¿Una nueva etapa de correísmo?
Encontrándonos en pleno chuchaqui electoral después de las elecciones del domingo pasado, el actual y recompuesto panorama político merece un análisis detenido en cara a las presidenciales de 2021.
Las fuerzas políticas tradicionales, que trataron de imponerse a nivel nacional, destacando entre estas al social cristianismo, fracasaron rotundamente en un intento desesperado por ampliar sus bases electorales y acumular capital político antes de los comicios generales. A nivel nacional, el Partido Social Cristiano (PSC) ocupa tan solo 8 de las 24 provincias a nivel de prefecturas, incidiendo sobre todo en la costa (Guayas, Los Ríos, Esmeraldas, Santa Elena, El Oro), su base regional por excelencia. Acumular estas prefecturas hubiese sido imposible para el PSC sin alianzas locales, como en el caso de El Oro, en donde se pactó con El Oro Primero e Imbabura, en alianza con Avanza. Alianza País, partido cooptado por el actual Presidente, sale de estos comicios como el movimiento político más desfavorecido en las urnas. Sin presentar ninguna candidatura a las alcaldías de las ciudades más importantes del país, tampoco logró asegurar ni una sola prefectura a nivel nacional. A este se le suman CREO y SUMA, movimientos que quedaron decimados a su mínima expresión. CREO cuenta con apenas tres alcaldías y SUMA con la Prefectura de Sucumbíos y la Alcaldía de Lago Agrio. Fuerza Compromiso Social (FCS) se impone como la agrupación con mayor fuerza en Pichincha y Manabí.
No cabe la menor duda de que la gran sorpresa a nivel local resultó ser el triunfo de Jorge Yunda, el cual se impuso en los comicios de la capital con un 21,35%, seguido por Luisa Maldonado con un 18,44%. También en Quito, la Lista 5 y el correísmo vuelven a reafirmar su base política. En Pichincha, FCS se consolida con Paola Pabón como Prefecta, además de conformar la fuerza política con mayor representación en el Municipio de Quito, con 9 de un total de 21 concejales. Este escenario puede tornarse problemático para Yunda, ya que en el caso de encontrar una oposición férrea a su mandato por parte de este órgano, su gestión como alcalde podría complicarse seriamente. La segunda conclusión, a la que se inclinan los resultados electorales, representa la sobreestimación del papel desempeñado por los candidatos del PSC, los cuales lograron imponerse en su bastión histórica, el puerto principal y reafirman su hegemonía política en Guayas.
No es el momento de sacar conclusiones apresuradas sobre la futura gestión de Yunda en Quito, a tan solo dos días de las elecciones. Sin embargo, su clara falta de visión y programática hasta el momento, podrían resultar en una gestión plagada por la incongruencia y la ineptitud política al estilo Rodas. Yunda no cuenta con credenciales respectivas a la administración pública, habiendo pasado por CONARTEL y brevemente por la Asamblea Nacional. Además, su paso por CONARTEL durante el primer gobierno de Correa parece haberle otorgado un negocio lucrativo en la negociación de frecuencias radiofónicas, hecho del que no podrá desligar su figura política.
En definitiva, se reconocen dos aspectos inéditos de estas elecciones seccionales. En primer lugar, estas elecciones contaron con un número récord de candidatos a autoridades. Por otra parte, el porcentaje de indecisos, el cual en Quito se estimaba entre un 40 y 60%, provocó que en estas elecciones la mayoría de encuestadoras no pudieran anticipar la clara tendencia de Jorge Yunda en Quito. Además, el hecho de que a la alcaldía de Quito se hayan presentado 18 candidatos, podría explicar en parte la desagregación del voto en varios candidatos, de los cuales Yunda se impuso con un cuarto del voto popular. Ciertamente, el nuevo alcalde carece de un mandato electoral contundente, reuniendo apenas un 22 % del electorado. Este hecho podría resultar en un obstáculo a la hora de gobernar la ciudad.
En conclusión, el panorama político ante 2021, demuestra que la campaña electoral para las presidenciales se perfilará como una contienda entre dos fuerzas históricas. El social cristianismo por una parte, con Viteri en la alcaldía guayaquileña y Matraca con afán presidencial, el cual debe des-guayaquilizarse para tener una opción real en las presidenciales. Más allá, la figura de Nebot no supo imponerse en la sierra ecuatoriana, en donde el caudillo del puerto sigue gozando de altos índices de desaprobación. Por otra parte, la segunda fuerza en disputa por las presidenciales podría llegar a ser la Lista 5. Sigue siendo una incógnita si esta fuerza política, que se recompone y sale fortalecida de los últimos comicios, llegará a constituirse como partido independiente. Ciertamente, tanto en Pichincha como en Manabí, las dos provincias más pobladas del país después de Guayas, la Lista 5 es en el momento, la primera fuerza política. Este movimiento, al que se criticaba constantemente por su falta de base social y carente politización de grandes sectores populares, terminó por convertirse en la mayor sorpresa de los pasados comicios. El constante desprestigio y la demonización de este proceso en los dos últimos años, por parte tanto de la maquinaria mediática, como de las grupos económicos de poder y el actual gobierno, no han conseguido imponer la hegemonía discursiva esperada.
Esta resulta ser la más importante conclusión a cara del 2021: el correísmo está lejos de desaparecer del panorama político del Ecuador, incluso con Correa ausente. En el caso de que este movimiento se siga reinventando y ganando fuerza, el social cristianismo podría contar con un rival político serio para las presidenciales, pudiendo incluso revertir el giro neoliberal al que parecemos condenados en una suerte de imposición, tanto desde adentro como desde afuera.
Fuentes:
https://resultados2019.cne.gob.ec/