La defensa de la naturaleza implica la lucha contra el capital

jskf
Lunes 21 de Febrero de 2022

“El intento de dominar a la naturaleza deriva de la dominación del ser humano por el ser humano”.

Murray Bookchin

Pensar lo ecológico sin contemplar la transformación del modo de apropiación de la naturaleza, conlleva a un escenario que cambia solamente lo que se produce sin cambiar las relaciones inherentes de explotación sobre las cuales se produce, es decir, el cómo se produce. Sustituir bienes provistos de la naturaleza mientras se perpetúa la explotación mantiene el ritmo intensivo de la locomotora del capital en ruta a la catástrofe. Por tanto, la lucha ecológica requiere asumir la trascendencia y destrucción del capitalismo, trastocar y superar sus contradicciones y sus relaciones de explotación. De lo contrario, se asumiría una propuesta discursiva atenuante con matices “verdes y sustentables” en la lucha por la defensa de la naturaleza. Para unir la propuesta ecológica con la superación del capitalismo, basta recordar la unidad indisoluble de la naturaleza externa con la naturaleza humana. La defensa de la naturaleza implica luchar contra la relación de dominación y explotación del capital.

Asumir la lucha ecológica no exime de contemplar el carácter destructivo de sus relaciones sociales del capital. El ejercicio de apropiación de la naturaleza -humana y no humana- se constituye como objeto de dominación para la reproducción del fin particular del capital: la acumulación. La apropiación desmedida ha generado que los límites planetarios se encuentren en estado crítico y el umbral ecológico se haya traspasado aceleradamente, hasta el punto de considerar que estamos al borde del colapso o en el punto de no retorno en el que se juega lo más importante: la vida. Aún en su persuasión en el dominio de la naturaleza en tiempos de búsqueda de pretendida “sostenibilidad y sustentabilidad” del capitalismo verde, no podemos ignorar que el dominio antropocéntrico siempre tiene un golpe de revés de la naturaleza que desmonta el imaginario de supremacía humana sobre el entorno natural en el cual está inserto.

En esta coyuntura, entender las relaciones materiales que constituyen el mecanismo de apropiación de la naturaleza, es indispensable la irrupción de mecanismos para trastocar la continuidad del capital. Considerar a la naturaleza como fuente de riqueza -al igual que el trabajo- evita una propuesta ecológica sobre la base de la sensibilización[i], que consienta imaginarios ficticios sobre el cuidado de la naturaleza con falsas premisas o propuestas incompletas sobre como revertir la catástrofe ecológica. Para ello, es necesario observar el carácter metabólico entre la sociedad y la naturaleza -la apropiación de materiales y energía, el posterior desecho de residuos-. La esencia del intercambio orgánico transhistórico[ii] que en el capitalismo se da por la acción mediadora -el proceso de trabajo-, se convierte en un medio de apropiación intensivo sobre la base de la explotación de la naturaleza -humana y no humana-, orientado a generar ganancias por encima de satisfactores sociales.

No olvidemos que el desconocimiento del monto de la necesidad social, “la anarquía en la producción”[iii], es uno de los elementos subyacentes en la alteración del equilibrio metabólico entre la sociedad y la naturaleza, y no la humanidad en abstracto, como elemento culpable de los riesgos ecológicos.

Es por ello necesario considerar en la propuesta ecológica la relación social-natural, es decir, la forma en que asume la sociedad capitalista su relación con la naturaleza, con el fin de ubicar el análisis en la forma de reproducción de vida: en la intensidad y el modo de apropiación de la naturaleza como relación de explotación. Desde esta perspectiva, la lucha ecológica asume un carácter integral sobre la defensa de la naturaleza -humana y no humana- de cara a trastocar la estructura jerárquica de dominación y desvanecer el extrañamiento de los seres humanos con el producto de su trabajo y de los seres humanos con la naturaleza exterior a la cual pertenece de manera indisoluble.  

La ruptura consiste en construir nuevas formas de asociación en la reproducción social de la vida, que permitan configurar nuevas formas de apropiación de la naturaleza de acuerdo a otros fines sociales, acompañados de una transformación en la reproducción social presente. El ser humano no puede disiparse de su unidad con la naturaleza, ni suprimir su relación material y simbólica con ella, pero si puede transformar la forma de relacionarse para reducir la brecha de separación profundizada por el capitalismo. Un cambio en la relación producción-consumo que ante el arsenal de mercancías y necesidades creadas en la modernidad de capital configure nuevos esquemas de reproducción sobre la base de la asociación productiva. En este sentido, el proceso de desalienación de la naturaleza devendría de la lucha por la transformación de las relaciones sociales capitalistas, asumiendo la lucha ecológica como una disputa por trascender las contradicciones inherentes al capital y asumiendo la lucha de clases como motor de transformación y la sociedad de productores asociados como horizonte social. 

 

[i] Karl Marx y Friedrich Engels, La Ideología Alemana (Madrid-España: Ediciones Akal, 2014).

[ii] Carlos Marx, El Capital. Crítica de la economía política (México: Fondo de Cultura Económica, 2006).

[iii] Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto comunista, vol. 115 (Ediciones Akal, 2004).