La diferencia entre retórica y acción: La relación entre Bolsonaro y los militares (II)
Durante la campaña presidencial como también a lo largo de su carrera política, Jair Messias Bolsonaro había defendido como una de sus principales banderas el patriotismo y la defensa de las fuerzas de seguridad, especialmente el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Tanto es así que su discurso inaugural trajo referencias al patrón del Ejército, el duque de Caxias, y consignas parecidas.
También había criticado a lo largo de la campaña el legado de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) en materia de defensa, afirmando en una entrevista a principios de 2019 que el país no había logrado grandes inversiones en la zona desde el fin del Gobierno de Figueiredo (último dirigente de la Dictadura Militar) [1]. Al hacerlo, el actual presidente desconoce los proyectos de compra y modernización llevados a cabo desde la segunda mitad de la década de 1990. Incluso con períodos de limitación presupuestaria, como en los años 1998-2003 (durante la crisis cambiaria de 1998 y un bajo crecimiento económico), no era infrecuente comprar equipos para satisfacer las necesidades de un país seguro en sus fronteras y sin guerras en su entorno.
Desde el Gobierno del Fernando Henrique Cardoso (FHC), Brasil comenzó con la adquisición de contingentes de Fighting Cars (CC's o MBT) de origen alemán Leopard 1a1[2]. Consiguientemente, los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva implementaron el proyecto FX 2, que se completó durante la administración de Dilma Rousseff, quien eligió a la aerolínea sueca SAAB para proveer a Brasil de 36 aviones de combate multifunción [3]. Durante los gobiernos de Lula y Rousseff también se consolidaron los proyectos estratégicos de las Fuerzas Armadas, que encabezan la punta de la lanza del desarrollo económico y militar del país.
Además de la mencionada compra de aviones de combate multifunción suecos, Brasil cuenta también con el proyecto KC-390 (Avión Logístico Nacional, de exportación), el proyecto PROSUB, que tiene como objetivo construir 4 submarinos convencionales (propulsados por baterías y Diesel) y un submarino de propulsión nuclear [4]. Consta también el avance en el proyecto de vigilancia de fronteras (SISFRON), que se ha desarrollado desde el gobierno del FHC, pero que sólo en la segunda mitad de la década 2000-2010 comenzó a atraer inversiones significativas, aunque el proyecto todavía se encuentre incompleto [5].
Todos los proyectos mencionados anteriormente han sido reunidos y planificados en una publicación anual, que es de suma importancia para la planificación y ejecución de las políticas de Defensa Nacional, el Libro Blanco de la Defensa. Esta publicación, lanzada en el formato actual desde 2012, codifica de manera accesible y directa los objetivos y proyectos del Gobierno Federal para el área, de acuerdo con otras naciones que producen material similar, y de mayor trayectoria, como Alemania, que desde la década de 1930 produce su edición de esta publicación [6].
La actualización más reciente del Libro Blanco y de los demás documentos relacionados con el tema (Estrategia de Defensa Nacional y Política de Defensa Nacional) es de 2016, aunque en 2018, algunos de sus elementos hayan sido actualizados en diciembre de ese año, mediante el Decreto Legislativo 179/2018. Este decreto establece en sus recomendaciones al Ministerio de Defensa que la cooperación de Brasil con sus vecinos sudamericanos debe mejorar, mediante el fortalecimiento del Consejo de Defensa de Unasur y de la propia Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas). En un principio, la versión de 2016 del libro tendría vigencia hasta 2020, pero debido a la retórica gubernamental de Bolsonaro, se esperaba que se produjera algún cambio significativo [7,8].
Irónicamente, estos órganos fueron vaciados y prácticamente abandonados en el gobierno actual. Esto se debe a la visión sesgada de las Relaciones Internacionales que imperan entre el presidente y su grupo de gobierno. Al demonizar a los dos gobiernos democráticamente elegidos que le antecedieron, así como también a su legado, Bolsonaro procedió a dinamitar canales de cooperación entre Brasil y sus vecinos, en varias áreas más allá de la defensa, perdiendo oportunidades para mejorar las Fuerzas Armadas, lo que podría culminar en un verdadero desguace de las fuerzas federales (Fuerza Aérea, Ejército y Marina).
El desdén por las publicaciones en materia de defensa es de tal magnitud, que en casi seis meses de gobierno no ha habido ninguna publicación referente al tema, ni ninguna reformulación o actualización de las mismas. Al preocuparse por viajes internacionales mal-planificados o por insultar a ciudadanos insatisfechos (muchos de ellos antiguos votantes), el gobierno está siendo indiferente a un área que en otros países se observa con gran preocupación y diligencia.
Coautoría con Pedro Guede.
Referencias
2.http://www.noticiasmilitares.com.br/2006/11/exrcito-brasileiro-adquire-240-tanques.html
4.https://www.marinha.mil.br/prosub/institucional
6.http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/_ato2011-2014/2011/decreto/d7438.htm e http://www.nationalarchives.gov.uk/pathways/firstworldwar/document_packs/p_whitebook.htm
7.https://www2.senado.leg.br/bdsf/bitstream/handle/id/551594/2018-12-21.pdf?sequence=1
8.http://legis.senado.leg.br/norma/30745258/publicacao/30745550
