Leonidas Iza: la lucha colectiva por una sociedad bonita

Leonidas Iza
Lunes 27 de Enero de 2025

El momento político que atraviesa el Ecuador en la actualidad, no cuenta con paralelas a nivel histórico en el país: por primera vez y como mandato colectivo y popular, se posiciona un líder popular, orgánico, un verdadero hijo del pueblo, dispuesto a defender los intereses colectivos hasta las últimas consecuencias, enfrentando los poderes fácticos que imponen la miseria y la violencia sobre la clase trabajadora.

La figura de Leonidas Iza, lejos de representar intereses particularistas, defiende y representa las luchas, la voz, el hartazgo, la ira, como también los sueños y anhelos colectivos de un pueblo precarizado, marginalizado, racializado y difamado por la clase político-empresarial a tal punto de desaparecer a niños como política de Estado.

La lucha de clases nos ha posicionado en este momento específico de la historia, en el cual la organización popular demanda un liderazgo que se traduce también en el escenario electoral, pero el cual se da en todas las dimensiones del poder, ante todo la lucha política en las calles, de la cual Leonidas Iza se ha forjado como sujeto político. En el tablero político-electoral, por primera vez en la historia se configura un mandato colectivo, con conciencia de clase, que realmente proviene desde lo más profundo de la memoria y las luchas de los pueblos, en el único líder que comprende a profundidad la realidad del pueblo.

Un cambio colectivo, en las palabras de Gramsci, debe darse en todas las esferas del poder político, incluyendo las instituciones ideológicas, ante las cuales se constituye el propio Estado. Una de las victorias políticas de lxs bolcheviques en la Rusia zarista, consistió en la utilización estratégica de los aparatos político-electorales del Estado burgués como instrumentos de difusión y propaganda para la lucha revolucionaria de la clase trabajadora.

En términos históricos, se trata de uno de los momentos más elevados de la lucha político-ideológica, en el sentido en el que visibiliza las propias contradicciones de clase en su más profundo sentido: Leonidas Iza es, hoy por hoy, el único candidato que se muestra en mercados, barrios populares y marginalizados por el Estado empresarial por décadas, además de comprender a profundidad las necesidades de un pueblo demacrado por el empresariado desde la fundación republicana del Estado ecuatoriano. Además, una candidatura colectiva y popular, vislumbra los límites de la democracia burguesa, al mismo tiempo de representar una verdadera pugna por el poder político, desde abajo y contra los de arriba.

En términos generales, las próximas elecciones del 9 de febrero se perfilan, una vez más, como un espectro encaminado a descentralizar ciertas intenciones de voto que contradicen el relato oficialista, para aglutinarlas en una segunda vuelta en torno al manual reciclado del “pro” y el “anti”. Así, el empresariado en el poder confunde al electorado en una primera instancia, para redireccionar esa intención dispersa -alrededor del 60% de indecisión anterior al debate presidencial- como estrategia antipopular para auto adjudicarse una victoria certera.

En total se cuentan 16 candidaturas -14 candidatos y 2 candidatas-, de las cuales 15 proponen una profundización de la militarización interna, el autoritarismo de Estado y el perfilamiento racial hacia las clases populares. El Ecuador se encuentra ante un momento de radicalización de los antagonismos de clase, con la constitución de una posible alianza entre la ultra-derecha y el poder político-militar -politizado desde la “década ganada”, para evitar un gobierno popular.

Como oportunidad histórica, nos encontramos frente al momento de posicionar un discurso colectivista, enmarcado por primera vez desde los intereses de las clases populares, que exige justicia frente a tanta inmundicia, impuesta por una clase para la que no somos nada, al mismo que exprime de nuestro sudor toda su plusvalía y acumulación de capital, para devolvernos violencia, muerte y no futuro. Es hora de que de una vez por todas, el pueblo tenga un futuro en este país.

En este momento crucial de la historia política del Ecuador, resulta imposible confundirse con la ilusión empresarial de la política: el sistema representativo-electoral actual que se petrifica en el Estado, al igual que el sistema de justicia, que le pertenecen a quien las financia, y por ende no están hechas para las clases populares, pobres, razializadxs, explotados y explotadas.

En definitiva, las clases populares somos vidas desechables ante los ojos omnipotentes del poder político-económico de la clase empresarial, que primero desaparece, tortura y calcina a cuatro niños, Josué, Saúl, Ismael y Steven, para recordarle al bananero-presidente que primero quiso nombrarlos héroes nacionales, para después omitir sus nombres, pretendiendo lavarse sus manos manchadas de sangre en campaña.

Por su parte, Leonidas Iza es puesto al frente por el pueblo organizado, reconociendo su liderazgo y legitimidad absoluta como dirigente popular histórico de la mayor organización político-social y organizativa de base del Ecuador: la CONAIE. El pueblo organizado y ante todo el Movimiento Indígena -y no una sola persona-, toma la batuta de las luchas populares en los años 80s y 90s, para consolidarse en una de las principales fuerzas organizativas populares a nivel continental. Como dicen el Subcomandante Marcos -ahora El Capitán- “cuando miramos al mundo, primero miramos al Ecuador y a Bolivia”. La acumulación colectiva de poder popular, luchas históricas que provienen tanto del Movimiento Indígena, como de los procesos organizativos sindicales clasistas y del estudiantado combativo, se consolidan en la voz orgánica de la CONAIE, pasando a representar a una corriente anticapitalista, colectivista y en defensa de los derechos y las conquistas históricas de la clase trabajadora.

Aunque la clase político-empresarial se esmere en intentar opacar al despunte de una propuesta política encaminada a superar la espuria dicotomía entre el “anti” y el “pro”, la dirección encaminada a constituir de una vez por todas un proyecto político desde la izquierda consecuente, anticapitalista, anticolonial y antipatriarcal: un verdadero proyecto del pueblo, resulta inevitable.

Por la construcción del Poder Popular Plurinacional y la superación definitiva del capitalismo.

 

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