Sobre Venezuela la verdad no importa (Parte I)

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Jueves 15 de Octubre de 2020

En un mundo de posverdades, es realmente difícil explicar qué sucede en Venezuela. Los hechos, los argumentos, suelen ser desechados o descreídos por mucha gente solo porque la mera mención del país les resulta antipática o lastimera. Hay quienes piensan que los noticieros y redes les dicen la verdad, o quienes generalizan al punto de afirmar que con tener la opinión de dos o tres venezolanos ya pueden entender las complejidades de un país que algunos ni pueden ubicar en un mapa.

Todos opinan. Pocos estudian. 20 años de bombardeo mediático e informaciones distorsionadas con objetivos políticos específicos, han convertido a miles de personas si no en “expertas”, al menos en personas con una opinión sólida: “a ese país lo destruyó el chavismo”. Una suerte de mantra que caló en propios y extraños. En nacionales y extranjeros. Una afirmación que toman por cierta incluso referentes de izquierda. La realidad es, por supuesto, mucho más profunda y difícil que lo que indica esa frase trillada bajo la cual se justifican toda clase de barbaridades, como por ejemplo pedidos de invasión militar y loas a la aplicación de sanciones económicas con características de asedio, así como aplauso o silencio ante el robo descarado de los activos de Venezuela en el exterior.

La memoria es corta y el olvido es largo

Es cierto que el chavismo como movimiento político y social significó una ruptura con el anterior orden de cosas en el país, a saber, el bipartidismo que gobernó durante 40 años siempre en los mejores términos con los Estados Unidos, quienes disfrutaban de acceso total a los negocios petroleros, exención de impuestos, facilidades en la compra de tierras y propiedades en territorio nacional, fuga de divisas, legislación ausente o favorable; en fin, línea directa a Miraflores y disposición absoluta de los abundantes recursos de un país que a finales de los 80 y principios de los 90 contaba con un 40% de sus habitantes en pobreza, de los cuales un 16% correspondía a pobreza extrema, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, todo esto después de haber despilfarrado y robado una grosera renta que la catalogó en la década anterior como la “Venezuela Saudita”.

En 1989 llegó la orden de aplicar los ya famosos paquetes neoliberales para “paliar la crisis”; préstamos de usura por parte del FMI, con sus respectivas medidas de ajuste estructural: reducción del Estado, disminución del gasto público. El gobierno de Carlos Andrés Pérez anunció en febrero el paquete de medidas, en el que destacaban el aumento de la gasolina, el aumento del pasaje estudiantil, la liberación de las tasas de interés y de los precios de todos los productos del mercado. El estallido llegó. Miles de personas salieron a las calles, siendo reprimidas por el Ejército, la Guardia Nacional y la Policía Metropolitana. El saldo: centenas de muertos y miles de desaparecidos, como lo atestiguan familiares de las víctimas y los cadáveres hallados en fosas comunes años después. ¿Qué se diría hoy si el gobierno venezolano desapareciera a dos mil personas en dos días? Eso fue lo que pasó durante el Caracazo, pero a los gobiernos amigos del poder imperial no se les juzga por matar. Si no pregúntenle a Iván Duque en la Colombia de 2020.

A raíz de esta crisis social y política, en los cuarteles también hubo movimiento. Un grupo de militares liderados por Hugo Chávez se preparaba para dar un golpe. El momento llegó el 4 de febrero de 1992, pero no cumplió con el objetivo de derrocar a Pérez. Chávez se hizo responsable en televisión por lo ocurrido. Ese día, el pueblo fijó su atención y selló un pacto de reconocimiento con aquel teniente coronel, y nunca más dejaría de hacerlo. Detenido, y liberado en 1994, inició el recorrido electoral con el MBR200- posteriormente MVR, arrasando en las elecciones presidenciales de 1998, y en todas las elecciones posteriores (de ratificación y generales) hasta las presidenciales del 2012, ocupando el cargo de Presidente Constitucional de Venezuela hasta su muerte en el 2013.

Esta larga historia solo pretende recordar que ni la Venezuela pre chavista era un paraíso, ni Hugo Chávez fue un dictador. Su llegada al poder debe entenderse en el respectivo momento histórico, descrito aquí someramente. De aquella Venezuela empobrecida y vendida a los intereses yanquis, surgió este líder militar que se presentó al pueblo con una propuesta soberana, de democracia participativa y protagónica que fue madurando hasta el concepto de socialismo bolivariano, mismo que, con participación y poder popular quizá lograríamos alcanzar algún día. De hecho, Chávez fue muy claro al expresar que nos encontrábamos en un período de transición, en ese difícil momento en que algo muere y otro algo nace. Ya ahí una pista para quienes culpan al “socialismo” de todos los males. Venezuela no es un país socialista.

Quizá también convenga recordar que fue durante el gobierno de Chávez y gracias a las medidas de redistribución de los recursos nacionales y la inversión social, que se logró reducir la pobreza general al 21% y la extrema al 6,3% (2011)1. Algunos argumentarán que con un precio del barril de petróleo a 100 USD, esto resultaría “fácil”, pero también hay que recordar que a su llegada a la presidencia el mismo se encontraba en 7 USD y que fue sólo gracias a su estrategia de reactivación de la OPEP, su arriesgada gira por los países miembros en el año 2000 – incluida visita al Irak de Hussein que enfureció a Washington- y la II Cumbre de presidentes del grupo en Caracas, que se pudo recuperar el precio del commodity. Así las cosas, lo cierto es que la Venezuela de Chávez logró prosperidad y mejoras (construcción de viviendas, hospitales, universidades, sistema de misiones, etc) para las mayorías, aunque siempre bajo los ataques de los EEUU.

Intento de golpe de Estado (abril de 2002), sabotaje a la industria petrolera (con pérdidas de miles de millones de dólares en 2002-2003)2 y constantes campañas anti venezolanas en los medios de comunicación mundiales, así como financiamiento a partidos de oposición e intentos varios de desestabilización económica, política y social signaron la relación con los centros de poder durante todo el mandato de Chávez, los cuales fueron sorteados gracias a la unión cívico-militar y al masivo apoyo popular del chavismo, que logró incluso reponer a Chávez en su puesto, apenas a 48 horas de consumarse el golpe de 2002. Aquello era un pueblo en revolución, exigiendo el derecho a ejercer su soberanía. Pero bien sabemos en América Latina, que la única libertad y tranquilidad posible es aquella aprobada por EE.UU.

 

Fuentes

1 http://www.ine.gov.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=376:la-pobreza-continua-disminuyendo-en-venezuela&catid=123:pobreza

2https://www.telesurtv.net/news/paro-petrolero-venezuela-anos-20191202-0001.html

 

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