Reinventar la estrategia contra la impunidad y el sicariato de Estado (Parte III)
El frente más amplio contra el fascismo: una lección histórica
En la actualidad nos enfrentamos a una ofensiva regional, donde las oligarquías criollas tienen -finalmente, después de algunos años de dispersión- un director de orquesta que les da la seguridad e impunidad que requieren, viéndose respaldados por un Trump y un comando Sur que les devuelven a la ofensiva.
Viene a la mente la campanada recordatoria dada por el ex presidente boliviano, Jorge Tuto Quiroga -haciendo un llamado al Grupo de Lima y a la OEA, para contribuir de una vez por todas a acabar con los gobiernos de Nicaragua, Venezuela y avanzar en la derrota de aquellos de México y Argentina-. Este personaje que de manera oportunista se sube al carro del golpe y que es probablemente uno de los títeres de los EE.UU., insulta al presidente de México y avisa que no es necesario hablar de asilo o de exilio para delincuentes.
Mucha democracia es peligrosa. Bolivia, sin duda nunca antes tuvo tanto bienestar, democracia y crecimiento como en el gobierno del presidente Evo Morales Ayma. Pero por supuesto que esto no le interesa a la oligarquía ni a los políticos de alquiler como Mesa, Camacho o Áñez. Lo que no quieren ni aceptarán jamás es ser gobernados o siquiera cogobernar con los indios. La dictadora boliviana es la imagen caricaturesca y patética de lo que son esas dirigencias de alquiler, que como Guaidó aparecen de la noche a la mañana, pretendiendo representar a su país y respaldadas por la embajada de los Estados Unidos, la CIA y personajes funestos como Elliot Abrahams o Mike Pompeo.
Ante ello, desde lo individual y lo colectivo, debemos trabajar en defensa de la democracia, deponiendo posiciones individualistas y ambiciosas para ampliar alianzas.
Los elementos puntuales pasan por la defensa de las políticas públicas que benefician a las mayorías y todas las conquistas ganadas, es decir contra las políticas del FMI. Otro espacio inclaudicable es la lucha por la cultura y contra la ideología patriarcal, por los derechos de las mujeres y de género. Finalmente se encuentra la contienda por la soberanía de cada uno de nuestros territorios y la soberanía de América Latina, como el único espacio real de desarrollo y bienestar de nuestros pueblos. En esta contienda se enmarcan los derechos de la naturaleza y también la defensa de la vida en el planeta. Cada porción de Nuestramérica construye sus formas de lucha y resistencia popular con programas que se dibujan dentro de este marco. Otro espacio de encuentro es la defensa del Estado de derecho a nivel universal, que Trump -a la cabeza de grupos neo fascistas- pretende destruir con éxitos parciales en varios campos.
Los tanques de pensamiento han estructurado el mecanismo democrático para quitarnos los triunfos electorales. Debemos recuperar estas victorias. Tenemos elecciones parlamentarias ad portas en Perú; generales en Bolivia después de consumarse el Golpe; el plebiscito constitucional en Chile, si este llegase a darse; y elecciones generales en Ecuador en 2021. Estas son batallas que habrá que librar con contundencia y capacidad organizativa. Resulta fundamental practicar una severa autocrítica de la manera en cómo perdimos bases populares y cómo debemos reinventar la acumulación de fuerzas.
En la batalla del norte, cada uno de nuestros parientes, de los migrantes con capacidad de votar, de nuestros amigos, deben votar ámpliamente en contra de Trump y en el mejor de los casos a favor de Sanders. En ese lugar comenzará la gran derrota. Debemos alertar al colectivo que una reelección de Trump significa un riesgo para la humanidad entera. Resulta ser una tarea inmediata el hacer todo lo posible para evitar que los votos en las próximas elecciones en EE.UU. vayan a favor de Trump y el fascismo.
La batalla se librará en las calles, en defensa de la legalidad, claramente contra la impunidad y construyendo formación, educación e ideas nuevas de construcción democrática en el marco de la soberanía y la solidaridad. No basta redistribuir la riqueza por la vías posibles. Necesitamos construir y redistribuir el poder popular y democrático conquistado pensando en nuevos modelos de desarrollo y producción. Este no termina de ser un desafío enorme, pero hay que reconocer que sin ese desafío y sin esa respuesta corremos el riesgo de perderlo todo.
Las redes sociales han jugado un papel fundamental en el proceso de la contrarrevolución; resulta fundamental usarlas urgentemente a favor de la democracia. En este mismo marco, la Policía y las Fuerzas Armadas deberían ser auténticos defensores de la patria y la soberanía. Recordar que la patria y la soberanía son las gentes, las ciudadanas y ciudadanos que la conforman la sociedad y que la soberanía solamente se entiende en el espacio de Nuestramérica, incluyendo a sus recursos y diversidades. Esto es lo que se viene en un 2020 complejo y de grandes debates y confrontaciones.
Estemos a la altura del futuro enterrando las manos en las raíces de nuestro pasado, trabajando juntos por Nuestramérica, soberana y redistributiva de nuestras riquezas materiales y culturales.