Paolina Vercoutere Quinche: “ser y hacer política feminista es apostarle a la ética”

Paolina Vercoutere Quinche: “ser y hacer política feminista es apostarle a la ética”
Sábado 11 de Mayo de 2019

En los últimos comicios, Paolina fue elegida concejal para la municipalidad de Otavalo, por el movimiento político Compromiso, lista 105. Paolina Vercoutere Quinche es una mujer franco-ecuatoriana y kichwa otavaleña, es madre, compañera y política feminista. Esta entrevista está pensada en la relevancia del ejercicio político desde el feminismo, los retos que se le presentan y la relevancia de esta perspectiva para el desarrollo local.

“Entonces, hacer política feminista para mi es apostarle a la ética, es la posibilidad también de cuestionar a esas grandes estructuras que desde el Estado, las iglesias, el mercado y la cultura patriarcal perpetúan el poder y reproducen sus ritos. Una política feminista es necesariamente anti racista, crítica con este sistema económico reproductor de desigualdad y depredador de nuestros cuerpos y de la Allpa Mama”.

 

Política en clave de mujer

DA: ¿Cómo entiendes tú la política?

PV: Más allá de su definición clásica /occidental, para mí la política tiene que ver con la posibilidad de transformar el poder. Me afirmo como política, con la conciencia de que la política a estas alturas es casi una mala palabra. Pero saboreo la posibilidad de declararme mujer política, porque “feminista” es una palabra que hay que redimir.

La política y el poder han sido pensados y ejercidos en clave masculina (y agregaría, desde la masculinidad hegemónica), y ese es para mí uno de los retos. Estar ahí para buscar transformarla, para recuperar su dimensión ética y de servicio, para que no sea sinónimo de abuso de poder, corrupción y engaño a las mayorías.

Creo firmemente que estamos aquí para intentar dignificarla, para que regrese a la gente, para que nos reconecte con la vida, con lo que es importante para la vida, que nuestra vocería sea la oportunidad para abrir espacios, para que se escuchen las voces y se sienta la presencia de las comunidades/sujetxs históricamente excluidxs. 

DA: ¿Cómo se hace política desde una perspectiva feminista, en un espacio que es tan masculinista y patriarcal?

PV: Asumirse feminista dificulta la sobrevivencia en el espacio político –mi pequeño recorrido por el cabildo kichwa urbano, por el Estado y por AP lo testifican - y es peor para una mujer y aún más para una kichwa. Caídas y levantadas constantes, nadar en un mar de incomprensiones, ataques y contraofensivas; metamorfosis permanente, esconder las cartas para poder llegar. Aunque también despliego de capacidad de agencia y provocación constante, lo que significa desgaste físico y emocional. Para mí es importante hablar de eso para recuperar también la dimensión humana del personaje mujer que hace política.

En esta época de la política del meme y de los ataques virtuales hay que encontrar también la lucidez, fuerza del cuerpo y estabilidad emocional para hacer frente a las constantes descalificaciones (“femiloca” “feminazi” “ñusta feminista” ) y en mi caso ganar la batalla en el espacio íntimo ha sido el primer paso para caminar y también donde encuentro la fortaleza. Cuando me preguntan donde me nació la conciencia política, digo que se la debo a mi historia familiar, pero sobre todo al espacio íntimo como ese lugar primero de construcción y descontrucción de las relaciones de poder. A la maternidad también como condición extrema de des-individuación y simultáneamente motor de movilización. Desde ahí hablo y desde ahí busco conectarme con las mujeres y con lxs jóvenes.

Entonces, hacer política feminista para mi es apostarle a la ética, es la posibilidad también de cuestionar a esas grandes estructuras que desde el Estado, las iglesias, el mercado y la cultura patriarcal perpetúan el poder y reproducen sus ritos. Una política feminista es necesariamente anti racista, crítica con este sistema económico reproductor de desigualdad y depredador de nuestros cuerpos y de la Allpa Mama.

La mujer y la autoridad

DA: ¿Cómo una mujer indígena trabaja en la concejalía otavaleña? ¿Cuáles son las claves interseccionales a las que te enfrentas y qué propones?

PV: No es la primera vez que una kichwa llega a la concejalía. Desde la irrupción del movimiento indígena como actor político en el escenario nacional y local, cuatro han llegado al concejo municipal con Pachakutik o de la mano del primer alcalde kichwa Mario Conejo en el 2000, quien se quedaría hasta el 2014 y hoy reelecto. La primera y segunda en llegar fueron urbanas, quizá como consecuencia de la importante presencia de un grupo de comerciantes kichwas que “reconquistaron” el espacio urbano, iniciando también la disputa en lo económico y lo político en Otavalo con el sector blanco-mestizo.

La presencia de las mujeres en general  - y de las kichwas en particular - ha sido funcional al sistema, sin que su presencia cuestione discursos, visiones de desarrollo, presupuestos, o la permanencia y reproducción de eventos anacrónicos como es la elección de la Reina de Yamor

A pesar de que por primera vez en la historia este concejo municipal de 10 integrantes ( 9 concejales y un alcalde)  esté conformado por 5 mujeres y por 6 kichwas, mi presencia como runa feminista supone algunos retos. Primero porque las coincidencias con las mujeres no son automáticas, ni con las mujeres kichwas y tampoco con los hombres kichwas. Para una mujer ser “autoridad” es difícil, para una kichwa aún más por toda la carga colonial y patriarcal que nos fija aún como personajes domésticos de servicio o figuras decorativas.

En mi pequeño recorrido dentro del Estado he buscado erosionar esos imaginarios; porque la lógica administrativa del Estado –nacional, local- sigue siendo colonial y patriarcal, así lo dicen las políticas públicas, los presupuestos y los discursos “políticamente correctos” sobre equidad de género o complementariedad asumidos también por algunos dirigentes, políticos o voces autorizadas en el mundo kichwa.

DA: ¿Cuáles son las perspectivas claves que encuentras en el quehacer político? ¿Cuáles son los objetivos políticos y de constitución de fuerza política desde la periferia en el contexto nacional?

La política sirve para buscar trasformar las injusticias; indispensable mantener intacta una gran capacidad para indignarse. Hay que cambiar los discursos sobre lo que importa hacer en la sociedad, hay que discutir con la gente sobre lo que es prioritario pero también asumir nuestra parte de responsabilidad para jugarnos por temas y acciones “costosas” a nivel electoral. Por ejemplo, decidir invertir dinero en recuperar los ríos en lugar de hacer obras monumentales de cemento. O construir una política local sostenida, culturalmente pertinente para prevenir, atender y reparar las violencias en lugar de financiar con dinero público eventos racistas, clasistas y machistas como el Reinado de Yamor o los eventos de elecciones de ñustas kichwas.

El trabajo en Otavalo

DA: ¿Cómo lees el contexto político nacional y cómo este marco se refleja en territorio otavaleño?

PV: En lo local, leo la presencia fundamentalista a través de las iglesias con fuerte despliegue en los territorios rurales y urbanos, con cuadros kichwas que estuvieron disputando espacios en estas elecciones locales (…) solo para decir que lo de Bolsonaro no está desarticulado con nuestra realidad. El concejal urbano de Otavalo más votado, que llega de la mano del Alcalde kichwa electo, se declara públicamente como un hombre de derecha, que sale de las filas del PSC. ¿Se prepara el terreno para las presidenciales del 2021?

También leo otras cosas como mi llegada –la confianza de la gente- como política abiertamente feminista, eso quizá marca el surgimiento de un nuevo actor social en el país o en la región…

DA: ¿Cuál va a ser tu política de alianzas en el marco de la resistencia a la arremetida neoliberal, en términos programáticos, políticos y de movilización?

Pienso en la premisa zapatista: mandar obedeciendo y las alianzas tejidas en ese sentido. Profundizar las relaciones con las organizaciones sociales y de mujeres para no perder la conexión con los problemas reales, ahora que se agudizan con el regreso de la derecha y de los ajustes estructurales que precarizan la vida de los empobrecidos, intensifican el trabajo precario y de cuidado llevado por las mujeres.

Hay que buscar posicionar nuestro relato para que el retroceso en derechos no sea visto como el único horizonte posible. Alianzas y comunicación con las organizaciones feministas para reforzar trabajo en red, hacer énfasis en la necesidad de formación política desde los feminismos y desde la izquierda. En esa misma tónica, pensar la internacionalización para nuestro fortalecimiento.

DA: ¿Qué necesidades y problemáticas son las más urgentes de resolver en Otavalo? ¿Cómo ayudarás a resolverlas y cómo vas a vincular el trabajo con la gente?

PV: los temas más relevantes son las tensiones interétnicas, la pérdida acelerada del kichwa, la violencia oculta en los espacios comunitarios con silencio en las comunidades kichwas; hay un grave problema con la basura, contaminación y abandono de los ríos, y además poblaciones prioritarias sin atención por parte del gobierno local, migración y desempleo.

Para cada punto, hay planificadas algunas líneas de acción: en el caso de las tensiones, nombrar y tratar de frente el problema del racismo y de la existencia de espacios diferenciados entre kichwas y mestizos. Promover con lxs colectivxs espacios mixtos (eventos, cursos, administración, deporte, fiestas).  También queremos observar el presupuesto oficial en el reinado discriminatorio del Yamor y demandar presencia diversa en los puestos de dirección de la administración pública.

En el caso de la pérdida del idioma, impulsar el kichwa en la administración pública y retomarlo la escuela municipal; trabajar una ordenanza contra la violencia con pertinencia cultural, recuperando las iniciativas de las anteriores concejalas que no pasaron por falta de voluntad política e incluyendo el trabajo con las organizaciones desde el espacio de la Red Contra la Violencia, que incluya las experiencias de las mujeres municipalistas y a la luz de la nueva Ley y de los feminismos.

Asimismo, posicionar la co-responsabilidad del Estado en el cuidado que recae sobre los brazos de las mujeres; en esa medida, activar junto a las organizaciones y la herramienta del presupuesto participativo el cumplimiento de la ley: El COOTAD establece que el 10% del presupuesto público debe ser direccionado a programas y proyectos para niñxs, mujeres víctimas de violencia, adultos mayores, discapacitados, ya que actualmente ese mandato no se cumple en el municipio de Otavalo.

Con relación al tema de la basura y el medio ambiente, esperamos una acción política con colectivos ambientalistas para posicionar en la agenda pública la necesidad de acción pública para recuperar ríos y pukyos de agua, entre otras.

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