La Comuna de París: 153 años del primer gobierno obrero de la historia
La Comuna de Paris fue el primer gobierno obrero en la historia del mundo occidental cuando en el año de 1871 lxs obrerxs, campesinxs, artesanxs y comerciantes se hicieron con el poder mediante la insurrección armada en la ciudad capital de Francia, Paris, creando órganos de gobierno que reemplazaron al Estado monárquico-burgués de la sociedad capitalista por un auténtico gobierno revolucionario que acabó con los privilegios de toda una élite en nombre de la igualdad. La Comuna de Paris se proclamó el 18 de marzo de 1871, y duró hasta el 28 de mayo del mismo año. A pesar de que tuvo una corta duración ha sido de uno de los mayores acontecimientos revolucionarios de la historia que ha nutrido la reflexión y los planteamientos para el movimiento obrero internacional, la teoría política y el devenir histórico del proletariado en todo el mundo.
En julio de 1870 se da inicio a la guerra franco-prusiana -por intereses territoriales de expansión-, entre las potencias bélicas de Prusia y la Tercera República Francesa; para el 26 de enero de 1871 Francia se rinde por medio de un armisticio que culmina con un desfile triunfal del imperio de Prusia en territorio francés y el abandono de Paris por parte de todos los funcionarios de Estado, junto al traslado de la Asamblea Nacional a Versalles. La derrota por rendición de Francia indignó en gran medida a la población francesa y sobre todo al pueblo de París que ya se encontraba azotado por la pobreza, la explotación, deudas, la enorme brecha de desigualdad y los monstruosos rezagos de la guerra. A esta precaria situación, se sumó un nuevo problema: el vació de poder en París, por lo que la clase obrera parisina contempló una opción ante tal coyuntura: la insurrección armada popular, que no fue una decisión espontanea, sino más bien fuertemente meditada con antecedentes teóricos de gran peso, como la colosal obra de Marx que ya estaba recorriendo toda Europa llevando los aires del socialismo científico.
La Guardia Nacional, organismo que estaba conformado por milicias ciudadanas a las que el ejército entregó una gran cantidad de armamento bélico para luchar en la guerra franco-prusiana, para marzo de 1871 contaba aproximadamente con 200.000 miembros parisinos y 254 batallones organizados y armados con rifles, ametralladoras y 400 cañones de alto calibre, sumado a un rotundo apoyo del pueblo parisino a la insurrección. Durante la madrugada del 18 de marzo un escuadrón del ejército convencional fue enviado a recuperar los cañones, pero fue interceptado por las mujeres de la Guardia Nacional que se encontraban en vigilancia ante los rumores de que el ejército real quería desarmar a las milicias ciudadanas. Los soldados del ejército real fueron perdonados y se unieron a la causa revolucionaria de la Guardia Nacional, pero los dos generales del ejército francés a cargo de la operación fueron fusilados, dando inicio a la confrontación armada del 18 de marzo que culminó con la rotunda victoria de la Guardia Nacional sobre el ejército francés y la expulsión de Paris de aproximadamente 100.000 personas entre soldados, burgueses, aristócratas y funcionarios del viejo régimen.
Para el 26 de marzo, el Comité de la Guardia Nacional convocó a elecciones libres donde se eligieron a los 92 miembros del Consejo Comunal, que vendría a ser el máximo órgano político de la nueva sociedad obrera. Entre sus miembros se encontraban profesionales, obrerxs, campesinxs, artesanxs y comerciantes de diferentes corrientes ideológicas entre las que destacaban los socialistas marxistas y anarquistas. Para el 28 de marzo se proclamó oficialmente la Comuna de Paris. De manera inmediata el Consejo de la Comuna dio inicio a la construcción político-administrativa de la nueva sociedad de los proletarios al poder que se organizó por medio de comisiones -ejército, salud pública, trabajo, justicia, etc.-, se decretó la gratuidad del sistema de justicia, todos los representantes públicos se elegirían por medio de votación y pueden ser revocados según la eficiencia de su trabajo. Se disolvió el ejército real -resquicio del orden aristocrático- y fue sustituido por la Guardia Nacional, las empresas que habían sido abandonadas por los burgueses pasaron a manos del Estado obrero y se respetó la propiedad privada de aquellos empresarios que no abandonaron Paris, siempre y cuando estos se sujetaran a las nuevas leyes de la Comuna que contemplaba como prioridad lxs trabajadorxs.
Se creó un sistema de correos, iniciaron trabajos públicos para la reconstrucción de las zonas afectadas por la guerra, se autorizaron los fondos para la creación de un sistema de salud público, paralelamente inició una campaña de higiene en todo Paris, se prohibió el trabajo nocturno, se igualaron los salarios de los funcionarios públicos con los de la clase trabajadora, se anularon los intereses de deudas y se penalizó la acumulación y aprovechamiento de los cargos públicos. Se les otorgó derechos a lxs prisionerxs, se reconfiguró el sistema judicial y se decretó la completa libertad prensa y la libre asociación.
La Comuna decreto el Estado laico y por ende la educación, que pasó a volverse gratuita y obligatoria, los programas educativos pasarían a ser redactados por los mismos profesores para garantizar el carácter científico de la educación y se crearon talleres de formación profesional gratuitos para aquellxs estudiantes que desearan aprender oficios específicos. Se crearon guarderías cercanas a las fábricas, se creó la Asociación Republicana de Escuelas, que gestionó el plan para la construcción de nuevas universidades y se crearon organismos que promovieron la gestión cultural destacando el teatro, las artes plásticas y las bibliotecas.
El 21 mayo de 1871 la Comuna fue invadida por 180.000 soldados del ejército francés; inmediatamente la Guardia Nacional respondió con barricadas en las que lucharon hombres, mujeres y ancianxs que alzadxs en armas pelearon hasta la muerte en defensa de la Comuna y el gobierno del pueblo. Sin embargo, el combate fue desigual ante el poderío militar del ejército real que obedecía a los intereses de la burguesía y buscaba reestablecer el viejo orden monárquico-capitalista. Tras una semana de combate conocida como la semana sangrienta el ejército real asesinó a más de 30.000 comunerxs, otrxs 40.000 comunerxs fueron enviados a las colonias francesas para trabajos forzados, y otrxs 7000 fueron arrestadxs. Así el 28 de mayo el ocaso de la Comuna de Paris.
La Comuna de Paris se convirtió en la Primera Revolución Socialista de la historia por la construcción de una organización político-administrativa de carácter obrero en la ciudad de París, que dejó grandes lecciones para lxs teóricos de la revolución de la época y para las futuras acciones beligerantes del movimiento obrero internacional.
Si bien Marx y Engels vieron con buenos ojos la experiencia de la Comuna, en el Congreso de la Haya de 1872, manifestaron sus críticas y reflexiones que se acentuaban en que la diversidad ideológica de la administración de la Comuna fue un problema que impidió una adecuada legislación revolucionaria y la organización del nuevo ejército del pueblo, también criticaron la pasividad de los Comuneros cuando aprobaron la total libertad que permitió la infiltración de contrarrevolucionarios junto al pasivo exilio de burgueses y militares. Si bien reconocieron las cualidades éticas y morales de lxs comunerxs, señalaron que el no haber expropiado los bancos parisinos con sus capitales para futuras negociaciones con la burguesía para impedir la invasión a la Comuna fue un gran error.
Es por la experiencia de la Comuna, que Marx propone la Dictadura del Proletariado como el mecanismo apropiado -en sus primeras instancias- para defender la revolución socialista contra los inminentes ataques del viejo régimen por la recuperación del poder. Fue la Comuna de Paris la que dio la lucidez a Marx y Engels para proponer la Dictadura del Proletariado como elemento legítimo para la continuidad de la construcción del socialismo hacia el comunismo, y que este no caiga ante las fuerzas represivas de las potencias imperialistas. Por ello, se conmemora un año más de la instauración de la Comuna de Paris y su experiencia histórica que relata el triunfo popular mediante la insurrección, y el ejemplo dialéctico de que la lucha de clases culminará con la victoria del proletariado y la abolición del capitalismo. Hoy y siempre rendimos homenaje, honor y gloria obrera, a todos los hombres y mujeres que entregaron sus vidas por la defensa del primer gobierno revolucionario de la historia.