Mehmet Aksoy: mártir de la humanidad
Conocí a Mehmet Aksoy el 14 de abril de 2017 en Hamburgo (Alemania). Mehmet era editor de Kurdish Question (Cuestión Kurda), una de las páginas más importantes de habla inglesa vinculada al Movimiento de Liberación Kurdo. Era, además, periodista, productor cinematográfico, militante, combatiente, una persona profundamente vinculada a su pueblo. De estatura mediana, cabello rizado por el que asomaban varias canas, sonrisa generosa, cariñoso como pocos, sus brazos quedaban cortos para abrazar. Ese era Mehmet, o Fîraz Dağ - nombre de guerra -, un kurdo inigualable, como tantos otros.
El 27 de septiembre de 2017 despertaba con un mensaje llegado desde Estambul. Una amiga y compañera, con profunda tristeza, me hablaba de la muerte de alguien muy querido. Ese alguien era Mehmet, el Mehmet que conocía. No lo podía creer. La oficina de prensa de las Unidades de Protección Popular (YPG) emitió un comunicado de prensa donde se confirmaba la muerte de Mehmet en Raqqa (Siria) durante la operación “Ira del Éufrates”, dirigida por las Fuerzas Democráticas Sirias (QSD) contra la capital del Daesh (ISIS).
Mehmet había viajado desde Europa - su familia era originaria de Bakur (Kurdistán ocupado por Turquía), vivía en el Reino Unido - a Rojava (Kurdistán sirio) para cubrir la liberación de Raqqa. No obstante, su actividad política y periodística fue constante desde temprana edad. Cumplió un importante rol mostrando al mundo la resistencia en Kobane (2014), los horrores de Şhengal (2014) cuando el Daesh masacró y esclavizó a la población yazidí, así como el modelo propuesto por el Movimiento de Liberación Kurdo, el Confederalismo Democrático, y su apuesta por la liberación de las mujeres como piedra angular.
A Mehmet lo asesinó el fanatismo del Daesh, cuyos orígenes se rastrean desde la división colonial de Oriente Medio por los intereses occidentales tras la Primera Guerra Mundial; también lo hicieron el capitalismo, el Estado, el patriarcado, elementos indisociables de esa gran bestia contra la que Mehmet luchaba con todas sus fuerzas. Sabía perfectamente que la lucha de su pueblo no era una lucha particular, sino que se encontraba hermanada con otros pueblos. Como él diría, “el sistema que nos oprime es global. El sistema que nos oprime está unido y solidario entre nosotros. Así que tenemos que ser solidarios unos con otros contra el mismo sistema que nos oprime”.
En este punto recuerdo claramente cuando le dije que Latinoamérica y la historia de nuestros pueblos originarios no eran distinta a la del pueblo kurdo: ambos veníamos de sociedades agrarias, celebrábamos mitos en iguales fechas, el 21 de marzo - año nuevo - para ellos se llamaba Newroz mientras para nosotros era Mushuk Nina; nos habían colonizado e invadido, incas, españoles, otomanos, persas y ahora occidente. Habían puesto líneas imaginarias sobre nuestros pueblos, nos habían obligado a luchar los unos contra los otros. También teníamos montañas, altas, poderosas e imponentes; nosotros Los Andes y ellos los Zagros y Tauros.
Recordando nuestras montañas, le dije que los kurdos se equivocan al decir que no tienen más amigos que sus montañas, porque lejos del Kurdistán existen otros pueblos que consideran su causa tan suya como nuestra, que nuestros corazones estaban con los suyos y que en el caso de ser necesario nuestras manos también. Mehmet sonrió, dijo que la próxima vez que nos veríamos sería en el Kurdistán; en ese entonces era 29 de abril.
Disciplinado, comprometido, profundamente humano, mártir de la humanidad. Querido Mehmet, te recordaremos luchando por un mundo mejor, lo haremos hasta vencer.
Publicado originalmente el 2 de octubre de 2017 en Kurdistán América Latina
Con motivo del primer aniversario de la muerte de Mehmet Aksoy, reproducimos su carta de despedida dirigida a su familia.
Escribo esta carta para ustedes desde el Kurdistán Sur. Cuando hayan leído esta misiva, ya habré llegado al Kurdistán Oeste, a Rojava. No se enojen conmigo por no contarles con antelación; no quería preocuparlos.
De hecho, debí haberles escrito esta carta años atrás. Por años, en mi mente, he escrito y reescrito este mensaje por varias ocasiones, pero no quise entristecer a nadie. Incluso al costo de vivir en un sistema al que rechazo, de ser infeliz, he tratado de vivir esta vida, pero no lo he logrado. El tiempo sigue pasando; ahora es el momento de dar pasos más resueltos y audaces.
De este modo, estoy dando estos pasos y escribiendo esta carta, no con mi propia pluma, sino con la de Deniz, Mahir, Ibrahim, Mazlum, Beritan, Firaz y otros líderes; apoyándome en la fe y el valor que todos ellos me han entregado. Quiero que entiendan esto.
¿Saben que el retorno a mi tierra es principalmente por la liberación de las mujeres? He venido aquí para apoyar, vivir y estar en una lucha común con las mujeres que con sus propias manos resisten, luchan y crean una vida nueva y libre.
Finalmente, puedo decir lo siguiente: de ahora en adelante, quiero vivir mi futuro en mi propio país, cerca de mi propia gente. La cantidad infinita de trabajo, amor, dolor, felicidad, pensamientos, gente y esperanza que han hecho de mi lo que soy ahora me ha empujado a la decisión que he tomado. No pudo haber pasado de otra manera. Nunca he vivido por cosas individuales, por poder o fuerza, por dinero o por elementos puramente materiales. Desde mi niñez siempre he buscado, creado y tratado de aumentar el amor, la amistad y la solidaridad. Y soy afortunado, he tenido amigos maravillosos, cada uno de ellos invaluables; desde aquí, mis parabienes y mi amor para ellos. Sin embargo, la amistad más hermosa la he encontrado aquí: en este movimiento, en este partido. Y aquí estoy ahora, por sobre todas las cosas por la camaradería; y claro, en virtud de aquello, por todos nuestros mártires y por nuestro líder, quien ha creado esta camaradería.
Servir a este movimiento y su gente, es lo que me unge de la forma de felicidad más valiosa y significativa. Espero estar a la altura de las circunstancias. No se preocupen por mí.
Con el deseo de encontrarnos de nuevo en un país libre, con un líder libre....
Su hijo, su hermano mayor, que los ama eternamente.
Traducción: Esteban Bonilla.