De exilios y madrigueras
La semana pasada, el gobierno servil de Lenin Moreno hizo el intento grotesco de utilizar nuestras muertes y violaciones como justificativo para llamar a una limpieza social xenofóbica, apelando a la violencia de “los de abajo contra los de abajo” (Iturriza 2019), intentando estimular una violencia social que posteriormente justifique tanto violencia desde el Estado, así como posturas políticas y diplomáticas a nivel internacional.
El miedo, que se traduce en una mala-suerte de rabia que se va acumulando a causa de las consecuencias sociales de las migraciones masivas, esa competencia por la supervivencia entre nosotres; generó, en mi opinión, un terreno fértil para demostrar una subjetividad fascistoide. La misma que nos hace creer que el punitivismo es suficiente para arreglar las faltas in-relatables, in-audibles que nos hacemos entre nosotres mismes.
Yo insisto en que la articulación perversa entre patriarcado-capitalismo-colonialismo-especismo, es la que nos sume cada vez más en una autodestrucción que va ampliándose en facetas más retorcidas. Y claro, el sistema se sostiene de todas formas, porque al final, el espectáculo y el miedo también son rentables. Los relatos inaceptables de masacres y violaciones, domesticaciones a todo esplendor, se parecen más a relatos del medioevo. Compañeres, la edad media nunca se fue, habita entre nosotres y nos utiliza vilmente.
En todo caso, la resistencia también existe. El 21 de enero de este año, el día inmediato posterior al Feminicidio de Diana Carolina, a una semana de la violación en manada a Martha, y de las expulsiones a migrantes venezolanes en Ibarra; se dio en Quito una marcha feminista y antifascista masiva. La consigna “El machismo no se cura con xenofobia” retumbó en las calles de la capital. El amor y la empatía también conmueven.
Para todo esto, la idea de los exilios me venían dando vueltas en la cabeza. ¿Qué es el exilio? ¿Qué tipo de exilio habitamos las mujeres y los cuerpos disidentes/feminizados? ¿Los exilios de la migración se parecen a los exilios de las mujeres y disidencias? ¿Es un tipo de exilio la vulnerabilidad?
Creo que si. Que la vulnerabilidad es una causal de exilio. Exilio entendido como ese espacio de no-habitar o habitar a medias. De habitar sin pertenecer, o de pertenecer sin permisos ni auspicios. Es cierto que no todas las mujeres sufrimos las mismas violencias, bajo los mismos dispositivos ni en la misma intensidad. Y también es cierto que no todos los cuerpos migran de las mismas formas ni bajo las mismas condiciones. Y sin embargo, el exilio, está. Está la mirada generalizada que reprueba, que cuestiona, inquisidora. Esa que hace de la diferencia, cualquiera que sea, una excusa para ejercer violencia contra nuestros cuerpos distintos, nuestras formas distintas, nuestras lenguas distintas.
Mientras escribo este texto pienso en todas mis compañeras que están siendo golpeadas, violadas, asesinadas. Uno-dos-tres. Va una. Cuatro-cinco-seis. Una menos. Siete-ocho-nueve. Prefiero no seguir contando. Y pienso en todes eses migrantes que no van a volver, que sobreviven cada minuto a las humillaciones más bajas de las otras personas, que claro, no entienden el exilio, o peor aún, se aprovechan de él.
Habitar la vulnerabilidad que la articulación patriarcado-colonialismo-capitalismo-especismo instaura sobre nuestros cuerpos, reclama dolor, reclama rabia, reclama miedo, reclama angustia. ¿Cuál es el papel de la angustia en el exilio? ¿Qué hacemos con este exilio cotidiano? Somos fuereñes entre nuestra propia gente, entre humanos comunes que también intentan sobrevivir las infamias del sistema.
¿Qué hacemos con estos reclamos de dolor, rabia, miedo, angustia? Organizarnos. Crear lazos afectivos que superen la solidaridad y nos empaticen con les otres. Encontrar en los cuerpos de les otres, las marcas que se pueden dibujar en nuestros propios cuerpos. Hacer de nuestros espacios una madriguera inquebrantable.
Bibliografía
Iturriza, Rodrigo. Facebook. 20 de Enero de 2019. https://www.facebook.com/rodrigo.adriel.96 (último acceso: 26 de enero de 2019).
