Victoria del pueblo Sápara contra el extractivismo

Nación Sapara
Jueves 11 de Noviembre de 2021

En 2021 ocurrió un hecho histórico, o más bien, “contra histórico”. El pueblo amazónico Sápara ganó una acción de protección, exigiendo se le devuelva el 70% de su territorio. La lucha de las y los sáparas por su territorio, cultura, e incluso, su existencia, no es nueva, lleva siglos. Tiempo atrás, las y los sáparas se movilizaban sobre 12 millones de hectáreas, de las cuales 4,6 millones estaban en el actual Ecuador. Hoy, los territorios sáparas ecuatorianos se han reducido a 360 mil hectáreas, resultando una pérdida del 92% del mismo. La Nación Sápara tuvo una vez 36 dialectos, hoy, solo tres personas hablan su idioma1. Asimismo, se estima que las y los saparas fueron más de 20.000; hoy solo son cerca de 500.

Este proceso de expropiación, genocidio y etnocidio no es exclusivo del caso de la Nación Sápara. Buena parte de los pueblos del planeta pasaron alguna vez por procesos igual de terribles, o, incluso más, cuando el capitalismo extractivista tocó sus puertas. La violencia armada, las instituciones legales occidentales, la religión, han sido herramientas perennes del sistema y sus beneficiarios para ejecutar aquellas enajenaciones; ejemplos históricos registrados los hay por miles. Por eso decimos que, la victoria sápara en las cortes ecuatorianas es un hecho contra histórico, pues, han sido pocas las veces en que una comunidad no integrada de lleno al capitalismo derrota a las fuerzas del Estado y las transnacionales extractivistas.

Si la historia del avance del capitalismo se reescribiera, pero desde el punto de vista de las y los enajenados por este, su interpretación cambiaría drásticamente. Para los pueblos expropiados, el sistema llegó a sus tierras a desposeerlos, no a “generar riqueza”, como ordinariamente argumentan los simplistas de moda. Aquellos pueblos enajenados, generalmente llamados “indígenas”, fueron, desde los tiempos del colonialismo europeo, víctimas de esclavización, aculturación, destierros, y, sus descendientes son ahora, en buena parte, los habitantes pobres de las ciudades periféricas del sistema. En síntesis, aunque este es un hecho poco reflexionado, es abundante la evidencia de que, casi todos los pueblos de la tierra, en algún momento, fueron expropiados de sus territorios e integrados a la fuerza al sistema capitalista global, para su bien o mal. Sin embargo, algunos, como las y los sáparas, resistieron por siglos, debido a que tuvieron la “suerte” de vivir en territorios demasiado inhóspitos y aislados. Pero las crecientes necesidades materiales del capitalismo, en este caso, caucho y petróleo, hicieron que la tierra sapara sea alcanzada, ya cuando nuestros países periféricos comenzaron a llamarse “repúblicas”.

Es decir, la extracción de recursos naturales en los territorios de los pueblos aun no integrados es estructuralmente conflictiva. De eso, el pueblo Sápara puede dar fe absoluta, pues cada pacto entre Estado e industria petrolera ha significado un aumento de la violencia en sus comunidades, independientemente de si el gobierno haya sido de izquierda o derecha. Así, la XI ronda petrolera destaca por haber desatado un pico inusual de agresiones. Ante la resistencia de las y los sáparas al extractivismo, el Estado ecuatoriano utilizó como estrategia la división de la dirigencia y el ofrecimiento de supuestas ayudas monetarias. Esto comenzó con la negativa del Estado a reconocer a Nema Grefa, presidenta del legitimo Consejo de Gobierno de la Nacionalidad Sápara, y reconocer en vez, a dirigentes favorables a la extracción petrolera, ya sea por intereses personales o por haber sido persuadidos de que beneficiaría a las comunidades.

Así, muchos de los episodios de violencia ocurrieron entre los propios miembros de la comunidad, unos colaborando con la exploración petrolera y otros, resistiéndola. En otros casos, hubo acción directa de agentes estatales; como en la invasión violenta de policías a la casa de la dirigente Gloria Ushigua, en presencia de sus hijos. Haciendo un recuento breve: entre 2013 y 2018 se contabilizan 22 casos de amenazas, 15 invasiones de extraños al territorio sapara, 3 asesinatos, 6 tentativas de asesinatos, 3 robos, 2 casos de tortura, 1 secuestro, entre otras agresiones estrechamente relacionadas a la XI ronda petrolera. Cabe destacar que 65% de las agresiones fueron contra mujeres, así como casos de crueldad extrema, como el asesinato al pequeño hijo de Alcides Ushigua, y, el asesinato y violación de Ana Dahua.

Ante la obstinación de las y los sáparas, en un acto de evidente estratagema política, el Estado ecuatoriano declaró a la asociación sápara Naruka como representante supuestamente legítimo y le cedió potestad sobre 251.000 hectáreas, aproximadamente el 70% del total del territorio sapara. Esta asociación, según denuncian miembros de la Nación Sápara, está constituida por personas ajenas a sus intereses, con fuertes lazos con la empresa Andes Petroleum. Las y los sáparas mayoritariamente reconocen a una única organización: la Nación Sápara del Ecuador -NASE-, cuya presidenta es Nema Grefa.

Entonces, la primera lucha fue el reconocimiento de su legítima dirigencia, para luego proceder a sus demandas ante las leyes occidentales. Plantones, videos en internet, foros, actos culturales, se convirtieron en herramientas de presión y suma de fuerzas. Muchos habitantes de las ciudades simpatizamos y apoyamos esta lucha en la medida de nuestras posibilidades. La estrategia de las y los sáparas funcionó: al Estado no le quedó más que reconocer directamente la violación del principio de consulta previa para la exploración petrolera, e indirectamente, que el gobierno legítimo sápara no tiene interés alguno en el dinero ofrecido por el extractivismo, el cual lastimosamente deslumbró a algunos pobladores.

Sin duda, la victoria en las cortes no es definitiva; existen muchas amenazas y conflictos latentes. La Nación Sápara sigue exigiendo que, por ejemplo, el Estado anule contratos de extracción hechos con Andes Petroleum, y declara su intención de vivir en una tierra libre de extractivismo. En palabras de Nema Grefa: “Sabíamos que íbamos a ganar, no ha sido fácil y tampoco nuestra lucha se va a parar. Seguiremos resistiendo para la defensa de nuestro territorio y nuestra cultura”.

Referencias:

1 Existen, sin embargo, esfuerzos que la Nación Sapara está realizando actualmente para recuperar su idioma, que hasta ahora marchan con éxito.