El periodismo contrahegemónico es militante o es una farsa

Walsh
Martes 20 de Junio de 2023

Los medios de comunicación son medios de producción de ideología. Son necesarios para cumplir las tareas de propaganda y de agitación, para generar y organizar la voluntad colectiva de transformación del pueblo y la clase trabajadora, hacia una sociedad sin opresiones.

Es así que los mecanismos para construir una sociedad diferente a través de la comunicación contrahegemónica, se enfocan en buscar alternativas para no reproducir el discurso de la clase dominante. Este deber solo se manifiesta en el periodismo militante.

Militancia entendida como la entrega total del trabajo, del cuerpo y de la vida, por un proyecto colectivo, por mundos mejores posibles. Más no como trabajo informal, malpago, o de explotación y acoso laboral, por fines electoreros, cortoplacistas, reformistas, que interpelan nuestros sueños de un sistema mejor.

La inmadurez política en Ecuador condiciona a pensar que la acción militante es un pasatiempo que se hace como recreación, y por lo tanto, la concepción de que lxs periodistas que comunicamos desde este campo de resistencia nos tengamos que morir de hambre. Esto cae en las lógicas más perversas de explotación, semejante a las pasantías laborales no pagas.

Tengo la convicción que desde el periodismo militante y la comunicación alternativa-contrahegemónica, es necesario que se construyan alternativas de financiamiento que sostengan los medios de comunicación, donde no exista injerencia alguna de los mismos intereses que actúan sobre los medios tradicionales.

Estos medios se tienen que crear desde la clase trabajadora, y tienen que quedar en las manos de la clase trabajadora. Solo así existe una verdadera comunicación contrahegemónica, que construya una sociedad alternativa al sistema de muerte capitalista-patriarcal-colonial-especista, que pueda mostrar y desarrollar colectivamente mundos mejores posibles.

La comunicación alternativa y contrahegemónica solo podrá llegar a este objetivo si la práctica material de los medios de comunicación -y de lxs comunicadores- cumple también con procesos contrahegemónicos de financiamiento, sostenimiento económico y material de los medios de producción de ideología.

En otras palabras, un medio de comunicación nunca va a lograr hacer comunicación diferente si recibe su sueldo de la burguesía de siempre, sea que venga del imperialismo, como en el caso de medios comunitarios como Wambra, y que poseen injerencia de Fes-Ildis, una organización financiada por el Estado alemán. Otros medios como GK financian sus proyectos con el gobierno yanqui a través de la National Endowment for Democracy NED, y otros medios-fundaciones no dudan en recurrir al a la USAID. O por la iglesia, como es el caso de la radio comunitaria HCJB, que es una organización evangélica que trata de posicionarse en los territorios en comunidades rurales.

O en definitiva del Capital, como el caso de La Posta, Radio La Calle o Radio Pichincha, que son medios digitales que proclaman hacer comunicación diferente y ser cercanos a sus audiencias, pero reciben publicidad de las mismas empresas e instituciones gubernamentales que pautan con los medios tradicionales como Teleamazonas, El Comercio o Ecuavisa.

Noam Chomsky señala que el mal periodismo no se da porque un periodista miente descaradamente al público, ocurre cuando no se toca ciertos temas o cierta información que incomoda al poder, cuando se desvía la agenda mediática sobre un tema trivial para encubrir lo sustancial, porque a ese poder al que se desafía, es el dueño y el que sostiene el medio de comunicación, no importa ya si es desde los medios tradicionales (TV, radio, periódico, revistas), o desde las redes sociales.

Si los medios de comunicación alternativa o contrahegemónica pretenden copiar la forma de financiamiento de los medios tradicionales hegemónicos, si siguen viendo la comunicación y la batalla ideológica como un negocio y con el objetivo de acumulación de capital, la producción de la ideología que desarrolla y que comunica, así como de las conciencias que organiza, no se desvian en nada de lo que ya hacen los medios tradicionales, pues los medios de producción, que también son ideológicos, le seguirán perteneciendo al capital y seguirán siendo propiedad privada.

Decía Lenin que tenemos como tarea histórica “trasformar, por medio de la propaganda, la agitación y la organización de los obreros, esa lucha espontánea contra sus opresores, en una lucha de toda la clase, por ideales políticos y socialistas definidos”. El periodismo militante es un ejercicio activo de injerencia sobre la realidad, desde las posiciones de lxs oprimidxs, es propaganda y agitación que guía a la transformación.

La información no es objetiva, es ideológica, porque se enuncia desde una realidad material específica, se enuncia desde nuestra posición material. Los medios de comunicación hablan desde donde están parados, y si se encuentran en manos de capitalistas y sus privilegios, aunque quisieran, nunca podrían mostrar cosas diferentes.

Vemos y concebimos el mundo según como nos relacionamos con él, y cómo producimos nuestros medios de subsistencia. Si lo medios reproducen los métodos tradicionales de subsistencia, al recibir dinero de la burguesía y el iperialismo, su pensamiento no va a cambiar del tradicional y hegemónico, del sentido común.

Esta mal que exista una ignorancia de cómo se producen nuestras ideas (nuestra conciencia). En la lucha contra el capital resulta en que “las nuevas izquierdas”, -desde los progresismos hasta los oenegeísmos- hacen una lectura equivocada de la batalla ideológica, y una lectura francamente ofensiva, de los conceptos de Antonio Gramsci, pues plantean que antes de la revolución material de la estructura sobre los medios de producción, debe existir una revolución cultural e ideológica. Alejados completamente del materialismo histórico, por su concepción idealista, solo se queda en reformismo del sistema capitalista, un sistema que no tiene salvación.

Estas lecturas son ofensivas, porque Gramsci no fue a parar a una cárcel fascista por querer hacer consensos con Mussolini. Fue apresado por sus ideas revolucionarias, por creer en la dictadura del proletariado, es así que la concepción de consenso hegemónico (aceptación de un grupo social a posiciones ideológicas por medios de acuerdos), va de la mano con la de coerción, (dominación a través del uso de la fuerza), esto es lo dialéctico.

El proceso revolucionario y de transformación de nuestra sociedad es dialéctico, significa que las circunstancias hacen a las personas, en la misma medida que las personas hacen a las circunstancias. En otras palabras: las condiciones materiales son las que producen la organización que genera la voluntad colectiva de transformación; a la vez que generar esta voluntad de organizarse, es vital para que las masas revolucionarias opten por la toma del poder.

Marx logra poner sobre los pies a la dialéctica de Hegel expulsando la concepción idealista y volviendola materialista. Es reconocer que las formaciones y productos ideológicos (las formas de la conciencia, las religión, la filosofía, la moral, etc.) surgen a base de la práctica material en un proceso históricamente creado desde la naturaleza y entre unos y otros individuos.

Es cierto por tanto, que la lucha cultural es elemental en el proceso transformador. Lxs grandes revolucionarixs de la historia: Marx, Lenin, Luxemburgo, Kolontai, Davis, el Che Guevara, Meihof, Mariátegui y el mismo Gramsci, fueron periodistas, porque vieron que la batalla ideológica es irremplazable. La tarea de agitación y producción de consenso, son condición de la voluntad colectiva de transformación, necesaria para construir una sociedad nueva, libre de toda opresión y de todas las clases.

Autogestión, economía popular y solidaria, financiamiento colectivo desde los simpatizantes y seguidores del proyecto comunicacional, son alternativas viables para el sostenimiento de una comunicación contrahegemónica y que dan la posibilidad de producir ideología, información, propaganda, agitación y teoría, desde y para el colectivo. Lo fundamental es que los medios de producción de ideología estén siempre en las manos del pueblo y de la clase trabajadora, y de nadie más.

 

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