El proceso de formación política y económica en América Latina

FORMACIÓN

La discusión y el entendimiento del primer ciclo de gobiernos progresistas en nuestro continente es un tema apenas tocado y nos exige, desde el marxismo, desarrollar sus componentes alrededor de las discusiones teóricas de nuestra tradición, esto con la finalidad de aportar a la construcción de un pensamiento crítico propio, que nos permita entender y fortalecer la emergencia y organización del sujeto histórico real frente a esta fase imperial del capitalismo y los procesos populares en nuestro continente. Atendiendo a la complejidad que reviste el situar de manera adecuada el desarrollo contradictorio y vertiginoso del proceso revolucionario, colectivo y diverso de toda América Latina, es que encontramos la necesidad de empezar un debate que nos permita pensarnos y proyectarnos, aprendiendo de los errores y desarrollando una praxis no dogmática, sino marxista.

¿Podemos considerar que Venezuela o Cuba son socialistas? La respuesta realmente no importa al momento, es de hecho superflua, ya que independientemente del posicionamiento binario, pasional o mesiánico del argumento, hay un elemento que subyace al reflexionar la cuestión: ¿qué es socialismo? Y, ¿cómo se llega allá, cómo se lo construye? Por tanto, asumir el debate del proceso de formación económica y social, tiene una gran importancia ya que ha sido, desde siempre, un punto neurálgico para la consolidación de un esquema estratégico del movimiento revolucionario.

En el Ecuador, por ejemplo, está claro que vivimos un proceso reaccionario agresivo, socapado por la izquierda partidaria y ciertas organizaciones sociales, que se opera a nivel institucional y que ha sido caracterizado por algunos sectores “puros” como la disputa entre la burguesía exportadora-importadora y la burguesía burocrática, mientras otros más pragmáticos e ideológicos, han tratado de encontrar en el gobierno de Moreno visos de un progresismo por odio a Correa o por simple oportunismo. Más el problema reducido al esquema de interpretación económica –como ejemplo, Correa es malo porque quiere minería, o Correa no hizo nada porque los ricos no dejaron de ser ricos - es irresponsable y, después de un año de mal gobierno, es notorio el retroceso en áreas concretas, como la calidad de servicios sociales, la política de becas o el regreso del ex MPD – hoy Unidad Popular – a la educación pública.

Entendemos el ambiente de polarización, y no pretendemos argumentar a favor del anterior gobierno de manera ciega y conformista, pero si sostenemos que hay un retroceso grave en medida que la disputa por el sentido del proceso de formación económico y social le correspondía al pueblo, en contra de la burocracia y la nueva oligarquía de la Revolución Ciudadana, y no retrotraernos a los noventas, al neoliberalismo recargado. Era el pueblo el llamado a superar a Correa, no la oligarquía, quién nos anquilosa a una fase semicolonial y semifeudal de la formación económica y social. 

En el prólogo a la “Contribución Crítica a la Política Económica” Carlos Marx comenta las conclusiones a las que llegó después de proseguir sus estudios de política económica en Francia, y que serían el hilo conductor de su trabajo, allí señala que en la producción social de la existencia, el ser humano, debe sostener una serie de relaciones independientes a su voluntad, relaciones de producción que responden a determinada fase del desarrollo de las fuerzas productivas materiales CITATION Kar571 \l 3082  (Marx, 1857). Por tanto, el conjunto de estas relaciones forma la estructura económica de la sociedad, base, o edificio al que responden formas de conciencia social, como las relaciones políticas y jurídicas, las que en parte de la teoría y el pensamiento comunista son presentadas, de forma determinista y minúscula, como “superestructura”, aplicando una causalidad mecánica que ha determinado la visiones más puristas del marxismo frente a los procesos en América Latina. En el Ecuador, el marxista y socialista revolucionario, Manuel Agustín Aguirre nos plantea sobre la adaptación mecánica de los planteamientos desarrollados por Marx y Engels que:

Es claro que este análisis se refiere a las revoluciones burguesas del siglo XVII y la francesa del siglo XVIII, en las que la burguesía impulsada inclusive por el proletariado había derrocado a la nobleza feudal (…) pero Marx y Engels eran dialécticos por esencia y al final del manifiesto, que no era un conjunto de verdades hechas sino de la búsqueda de caminos a la revolución, consignaron otros análisis que se basaba en las últimas experiencias vividas y se hallaban ante sus propios ojos. Por ello se dieron cuenta que las condiciones  habían cambiado y estaban cambiando.CITATION Agu85 \p 72 \l 3082  (Aguirre, 1985, pág. 72)

El fuerte puritanismo mesiánico de los Partidos Comunistas en general, y de la izquierda en particular, que no se han dedicado a desarrollar una línea propia de pensamiento en el continente, con salvadas excepciones, obedecen a una impronta exógena que no se ancla a la realidad, que no sabe qué hacer con los pueblos y nacionalidades, el patriarcado o la ecología; problemas cada vez más complejos y que a medida que pasa el tiempo asumen una dimensión devastadora para la izquierda, ya que todos sus intentos de acceder al poder, de “tomárselo”, han sido dejados en ridículo, pulverizados si se quiere, por verdaderos fenómenos de masas como la Revolución Cubana o el chavismo, que adquieren una forma nueva, rechazada por los sectores más “puros” de la izquierda latinoamericana, quienes no han entendiendo lo que Marx anota en el texto antes citado: “No es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino por el contrario, su ser social lo que determina su conciencia”CITATION Kar571 \p 76 \l 3082  (Marx, 1857, pág. 76)

Por tanto, se entiende que al haber llegado a cierta fase de desarrollo de la formación económica y social, las fuerzas productivas de la sociedad chocan con las fuerzas existentes, esto es con su expresión jurídica, que son las relaciones de producción, pero que no significa a priori el integrarnos a un esquema decimonónico que identifique como proceso revolucionario una receta de botica.

Frente al anquilosamiento dogmático hay que recordar a V.I. Lenin, cuando sentencia  quienes son los amigos del pueblo, al analizar con contundencia el tema de la formación económica y social, sosteniendo el error que cometen “aquellos que, invocando la interpretación económica de la historia, creen comprenderlo todo” CITATION VIL731 \l 3082  (Lenin, 1973), como nuestros actuales Partidos Comunistas y otros movimientos contradictorios en la forma a este tipo de organización “marxista”, pero adscritos en la práctica,  quienes extienden el factor económico para explicarlo todo, o casi todo, abstrayendo su estudio de las interrelaciones concretas, humanas e históricas, que nos permiten comprender la importancia de la cultura como factor revolucionario.

Y es que una cosa es entender la estructura económica de la sociedad  y otra muy diferente entender como revolucionarla, pasar del cafetín a la calle. Engels en la carta a Franz Mehring señala sobre el particular que:

A esto se vincula esta idea estúpida de los ideólogos: como negamos las diversas esferas ideológicas que juegan un papel en la historia, un desarrollo histórico independiente, les negamos al mismo tiempo toda eficacia histórica. A partir de una concepción trivial y no dialéctica, de la causa y el efecto, en tanto que polos opuestos de forma rígida, de la ignorancia absoluta de la acción recíproca. Estos señores olvidaban frecuentemente a propósito el hecho de que un factor histórico, desde que es engendrado finalmente por otros hechos económicos, reacciona a su vez y puede reaccionar sobre su medio e incluso sobre sus propias causas.” CITATION Fed93 \l 3082  (Engels, 1893)  

Identificar que lo económico -  y solo esta dimensión -  es la base causal de todos los fenómenos posibles, es reducir de manera mecánica, casi católica, lo complejo, siendo esto base para la aplicación del pragmatismo, el etapismo y otras muletillas irreflexivas como si se tratasen de marxismo, siendo que, estas interpretaciones minúsculas y políticas sugieran apoyar o no a los procesos populares, en determinación de su pureza y según la conveniencia de una camarilla.

Emilio Sereni al tratar este asunto un su breve ensayo de 1973 “La Categoría de formación económica y social” señala con precisión el carácter pasional de la problemática, identificando las múltiples confusiones que se dan por la complejidad interna del nacimiento del proceso económico y social, el que anclado a la concepción de forma hegeliana trata de establecer un proceso dinámico, complejo, contradictorio, integral no automático, peor aun fragmentando en abstracciones. Así nos plantea que:

“el concepto marxiano de “formación económica y social” en tanto que concepto de la unidad de todas las esferas estructurales y súper estructurales y demás de la vida social, y de la continuidad y, al mismo tiempo, de la discontinuidad de su desarrollo histórico; un concepto, que precisamente por esto se eleva hasta la posición y función de categoría fundamental y central del materialismo histórico”  CITATION Emi731 \l 3082 (Sereni, 1973)

Guste o no, América Latina vivió y vive una época de revolución social, claro que no socialista, porque en realidad ni siquiera entendemos que es. Pero no es que por la falta de cambios radicales en la base económica –  que si han existido como en Bolivia o Venezuela – está deslegitimado el proceso; tampoco negaremos que hay problemas evidentes inherentes al capitalismo,  como la corrupción que debe ser atacada y desmantelada, pero esto no implica asumir desde la izquierda un posición llena de moralina y ataques ad hominem que fortalecen al enemigo de clase sin entender que las formaciones sociales no desaparecen así no más, por la voluntad y el discurso, sino hasta que se desarrollan todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella. Es decir, ninguna sociedad se transforma hasta que haya engendrado en si las fuerzas que posibiliten la transición.

Nos falta mucha tela que cortar a este respecto, y este es un tema que recién lo empezamos. Pero frente al purismo anti venezolano o boliviano de cierta izquierda cabe destacar que en el prólogo, Marx sostiene que al cambiar la base económica se revoluciona, más o menos rápidamente, todo el inmenso edificio erguido sobre ella. Para es necesario distinguir

“los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de la producción y que pueden apreciarse con exactitud (…) en las formas ideológicas en que los hombres (y las mujeres) adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo” Esto tomando en cuenta que “del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de revolución por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción”  CITATION Kar571 \l 3082 (Marx, 1857)

Por tanto observemos que:

“Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua” CITATION Kar571 \l 3082  (Marx, 1857)

¿Aún a sabiendas de esto nos planteamos juzgar sin análisis y echar tierra a nuestras experiencias propias, populares y de masas?

 

Bibliografía.

Aguirre, M. A. (1985). Marx Ante América Latina. Quito: UCE.

Engels, F. (1893). Carta a Franz Mehring. Etudes philosophiques, 39 y ss.

Lenin, V. (1973). Quienes son los amigos del pueblo. Moscú: Progreso.

Marx, K. (1857). Introducción General a la Crítica de la Política Económica polìtica . Bogotá: Cuadrenos de Pasado y Presente.

Sereni, E. (1973). La Categoría de Formación Económica y Social . México D.F: Roca.

 

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