El fascismo estadounidense del siglo XXI

fascistas
Miércoles 5 de Marzo de 2025

Trump ha ganado nuevamente las elecciones en EEUU, y al igual que su primera presidencia, esta segunda empieza con una ola de expresiones filo-fascistas, racistas, clasistas, xenofóbicas, que apunta a ser peor que la anterior. Es importante que se analice este nuevo peligro.

El día de su coronación, Trump tuvo como acompañante al hombre más rico del planeta, Elon Musk, quien en un momento de euforia ejecutó un saludo nazi ante el público, blandiendo la mano derecha desde su pecho hacia el cielo, para terminar diciendo que “entregaba su corazón”.

Es que Trump va acompañado de una caravana de sectas, grupos violentistas, políticos de medio pelo y magnates que usan símbolos fascistas en sus ropas, pregonan ideas fascistas, hacen saludos fascistas, tienen propuestas fascistas, pero atacan furibundos a quienes los llamen fascistas.

El fascismo no es en realidad un movimiento intelectual, ni una corriente económica, tampoco una escuela de pensamiento; el fascismo, es, sobre todo, un movimiento de masas, y su primera tarea es conquistar a estas. Y esa conquista se logra por medio del espectáculo. El acto central de ese espectáculo es el odio, servido como elixir para el desahogo de las masas, canalizando sus insatisfacciones hacia la agresión al distinto, sobre todo el vulnerable. Es decir, el fascismo es un movimiento de odio, o más bien, de odios, pues lanza su anzuelo a todos los odios de la sociedad.

Por eso, el primer gran espectáculo de odio de la era Trump 2.0 fue la deportación masiva de migrantes encadenados y humillados, para deleite de una parte grande de sus seguidores. Conscientes estamos que las deportaciones de indocumentados esposados no son nuevas; se dieron también en las eras Obama y Biden; la novedad es su uso como espectáculo. Las comparaciones de hechos históricos, sabemos, nunca son exactas, pero a quien escribe le recordó los videos de judíos desalojados en Berlín mientras la población alemana aplaudía, ya con sus cerebros lavados por los nazis.

Fue un show miserable, para complacer a las almas miserables entre los estadounidenses, pero que complació también a las almas miserables del mundo entero, incluso las de Latinoamérica. Por eso, siempre que se mire un acto así, debe pensarse en sus consecuencias en el mundo y en la historia. Estos actos empoderan a racistas y fascistas al rededor del mundo, pues les dan un antecedente y ejemplos a seguir, mostrándoles que este mundo no es tan humano como temían, y que sus perversos proyectos son posibles.

Este acto ruin tuvo otros actos paralelos, que lo tornaron más indigno. Mientras los migrantes se exhibían encadenados, Trump sacaba de cárcel a varios criminales y fascistas. Uno fue Ross Ulbricht, fundador de Silk Road, el más grande mercado de armas, drogas, órganos y demás “mercancía” por internet. Ulbricht fue capturado cuando intentaba contratar un asesino a sueldo para acabar con un rival, que resultó ser un agente del FBI.

También fue liberado Enrique Tarrio, líder de la banda nacionalista Proud Boys, que asaltó el capitolio en 2021. Tarrio ya había realizado antes delitos como venta de equipo médico robado, y vendía por internet camisetas con la leyenda “Pinochet no hizo nada malo”. Tarrio había realizado “hazañas” con sus seguidores, como romper pancartas alusivas al movimiento Black Live Matters en iglesias de feligreses negros, y protestaba contra los derribos de estatuas de militares confederados. Vale recordar que el asalto al capitolio resultó en un policía muerto y varios heridos de gravedad.

Muchos dicen que estos grupos no son fascistas, pues, por ejemplo, Enrique Tarrio es un mulato de ascendencia cubana. Y es que el racismo no es la única cara del fascismo. Proud Boys se declara un grupo de hombres occidentales, nacionalistas, antifeministas, defensores del porte de armas y de lo que ellos consideran “masculinidad”. Además, recordemos que el racismo nazi no era más que un pretexto para ganar el poder a través del odio. Los alemanes, como se ha demostrado ahora, tienen en buena parte genes eslavos; es decir, genes de ese grupo étnico al que llamaban “basuras blancas”. Así que, el racismo, si bien caracterizó al fascismo del siglo XX, puede tomar otras formas en el XXI, igual de anticientíficas y ridículas, y ser pregonado por cualquiera con la única condición de estar infectado por odio.

El trumpismo no engloba solo al supremacismo blanco, sino a todo un abanico de prejuicios satisfechos con el slogan “Make Ameriga Great Again” (MAGA), el cual es lo que el filósofo Ernesto Laclau llama un "Significante Vacío". Es decir, una idea difusa, amplia,  que puede abarcar un abanico de seguidores incluso enemigos entre sí. Cada cual, según sus fobias y aspiraciones, llenará ese significante vacío, llevando a un grupo o persona al poder, creyendo que este lo guía en un proyecto, que en realidad no existe. Así, los supremacistas blancos entienden MAGA como expulsar las “razas inferiores”, pues creen que estas provocaron la supuesta la decadencia de EEUU. Irónicamente, a estos se sumarán negros y latinos-estadounidenses de clase trabajadora pues sienten que los migrantes nuevos evitan que sus salarios crezcan. También se sumarán blancos pobres que profesan teorías de conspiración antijudías y antihispanas. Los religiosos y moralistas creerán que luchan contra el "progresismo LGBTI". También se sumarán quienes creen que la culpa de la supuesta decadencia estadounidense es de China. Lo harán judíos y antijudíos, libertarios y proteccionistas y otros grupos que supondríamos antagónicos.

Por eso decimos que este nuevo peligro, este resurgir del fascismo, es mayor ahora. Primero, porque se están sumando sectores que no se supone debían sumarse. Segundo, porque la capacidad de lavado de cerebros de los actuales magnates fascistoides es mucho mayor a la que tuvo el mismísimo Joseph Goebbles.

Recordemos que X (antes Twiter) es la red social de la comunicación política por excelencia; tanto, que las decisiones gubernamentales son primero anunciadas por X y luego por canales oficiales. Musk, el tipo que nos “entregó su corazón”, controla X, y, por tanto, controla al menos parcialmente las conciencias de millones, con un alcance jamás visto en la historia. Y esto es así, porque no solo Musk, sino una buena parte de la burguesía industrial y la tecno burguesía occidental ven una amenaza en el ascenso de las potencias emergentes como China.

El fascismo es entonces, un proyecto de autoprotección de las burguesías, cuando se ven amenazadas por las burguesías de otro Estado, (o por las fuerzas sociales internas). Es una falsa simbiosis entre los intereses de la burguesía y los mal interpretados intereses de los trabajadores de una nación, que no ven en el sistema la raíz de sus males, sino en enemigos internos o externos que la burguesía les señalará como culpables.

Así, el fascismo y el nacionalismo siempre van juntos, aunque no necesariamente en forma de racismo. Quizá, el racismo en la Alemania nazi correspondía a aquel tiempo a la endogámica sociedad alemana, y no parece corresponder a la sociedad estadounidense del siglo XXI. Es decir, el fascismo se ha adaptado, y seguirá evolucionando y creciendo si su ascenso se menosprecia. Observemos que esta vez, el fascismo podría estar desarrollándose en una potencia militar y económica que sí tiene capacidades de ganar la guerra al mundo.

 

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