Los lacayos de EE.UU.
El gobierno del Ecuador sigue cerrando filas con la administración de Donald J. Trump. El día de hoy, 12 de febrero de 2020, se esta dando la primera visita de un presidente ecuatoriano a la Casa Blanca en 17 años. La última visita oficial se desarrolló durante la administración de Lucio Gutiérrez en 2003, que también se destacaba por su amplio y desmedido servilismoa a los Estados Unidos y sus políticas imperiales. En 2003, durante su visita a Washington, Gutiérrez había aupado la invasión bélica de George W. Bush Jr en Iraq: “el Ecuador quiere convertirse en el mejor amigo y aliado de EE.UU. en la lucha permanente por alcanzar la paz, por fortalecer la democracia, por reducir la pobreza, por combatir el narcotráfico y también por terminar con otra lacra humana que es el terrorismo” [1].
Surge la noción de que estas dos visitas oficiales no se encuentran aisladas ni en aspectos temáticos ni contextuales. Tanto en el 2003 como en el 2020, EE.UU. amenaza y sanciona a los gobiernos y países que no se subyugan a su presunta y caduca hegemonía. Tanto en 2003 como en 2020, EE.UU. auspicia golpes de Estado e intervencionismo a lo largo y ancho del continente, apoyando grupos de poder neoliberales afines a sus intereses y sumisos a la supremacía cultural, económica y política de los EE.UU. por sobre el resto del continente.
Esta relación bilateral parece difusa en un primer plano. Desde el acercamiento de la administración de Moreno a EE.UU., altas autoridades del gobierno del norte visitaron Quito en varias ocasiones. Tanto Mike Pence como Mike Pompeo -Vicepresidente y Secretario de Estado del gobierno de Trump- mantuvieron reuniones que trataban temáticas como la alineación a la política de aislamiento y sanción a Venezuela y también formarían la base para los paquetes de asistencia económica que les seguirían. Sin duda, los EE.UU. consideran a Moreno como socio estratégico en la protección de sus interéses económicos y políticos en el país y la región. No resulta ser una coincidencia que estos actores aúpen al actual gobierno en organizaciones regionales y así lo blinden discursivamente. El rol desempeñado por el embajador de EE.UU. en Ecuador con Michael J. Fitzpatrick a la cabeza durante y después del proceso popular de octubre, tampoco debe subsestimarse. Desde octubre de 2019, la embajada de EE.UU. coopera en materia judicial con la Fiscalía General del Estado, para supuestamente esclarecer los hechos suscitados durante las jornadas populares.
Al mismo tiempo, las paralelas entre la visita oficial de Gutiérrez y la de Moreno parecen correlacionarse en múltiples aristas. En el 2003, Gutiérrez dialogaba con George Bush Jr. sobre el terrorismo, la lucha contra el narcotráfico y el apoyo a la guerra interna colombiana. Tanto en ese entonces como en la actualidad, una figura sobresale dentro en el acercamiento entre EE.UU. y Ecuador: Tanto entre Trump y Gutiérrez en el año 2004, como en la actual visita de Moreno a Trump, parece estar motivadas por la ex Ministra de Comercio Exterior y flamante Embajadora del Ecuador en EE.UU., Ivonne Baki. Quien pasó a reemplazar a Francisco Carrión, el cual renunciaba el 6 de enero del presente año como consecuencia a su desacuerdo con los sobrevuelos aeromarítimos realizados por EE.UU. en territorio ecuatoriano [2].
En la actual visita a la Casa Blanca, se tratarán temáticas relacionadas a la seguridad regional (la lucha contra el terrorismo), la lucha contra el narcotráfico, educación y lucha contra la corrupción. El propio ex presidente Gutiérrez pasaba a declarar en días anteriores que Moreno visita la Casa Blanca con la misma agenda que este tenía en 2003 [3], en el intento de auto adjudicarse algún tipo de crédito dentro de la nueva política de acercamiento a los EE.UU. No cabe duda que el gobierno de Trump tiene mucho mayor poder de decisión, siendo accionista mayoritario tanto del Fondo Monetario Internacional como del Banco Mundial, en ciertos aspectos que el propio presidente Moreno.
Merecen recordarse las negociaciones del TLC con EE.UU., iniciadas también por el gobierno Gutiérrez, las cuales terminarían por estancarse y archivarse en mayo de 2006, después de su derrocamiento popular y una simultánea demanda del Estado contra la petrolera estadounidense Occidental. El gobierno de Moreno pretende volver a posicionar esta temática sobre la mesa, anunciando la intención de buscar establecer negociaciones de un posible acuerdo comercial, la nueva terminología usada para referirse a los Tratados de Libre Comercio. Un acuerdo de tal naturaleza sin duda terminaría por inundar el mercado ecuatoriano con productos agroindustriales subvencionados provenientes de EE.UU. como el maíz transgénico, como ya es el caso en México y Colombia. Un acuerdo entre dos mercados tan inmensamente desiguales resultaría también en insostenibles desequilibrios y desventajas para el Ecuador. Los TLC no terminan de ser un instrumento más de la indumentaria para la dominación económica por parte del Norte.
Ante el anuncio de la visita de Moreno a la Casa Blanca, el Ministro de Defensa, Osvaldo Jarrín, detallaba algunas de las intenciones con las que el primer mandatario realiza la actual visita de Estado. Jarrín mencionaba la propuesta de un triángulo de seguridad entre Ecuador, Colombia y Perú para apoyar la lucha regional contra el narcotráfico. Adicionalmente, anunciaba operaciones conjuntas en el campo de seguridad a nivel nacional, procediendo con la integración de los puertos de Posorja, Bolívar, Manta y Esmeraldas con los vuelos aeromarítimos desarrollados por el avión de reconocimiento del ejército de los EE.UU., el cual se encuentra estacionado en nuestro “portaaviones natural” en la isla de San Cristóbal.
En tiempos en los cuales los EE.UU. materializa una política de descriminalización y legalización parcial de algunas sustancias sicotrópicas a nivel federal, el gobierno de Moreno insiste en reavivar la perdida “Guerra contra las Drogas” inaugurada por Nixon, en un evidente intento de atraer inversión militar. Un elemento central del discurso securitista del gobierno actual.
En materia de seguridad interna, el gobierno de Moreno apunta a acuerdos de cooperación que establezcan capacitaciones permanentes y continuas a la Policía Nacional por efectivos de la policía estadounidense. Más allá, el Secretario de la Presidencia, Juan Sebastián Roldán, revelaba la intención del gobierno de buscar apoyo de EE.UU. para la construcción del Centro de Investigación Criminal -CIC-, el cual por sus acrónimos evoca una macabra reminiscencia al SIC-10.
Moreno también busca cooperación y apoyo en materia migratoria, ante la intención de expedir una normativa que facilite la deportación de ciudadanos venezolanos. Así como se pretende acordar la profundización de la cooperación en materia judicial. Este aspecto puntual permite prever un posible escenario en el que las tácticas represivas de seguridad de EE.UU serán implementadas a mediano plazo de manera amplia en el Ecuador en contra de la población civil y representan otro pilar del discurso securitista. Como culminación de su visita a Washington, Lenín Moreno se reunirá con autoridades institucionales que reflejan sus principios ideológicos, como Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos y con el Banco Mundial.
Finalmente, el presidente Moreno tiene mucha razón en visitar al amo en casa propia. Este amo al que tanto le debe el gobierno actual, incluyendo los generosos préstamos que exacerban la deuda externa, los acuerdos de cooperación en materia de seguridad interna y lucha contra el narcotráfico que ya se implementan, además de ser responsable, al menos en términos geopolíticos, de que el tan buen lacayo del gobierno ecuatoriano se mantenga en el poder.
Fuentes:
[1]https://www.eluniverso.com/2003/02/12/0001/8/7C32C2AFB48B4DA39D28D32E253A10A6.html
[2]https://www.infobae.com/america/agencias/2020/01/08/embajador-de-ecuador-en-eeuu-renuncia-por-desacuerdo-con-sobrevuelos-antidrogas/
[3] https://www.elcomercio.com/actualidad/gutierrez-moreno-casa-blanca-trump.html
Fuente fotográfica:
