones arbitrarias y presxs políticxs. La persecución a movimientos sociales y medios alternativos son una clara muestra del tipo de justicia que la Fiscalía y su aliado-cooperante imponen. El neoliberalismo reproduce y profundiza una violencia sistemática y estructural por medio de políticas económicas antipopulares, pero también mediante el uso y abuso de la fuerza represiva del Estado, mediante el amedrentamiento y la persecución, mediante los cercos mediáticos cómplices del capital, mediante la normalización de la pobreza.
Si bien este gobierno ya habrá finalizado su mandato en el 2021, no sorprendería que los Estados Unidos pongan presidente en las próximas elecciones. Ahora parece que al menos han puesto fiscal. En este escenario tan hostil al que vuelve el Ecuador y toda América Latina, el pueblo despierta como en Chile y Haití, resistiendo en las calles y plazas hasta que la dignidad se haga costumbre. Hasta la soberanía. Hasta la justicia social. Por todo.