¡Viva la Revolución Palestina!

Abu
Martes 16 de Julio de 2024

El 7 de julio se cumplieron 9 meses del inicio de un genocidio frontal desatado por el Estado sionista de Israel en contra del pueblo palestino. La campaña de limpieza étnica de Israel inició con su fundación en 1948, y sus preparativos desde la Declaración Balfour. Una sociedad supremacista, fundada por una minoría judía blanco-europea asquenazí -uno de los más de 600 pueblos que conforman la cultura y población judía-, se impuso sobre un pueblo entero bajo la victimización, con un proyecto colonial. Mientras Palestina aceptó de brazos abiertos el influjo masivo de exiliadxs judíxs durante la Segunda Guerra Mundial, el sionismo impuso su estandarte supremacista con el blanqueamiento y exterminio contra el pueblo palestino desde un inicio.

El 7 de octubre de 2023 no solo dio inicio al genocidio frontal contra el pueblo palestino, con más 180 mil víctimas civiles en 282 días consecutivos; sino que también puso al conocimiento del mundo, el inicio de la Revolución Palestina, materializando los anhelos incontables de generaciones de palestinxs, por la liberación definitiva de esta tierra heroica, faro de luz para los pueblos del mundo. Un pueblo que defendió su tierra desde el primer día de ocupación, que supo y sabe resistir los embates del imperialismo más cruento -EE.UU. ha efectuado más de 100 entregas de armamento de exterminio a Israel desde el 7 de octubre-, demuestra una vez más que el derecho a la autodeterminación de los pueblos es inalienable. En medio de la lucha por la liberación nacional, el pueblo palestino se suma a las grandes revoluciones anticoloniales como Cuba y Vietnam.

Tras una carnicería incesante por parte de las fuerzas de ocupación, que bendicen las bombas de 1 tonelada “made in USA”, mismas que dejan caer sobre decenas de miles de civiles palestinxs, Israel es incapaz de concretar un objetivo militar de relevancia. Los medios israelíes aceptan que tras nueve meses de guerra, tan solo han logrado eliminar a un 20-25% de lxs combatientes de la Resistencia Palestina, cuando los números reales serían mucho menores. Quien está extremadamente golpeado, es el Ejército sionista.

Resulta evidente que tanto la Resistencia Palestina como sus aliados regionales, como los Hutíes en Yemen, Hezbollah en el Líbano y la Resistencia Iraquí, esperan que las fuerzas de ocupación sucumban ante un inevitable desgaste. Tan desoladora parece ser la derrota que se encuentra sufriendo el Estado de Israel, que el gobierno se vio obligado a incrementar el servicio militar obligatorio de 24 a 36 meses, ante una aparente escasez de tropas. Adicionalmente, fuentes internas de las Fuerzas de Ocupación Israelíes -IOF- aseguran que tras nueve meses de combates ininterrumpidos, las fuerzas militares sionistas están sufriendo una escasez de tanques de guerra, como resultado de los embates propiciados por la Resistencia Palestina. El supuesto ejército más tecnologizado y efectivo del mundo, además de no sobrevivir sin el apoyo incesante de su auspiciante yanqui, se encuentra en una etapa de decadencia definitiva, al igual que el proyecto de ocupación sionista. No cabe duda de que la victoria del pueblo palestino contra la tiranía genocida llegará y será definitiva. El Estado sionista de Israel tiene los días contados.

El efecto dominó que la Revolución Palestina tendrá en el mundo entero, empezando por Medio Oriente y África, es inconmensurable: Palestina se encuentra a la vanguardia del antiimperialismo a nivel global. Por su parte, Burkina Faso, Mali y Niger acaban de conformar la Alianza de los Estados del Sahel, un tratado de integración económica y defensa mutua que plantea la implementación de una moneda común independiente de Francia, respaldada por las reservas minerales del conjunto de los tres países; como en su momento lo ideó Muamar al-Gadafi.

Este momento inaugura el surgimiento de un nuevo orden mundial: la transición de la hegemonía geopolítica de EEUU a China-Rusia. En la competencia por sostener lo poco que le queda de control, Occidente entero impone sanciones al coloso chino, intentando tapar el sol con un dedo: China responde con una fuerza que parece infinita. Ahora mismo la industria china domina todo el mercado mundial. Inclusive el complejo industrial militar yanqui depende de subcontratistas y proveedores chinos. Pero la burguesía transnacional occidental está dispuesta a sacrificar al pueblo, como siempre. La crisis que la caída de Occidente está generando en sus centros y espacios de influencia se asemeja a la Gran Depresión de los 30s.

Una vez más, la crisis la cargarán los pueblos del centro y las periferias dependientes, con el grave peligro de que el capitalismo haya sido asimilado en las conciencias de gran porcentaje de la gente, y en efecto el fascismo que sus amos plantean como salida, sea bien aceptado entre las masas. La decadencia de la democracia burguesa puede tomar solo dos caminos, que bien pueden ser simultáneos y chocar magníficamente en el mediano plazo. La respuesta civil al atentado contra Trump puede ser un buen termómetro del estado de la sociedad en el centro del imperio: por un lado, conservadorxs y ultraderechistas han elevado un Ave María y un Aleluya al cielo en agradecimiento a la “intervención divina” que “no solo salvó a Trump, sino a toda América”; y por otro lado, varias personas han manifestado en redes su decepción por el intento fallido.

La decadencia de la democracia burguesa es un fenómeno mundial, con especial énfasis en el corazón de Occidente. En EE.UU. se disputan la presidencia entre un genocida senil, representante de la industria militar y al poder de la realpolitik; y un genocida degenerado, representante de los magnates nacionalistas. Ambos fascistas. Mientras tanto, en Europa las políticas pro sionistas son cada vez más represivas y totalitarias, como la reciente prohibición del triángulo rojo invertido, la bandera palestina o las Kufiyas. En repuesta, buena porción de los pueblos europeos, muchos con ascendencia árabe, negra y latina, generan manifestaciones cada vez más masivas y violentas en contra de sus Estados fascistas.

En territorio palestino ocupado, en lo que se conoce como Estado de Israel, las crecientes manifestaciones abren una posibilidad real de un estallido social que bien podría devenir en una guerra civil interna, con la resistencia de los judíos ortodoxos al autoritarismo de Netanyahu como protagonistas. Los imperios también implosionan desde los centros. Para lograr superar al capitalismo, ciertamente necesitamos la unidad de todos los pueblos del mundo.  

Por su parte, en su decadencia innegable, el imperialismo occidental se atrincherará en Latinoamérica como su último bastión de control geopolítico y mina de recursos.  América Latina se va a enfrentar a un proceso de neo colonización aún más agudo, donde el control de los recursos será el punto de inflexión para el uso de la fuerza. Esto viene de la mano de la profundización de Estados policiales y la implementación de Narcoestados donde sea necesaria la colaboración paralela de ese sector de la burguesía, misma que llevará al libre mercado a su máxima expresión.

Imponer el proyecto extractivista a gran estala será prácticamente el único sostén para el imperialismo occidental, con sus ojos fijos en las reservas de cobalto, cobre, oro, plata, gas natural, petróleo y por supuesto litio de esta región. Las declaraciones de Elon Musk al respecto de las reservas de litio en Bolivia son premonitorias. Por su parte, Ecuador parece ser la punta de lanza de la estrategia yanqui, donde el Narcoestado ya está cimentado, y las estructuras paraestatales ya apoyan a las fuerzas represivas del Estado en el control de la organización popular, que resiste la depredación de sus territorios. La situación en Palo Quemado y las Pampas, con más de 79 campesinxs judicializadxs por ejercer el derecho a la resistencia, es una imagen bien descriptiva de lo que puede suceder en un futuro cercano en todo el territorio nacional.

En respuesta, la organización popular masiva urge y ciertamente se dará, porque será la única condición de los pueblos para poder continuar la vida. Marx ya decía que “la historia ocurre primero como tragedia y después como farsa”. La oportunidad histórica de dar un golpe final al capitalismo desde una perspectiva mundial, se nos ha presentado en pocas ocasiones, o mejor dicho, solo en estas dos ocasiones, con un siglo de distancia. La revolución en Palestina, que se presenta con las características de un proceso de Liberación Nacional, tiene una influencia significativa del pensamiento marxista, con una presencia importante de militantes y combatientes comunistas entre sus filas. Si bien la plataforma de lucha principal es la expulsión del Estado de Israel de tierras ocupadas, uno de los sentidos en disputa más importantes de este proyecto popular, es la denuncia de la perversidad y complejidad del orden capitalista mundial, y la necesidad de acabar con el mismo.

La Revolución Palestina ilumina al mundo del mañana, inaugurando el momento histórico de la posibilidad de transición definitiva y superación categórica del capitalismo. Como bien decía Lenin hace más de un siglo, el imperialismo -época que inicia con la imposición económica, comercial y militar de Occidente sobre el resto del mundo desde finales del siglo XVIII-, constituye la fase superior y terminal del capitalismo. Es en esta etapa y su decadencia, que tenemos la oportunidad histórica de construir nuestro proyecto histórico: el comunismo.

La Revolución Palestina parece indicar el inicio del final de la prehistoria de la humanidad, y el principio de la historia, escrita por pueblos libres. Palestina ha vuelto a catapultar a los pueblos hacia un horizonte revolucionario, los pueblos del mundo  globalizarán la Intifada.

¡Viva la Revolución Palestina!

 

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