TLC con EE.UU.: la obra maestra de Moreno
A dos meses del fin de la “era” Trump, el próximo 20 de enero de 2021, y que Moreno complete su periodo presidencial el 24 de mayo del mismo año, ambas administraciones parecen apresuradas y esmeradas en concretar el tan anhelado Tratado de Libre Comercio entre los dos países. La piedra angular de este acuerdo se sentó el 12 de febrero de 2020, cuando Moreno protagonizaba la visita a Washington, después de 17 años de la última visita de Estado de Ecuador a EE.UU., encabezada por Lucio Gutiérrez en 2003. En la visita de febrero pasado, el presidente Trump elogiaba a Moreno, reconociendo su “buena reputación” como lacayo fiel del imperio yanqui. Tanto en aquel entonces como ahora, la ficha central en la ecuación termina siendo Ivonne Baki, ex ministra de Comercio Exterior de Gutiérrez y actual embajadora de Ecuador en EE.UU. Ella había tramitado la visita de Gutiérrez en 2003, como también la de Moreno en 2020, al ser amiga personal de Donald Trump. Las negociaciones respecto al TLC fueron retomadas también en donde habían quedado con la administración de Gutiérrez.
Este 11 de noviembre, la Embajada de Ecuador en EE.UU. celebraba la visita de una delegación del gobierno ecuatoriano, encabezada por la Ministra de Gobierno, María Paula Romo, en la cual se afinaron los detalles de la inminente firma del TLC entre los dos países. Tal parecería que el gobierno de Moreno se ha comprometido a materializar el tratado y cumplir con el imperio antes de finalizar el periodo, reafirmando su lugar en la historia como el gobierno más nefasto del país. Indudablemente, las relaciones bilaterales entre Ecuador y EE.UU. se encuentran en una cercanía histórica, materializando un modelo de Estado lo más apegado a EE.UU. posible, dejando una deuda externa equivalente al 60% del PIB ecuatoriano, maniobrando una pandemia en la que priman los recortes y los despidos y profesando simultáneamente que representa al “gobierno de todos”. El mismo gobierno que posibilitó la firma del TLC con la Unión Europea, a cambio de migajas como la extensión de la visa Schengen para turistas ecuatorianxs, pretende plasmar un acuerdo comercial que no traerá más que desventajas para Ecuador tanto en términos comerciales como alimenticios.
Aunque los detalles del TLC y su materialización se desconocen hasta el momento, solo basta con observar a Colombia, que firmó un TLC con EE.UU. en el año 2012. Es posible prever las graves y profundas consecuencias que tendrá la materialización de un TLC con Ecuador. A causa de este acuerdo, el sector agrario colombiano se encuentra en ruinas, inundado por maíz y leche transgénicas estadounidenses, además de alimentos procesados a precios que no permiten la rentabilidad de la producción doméstica. A pesar de encontrarnos gobernadxs por el gobierno cuántico, existen realidades que no son posibles de ignorar, ni siquiera pretendiendo tapar el sol con un dedo. Resulta irrisorio suponer que el TLC con EE.UU. presente beneficio alguno para Ecuador, un país que tiene todo el potencial para ser autosuficiente y soberano en términos alimenticios. Los mercados que pretenden acercarse e integrarse mediante el TLC son extremadamente desiguales: EE.UU. cuenta con una población mayor a los 300 millones de habitantes, mientras el Ecuador tiene tan solo 17 millones. EE.UU. basa su política agroindustrial en amplias subvenciones al sector agrario, implementando también el uso indiscriminado de transgénicos y una lista interminable de pesticidas, los cuales mantienen -de la peor forma posible- al agro estadounidense en competitividad a nivel regional y global.
Mediante la entrada en vigencia de un TLC, el Ecuador profundizará su dependencia con EE.UU., el hegemón en decadencia, que se presenta como el “bueno” y benevolente, en el cual se puede confiar en todo ámbito: salvaguardando la “democracia” en la región, por la vía diplomática y la militar, por medio de financiamiento, ONGs, la instauración de bases militares, fungiendo de proveedor de alimentos, entre muchos otros. El país que se autodeclara como referencia mundial en prácticamente todo, pretende reforzar los vínculos de dependencia con su “patio trasero”, ante el avance de China como mayor exportador y socio comercial a nivel mundial.
A cambio del acolitismo local, EE.UU. está dispuesto a condecorar a sus representantes nacionales por su esfuerzo personal. La semana pasada se oficializaba que el ex Ministro de Finanzas, Richard Martínez, uno de los artífices del sobreendeudamiento externo con el FMI y el Banco Mundial, será nombrado vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, por su incesante labor a favor de los beneficios directos de EE.UU. en el país en materia financiera. Queda la incógnita del reconocimiento que le será otorgado ante todo a Lenín Moreno, por posibilitar la firma definitiva del TLC con EE.UU. y a la actual Ministra de Gobierno, María Paula Romo. Sin duda alguna, Washington lxs recompensará generosamente por sus esfuerzos en subyugar al Ecuador al imperio yanqui en términos económicos y políticos. EE.UU. no olvidará a quienes estuvieron y están de su lado, defendiendo sus intereses al precio que resulte necesario. El imperio volvió y no se contentará con nada más y nada menos que con toda la influencia, dependencia e injerencia que les sean permitidas por el gobierno actual. El TLC con EE.UU. será sin duda el mayor legado de Moreno y compañía en términos geopolíticos y en materia de política exterior. Como antes y como siempre, el pueblo organizado dirá: NO TLC, yanquis de mierda.