El legado moral de Moreno

a
Lunes 3 de Febrero de 2020

En el actual escenario político, no parece transcurrir una semana sin que una alta autoridad gubernamental realice declaraciones con un elevado contenido polémico, las cuales caracterizan los casi tres años de gobierno de Lenín Moreno y a la ultraderecha latinoamericana.

Este discurso parece encontrarse secundado por los medios tradicionales hegemónicos, los cuales se alinean al gobierno en su totalidad. No olvidemos que la mayoría de estos medios son privados y encuentran sus propios intereses reflejados en el gobierno actual. Es así que, se suman a las voces del oficialismo que intentan criminalizar la organización social, y acallan cualquier posibilidad de crítica. Los medios hegemónicos defienden y forman parte del grupo de poder que sostiene -hasta el momento- al gobierno “de todos”. En conjunto, pretenden legitimar la represión sostenida por las fuerzas del Estado durante el Paro Nacional, además de desarrollar toda una estrategia mediática en torno a la minería responsable, la seguridad nacional y la falaz recuperación de la democracia.

Una característica elemental de la lógica de los gobiernos neoliberales que actualmente acosan a América Latina, consiste en un discurso que hace énfasis en su desprecio estructural por los derechos humanos, por los movimientos sociales, la sociedad organizada y las alternativas populares.

Ejemplos nos sobran: Según Bolsonaro, en Brasil “cada vez más el indio es un ser humano”, visibilizando de manera sobresaliente el racismo colonial y deshumanizador frente a 1 millón de brasileros. Sebastián Piñera afirma que en Chile el gobierno se encuentra “en guerra contra un enemigo muy poderoso”, colocando a su propio pueblo como el enemigo interno a combatir a quemarropa en las calles. La golpista Jeanine Áñez celebra que la Biblia vuelva al Palacio Presidencial como símbolo de la conquista y supremacía blanca sobre los pueblos indígenas de Bolivia.

Y en Ecuador, el presidente Lenín Moreno declaraba el viernes pasado en Guayaquil ante medios y público presente que: “el acoso es cuando viene de una persona fea”. Según la argumentación de Moreno, si una persona es “bien presentada de acuerdo a los cánones”, no se suele pensar en acoso sexual. Destila misoginia en cada palabra. De tal manera, el primer mandatario revictimizaba a miles de mujeres violentadas, abusadas, violadas y asesinadas a manos del patriarcado de los machitos guapos de los que habla Moreno. El presidente sin duda presenta la cara más machista, ignorante y desfachada que puede llegar a tener la idiosincrasia ecuatoriana ante el mundo.

Sus comentarios misóginos llegaron a ser noticia en medios extranjeros -como Russia Today, France 24, Telesur y BBC, para nombrar unos pocos. El hecho que, a modo de replica, el público presente haya respondido a carcajadas al comentario final de Moreno, en el que aseveraba que:”...[E]n mi caso no sería acoso sexual, sino ocaso sexual”, refleja el profundo machismo que predomina en la gran mayoría de la sociedad ecuatoriana.

El primer mandatario no parece estar consciente del poder multiplicador que tienen en la práctica, sus torpes declaraciones. Una vez que una alta autoridad política menosprecie y ridiculice al acoso sexual, un sinnúmero de machos y violencias quedan una vez más en la impunidad de la normalización, ahora desde el pulpito estatal. La irresponsabilidad de Moreno tiene ya larga data, recordemos las declaraciones xenófobas que realizó después del feminicidio de Diana en Ibarra. Después de que Moreno incitara al odio mediante declaraciones públicas extremadamente peligrosas, que aludían a que la violencia machista era un fenómeno importado, cientos de personas salieron a ejercer ese odio mediante linchamientos y purgas humanas contra residentes venezolanxs en Ibarra.

Moreno no es, sino, un ejemplo más de la intencionalidad del discurso político que maneja la ultraderecha latinoamericana en este ciclo de regresión neoliberal. Termina siendo un discurso que se camufla y pretende encontrarse más allá de todo lo que se puede llamar ético y refleja el profundo clasísmo, racismo, la misoginía y xenofóbia que encarnan las elites políticas actuales y estos visibilizan lo más crudo de la ideología conservadora liberal que estas élites profesan. Esta es una mirada al espejo de la realidad latinoamericana, marcada por relaciones de poder que se entrelazan en las temáticas matizadas anteriormente y se instrumentalizan a favor de las élites económicas.

Volviendo a las recientes declaraciones del presidente Moreno, estas llegan a reflejar una parte de la cultura social, económica y política de nuestro continente, en cuando los Estados nación se constituyeron por medio de la encarnación del patriarcado en sus estructuras institucionales, además de reflejar la posición de una élite criolla blanqueada. El patriarcado y el racismo se encuentran estrechamente ligados en América Latina.

En sintonía, las declaraciones racistas de Matraca durante el Paro de octubre, cuando instaba a lxs manifestantes a que “se queden en el páramo”. Una declaración no dista una de la otra, en cuanto sostienen la estructura hegemónica patriarcal, colonial, racista y capitalista. Esto termina siendo una orden de exclusión en donde no existen ni los derechos de las mujeres, ni de los pueblos indígenas y afroecuatorianos y mucho menos los derechos de lxs cuerpxs de la diversidad sexo afectiva.

Una vez más, el primer mandatario ecuatoriano ha pasado a encarnar la totalidad de los discursos conservadores en su propia persona. Además de los monitos emprendedores, que en la actualidad conforman el 8,3% de lxs infantes; seguido por el “si ustedes se hacen los tontos, yo me hago el pendejo”; Moreno parece llevar la batuta de ridiculizarse y ridiculizar al Ecuador entero. Esto vomitado por la figura que supone (o si?) representar a la totalidad de la sociedad ecuatoriana. No cabe duda de que hace mucho tiempo que este ya no es el caso.

 

Fuente fotográfica:

www.france24.com

 

Categoria