Noboa: el empresariado contraataca
En el capitalismo, manda el capital -valga la redundancia- es decir, la clase explotadora: industriales, banqueros y empresarios. Este hecho vuelve a demostrarse en las elecciones anticipadas del próximo 15 de octubre, en las cuales el mayor agroindustrial bananero del país tiene una alta probabilidad de convertirse en el siguiente presidente del Ecuador, y por fin regrese al territorio nacional a lo que empresarios, industriales y banqueros intentan siempre volver: una sola gran hacienda.
Tras la hazaña histórica del banquero presidente Guillermo Lasso con su proyecto del Encuentro -figurativo para el encuentro entre el empresariado y el crimen organizado-, esta vez la oligarquía posiciona a la figura renovada de Daniel Noboa como su nuevo delfín. Un hacendado que hasta hace poco tiempo no concurría en las altas esferas de la política -además de ser parte de la Asamblea Nacional-, Daniel podría cumplir con el sueño de su padre –Álvaro-, de ostentar la banda presidencial a nombre de su grupo industrial-familiar, con el látigo de negrero como símbolo de dominación.
El clan Noboa o Grupo Nobis -como toda buena dinastía terrateniente y empresarial- se consolida primero como parte de la clase hacendataria en el siglo XVII. Uno de los primeros presidentes del Ecuador republicano, Diego Noboa y Arteta -político conservador y hacendado de la oligarquía guayaquileña- estuvo a cargo del gobierno por un breve periodo, entre 1850 y 1851, representando a la clase hacendataria en el poder político.
Una candidatura de tal envergadura demuestra indudablemente que la contradicción fundamental entre Capital -la gran empresa, los bancos y los grupos económicos- y Trabajo -nosotrxs, la clase trabajadora, la única que genera riqueza- continúa determinando toda la realidad. Esta contradicción estructura los grandes conflictos sociales y políticos, que llevan a que una ínfima minoría viva a costa del resto de la población, la inmensa mayoría. Mientras la informalidad y el subempleo acechan a casi el 70% de la población, existe una clase que continúa acumulando y asegurando sus privilegios, siempre a costa de la masa trabajadora. Esta situación no puede catalogarse como nada más que estructuralmente parasitaria.
En este mismo momento, a casi 11.000 kilómetros de distancia, Grecia acaba de aprobar la reintroducción de la esclavitud moderna, al pasar por decreto el aumento de la jornada laboral semanal, de 44 a 78 horas. Este incremento de la carga laboral pretende duplicar la explotación a la clase trabajadora, ejecutando una descarada regresión de derechos laborales, conquistados a sangre y fuego por la clase trabajadora mundial hace casi un siglo atrás. El gobierno ultra conservador del primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, decretó el equivalente a alrededor de 13 horas diarias de trabajo, distribuido en 6 días a la semana: mandato explícito del FMI.
La encrucijada en la que se encuentra la clase trabajadora griega, sirve de ejemplo de los instrumentos de explotación que manejan el empresariado, la banca, la agroindustria y demás explotadores a nivel mundial. La oficial reintroducción de la esclavitud moderna en Grecia, es parte de las recomendaciones impuestas por el FMI –entidad de la burguesía imperialista transnacional-, que tiene a Grecia bajo un estricto programa de austeridad desde el año 2012, tras declararse en bancarrota como producto de la crisis financiera global de 2008. Cabe mencionar que el dictado de la “troika” -como se conoce la condicionalidad financiera entre FMI, Banco Mundial y Banco Central Europeo en Grecia- “recomendará” medidas económicas hasta al menos finales del año 2030. Volviendo a Ecuador, Daniel Noboa sería el nuevo mimado del FMI, al ser la voz más prominente del discurso de la flexibilización laboral y la ultraexplotación, legado familiar que lleva a mucha honra.
En términos económicos, Ecuador se encuentra ante un escenario parecido a Grecia. Con una deuda externa mayor al 70% del PIB, y sin posibilidades reales de alcanzar una balanza comercial que favorezca lo suficiente como para contrarrestarla. La historia de la humanidad se encuentra atravesada por la dialéctica. Esta vuelve a manifestarse tanto en la realidad de la clase trabajadora de Grecia como de Ecuador, aunque frente a escenarios específicos y diferenciados. Ambas realidades se encuentran atravesadas por el dictado de austeridad del imperialismo financiero y empresarial, sostenido por instituciones como el FMI y con el apoyo de la burguesía local, como los Noboa, los Lasso, los Nebot y demás parásitos nacionales.
Por su parte, la clase trabajadora griega ha librado las luchas más contundentes y masivas en contra del imperialismo financiero de la Unión Europea y el FMI en las últimas dos décadas en toda Europa. En Ecuador, tanto Octubre 2019 como Junio 2022, representan ya hitos históricos de la lucha y organización popular antineoliberal como anticapitalista a nivel de toda América. En términos materiales como clase trabajadora, tenemos más en común con lxs trabajadorxs de Grecia que con la clase empresarial local.
Cuando el dicho popular reclama que “vienen nuevos negreros”, reconociendo que la supuesta “independencia” republicana únicamente llevó a cambiar de amo, se refiere justamente a que la historia de dominación no ha cambiado más que de nombre. En este momento el entramado político impone al capital transnacional representado por la minería y el Narcoestado, al tiempo que las corporaciones de comunicación posicionan a uno de los principales explotadores del país como una aparente solución. La realidad es que Noboa no representa en lo absoluto un cambio de modelo, sino todo lo contrario: una profundización de las medidas antipopulares y una agudización de la crisis para la clase trabajadora. La triste pantomima de la democracia burguesa juega a alternar sus fichas: si no sirvió un banquero, que venga un bananero.
La pugna interburguesa continuará y al pueblo aplastará en su quehacer capitalista. ¡El pueblo merece una vida digna! Una vida que estamos construyendo desde abajo, desde la organización popular, por el mundo de lxs trabajadorxs. Pasó ya la hora de la resistencia, vamos por el único camino de la dignidad, el de la lucha anticapitalista.