La huelga general en Francia y el rechazo a Macron
Según el último dossier publicado por Le Point, los trabajadores franceses se caracterizan por ser los más conflictivos de Europa [1], a pesar de la existencia un sólido Estado social. A lo largo de la historia moderna y contemporánea, el pueblo francés se ha visibilizado por un alto nivel de conflictividad. Las principales revoluciones europeas del siglo XVIII, XIX y XX vieron al pueblo francés como protagonista (1789, 1830, 1832, 1848, 1871, 1968). El derecho a la protesta y a la huelga ha sido conquistado por los franceses a lo largo de los siglos, sancionándolo también en su propia Constitución. “La huelga es un derecho absoluto. La huelga manifiesta un derecho colectivo de los asalariados; es una de las prerrogativas de la colectividad obrera organizada. Una consagración constitucional ha dado al derecho a la huelga un carácter riguroso. Se ha llegado a sostener la opinión de que una ley limitando el derecho a la huelga sería contraria a la Constitución”. [2]
Desde el pasado 5 de diciembre, los trabajadores del sector público se encuentran en huelga frente a las últimas reformas neoliberales que afectan el sistema de jubilación. Después de 13 días de paro nacional no hay, por el momento, ninguna perspectiva de diálogo entre las partes en conflicto. Para el gobierno, la reforma de las jubilaciones es indispensable, mientras para numerosos sindicatos [3] innecesaria y tiene el objetivo de desmantelar el Estado social francés.
Después de dos años de gobierno y de haber generado ámplias expectativas, el actual mandatario francés registra una baja acogida popular: apenas un 18% de los franceses aprueban su mandato.[4] La gestión empresarial del estado francés -al estilo del magnate italiano Silvio Berlusconi- ha generado una fuerte fractura social y una caída de popularidad del primer mandatario francés. Macron ganó las elecciones en el 2017 destronando los principales líderes de los dos partidos franceses -los partidos socialista y republicano- que desde hace 50 años dominaron el escenario político francés. Con un discurso innovador pro europeo, había conquistado el 66% de los votantes franceses, recibiendo las felicitaciones de los principales líderes europeos. Sin embargo, hoy Macron registra árduas críticas por parte de su pueblo, de los sindicatos y de las oposiciones en el parlamento.
Emmanuel Macron fue y será siempre el “Président des riches et des patrons” -El presidente de los ricos y de los patrones. Para Guillarme Peltier, número dos de los republicanos franceses, Macron es el “primer responsable de los ataques masivos contra la reforma de las pensiones”. Peltier considera imprudente la actuación del Presidente. Para Melenchon, exponente de la izquierda francesa: “Macron decidió implementar nada más que la hoja de ruta de la Unión Europea, erosionando los derechos de los trabajadores franceses”.
La reforma del sistema de jubilación pasa a ser sólo una pieza más de la expansión del paradigma neoliberal en Francia. En los primeros dos años de gestión Macron se promovieron las siguientes reformas: a) La abolición dell’Impôt de Solidarité sur la Fortune (ISF); b) la flax tax sobre las utilidades; c) aumentos de los impuestos para los trabajadores -en particular la Contribution Sociale Géneralisée-; d) reforma del Código Laboral; e) reforma de Pôle Employ (Centro para el empleo); f) la reforma clasista y selectiva en las universidades con la Ley ORE y el ParcorSup. Estas medidas políticas terminan -en última instancia- por la criminalización de los migrantes y el racismo institucionalizado a través de la Ley Asile – Immigration.
Adicionalmente, se ha promovido un incremento de los procesos de privatización de distintas empresas con participación estatal como la reciente privatización de la operadora de aeropuertos de París, la Francaise des Jeux a Engie. Las privatizaciones miran al desempeño del Estado en la economía, dejando parte de la estructura productiva en las manos de las multinacionales y los intereses financieros de especuladores contados.
Y finalmente, la reforma de las jubilaciones termina por aumentar las desigualdades sociales -marginalizando a las mujeres en particular- las que podrían sufrir una pérdida mayor de rédito por la falta revalorización de los aportes para el seguro social por la “interrupción de carrera”, ligada a los despidos momentáneos en el periodo de maternidad. Hasta hoy no sabemos cómo terminará este periodo de conflicto en Francia, pero los 13 días de Paro Nacional han provocado ya la renuncia del Alto Comisario para las Pensiones, Jean-Paul Delevoye -encargado de la reforma impulsada por Emmanuel Macron- que ha presentado su dimisión por conflicto de interés, después de la aparición de actividades profesionales no declaradas. La incógnita del resultado del proceso de rechazo popular al neoliberalismo en Francia sigue presente en la actualidad. El pueblo organizado parece no desmayar ante la represión y la intransigencia del gobierno de Macron. El pueblo como motor de la historia, tendrá la última palabra en definir el desenlace político de este proceso. Francia podría volver a ser un referente.
Referencias bibliográficas:
[1] En promedio se registran 118 días de huelga cada año.
[2] El derecho a la huelga en Francia después de la Liberación, Paul Durand.
[3] Los sindicatos franceses que han convocado el paro son: CGT, Solidaires, FO, FSU, UNEF y UNL.
[4] L’Espresso, Revista de política italiana.