Lenín Moreno: a las órdenes del gran capital
Entrando en la última semana del año 2020, el gobierno ecuatoriano, con su característica imposición de medidas de choque neoliberales, parece esmerarse en cumplir a cabalidad las directrices del FMI. Estas condiciones estan atadas al desembolso de la gigantesca deuda externa que ha acumulado Lenín Moreno en los últimos 4 años. A dos semanas de la firma de la primera etapa del TLC con EE.UU., el cual profundiza la influencia yanqui en territorio ecuatoriano, el Fondo Monetario Internacional desembolsará este lunes un monto de 2.000 millones USD.
Con el sector salud y los hospitales colapsados, más de 1 millón de nuevxs desempleadxs durante la pandemia ,y un costo social y humano incalculable, el Estado burgués se esmera en maquillar la gestión del gobierno actual. El propio Moreno autocalificaba su gestión gubernamental, el pasado 10 de diciembre, como “bastante buena”, refiriéndose sobre todo al desempeño del gobierno respecto al control de la pandemia del Sars-Cov2. Tal parece que Moreno y compañía no solo intentan crear una realidad paralela a la que se vive en el país, sino que también estan sumergidxs en ella, como acto de profunda y delirante autocomplacencia.
Con respecto al total de las obligaciones contratadas con las instituciones crediticias multilaterales, una ínfima parte de esta deuda ha sido destinada a atender la grave crisis humanitaria, económica y social que vive el Ecuador -prácticamente desde el día en que Moreno asumió su mandato-. La deuda se ha duplicado: Moreno terminará su administración con una deuda externa equivalente al 50% del PIB, habiendo contratado aproximadamente 35.000 millones USD en los últimos 4 años. Tan solo una semana después de concretarse el último paquete de “estímulos” financieros con el FMI, el ex Ministro de Finanzas, Richard Martínez, renunciaba para presentarse ante su cargo en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, otro de los grandes prestamistas que lucran del Estado ecuatoriano.
La última contratación de deuda con el FMI, aprobada a finales de septiembre, equivale a 6.500 millones USD, y se encuentra atada al cumplimiento de condiciones que el Estado ecuatoriano ha materializado hasta ahora de manera parcial. Entre ellas constan una normativa para la extinción de dominio en casos de corrupción, otorgar autonomía al Banco Central, profundizar los recortes en materia fiscal y la aprobación de una normativa contra la corrupción. El pasado 15 de diciembre, se materializaba uno de los requisitos, atado al desembolso actual, mediante la aprobación de la Ley Anticorrupción por medio de la Asamblea Nacional, con el voto favorable de 127 de lxs 130 asambleístas presentes.
Adicionalmente y como premonición a la posibilidad de la aprobación de una normativa para la extinción de dominio, el Tribunal de la Corte Nacional de Justicia ordenó el pasado 17 de diciembre, el embargo a los bienes de Rafael Correa, como medida restitutiva por la condena por el Caso Sobornos. Tal parece que la razón de ser del gobierno de Moreno es el anticorreísmo, que será el elemento ideológico, conjuntamente con el neoliberalismo, que plasme a este infame gobierno en la historia.
El actual desembolso de 2.000 millones USD viene acompañado de la primera revisión del desempeño del Estado ecuatoriano bajo condicionalidad del FMI. Se revisará si el Ecuador ha sido un buen súbdito en materia de política económica, financiera, fiscal y social, bajo la fachada maquilladora de la eficiencia gubernamental. Mantra predilecto del neoliberalismo y la desfachatada presunción de la “atención a los sectores más vulnerables”, de la cual se jacta el FMI mediante la imposición de sus “bien intencionadas” condiciones.
Adicionalmente y a “recomendación” del FMI y el BM, este 2020 se concretó la eliminación de los subsidios a las gasolinas, bajo el precepto de medida de choque en etapas y de forma gradual. Por otra parte, la pandemia también fue aprovechada para proceder con la profundización de la precarización a la clase trabajadora, imponiendo la media jornada y reduciendo el salario mínimo en 50% bajo el manto de la Ley Humanitaria. Al mismo tiempo, estos últimos 4 años se han caracterizado por la permisividad ante la fuga descontrolada de capital privado y público a tenedores de deuda y paraísos fiscales, que no cuenta con precedentes en la historia del país, sumando más de 30.000 millones USD de capital en el exterior -cantidad de dinero 7 veces mayor a los activos financieros del Estado- .
Este gobierno, en definitiva, no solo se perfiló como el gobierno de las élites financieras y la oligarquía local, sino también de los grandes bancos prestamistas internacionales, con el gobierno de Moreno, como laboratorio y aprendiz de las recetas impuestas para una nueva arremetida neoliberal en la región: la maquinaria de muerte llamada neoliberalismo. El gran legado del gobierno de Moreno será el reparto de la mayoría de los activos del Estado, tanto respecto a los sectores estratégicos como en materia de política fiscal y financiera. Moreno entrará en la historia como aquel presidente súbdito a las élites locales e internacionales, el cual actuó en su nombre a costa de la dignidad y la vida del pueblo. En definitiva, hoy por hoy, quien manda en el Ecuador es el gran capital.