La brevedad del ser, la humanidad infinita
La escritura cuneiforme fue usada - y seguramente creada - por los sumerios hace más de 4.000 años. Este tipo de escritura fue posteriormente usada en tablillas de arcilla por varios idiomas ahora extintos como el hitita y el acadio - hablado por asirios y babilonios - (Kramer, 1963). Fue este tipo de escritura la empleada para la creación de la obra heroica más antigua del mundo conocida hasta hoy: La épica de Gilgamesh.
La epopeya
En la antigua ciudad babilonia de Uruk, actual Irak, gobernaba el glorioso y terrible Gilgamesh, cuyos abusos sobrepasaban con creces su grandiosidad. Ante los lamentos de los oprimidos, los dioses deciden aleccionar a Gilgamesh y así, la diosa Aruru, de una pizca de arcilla crea al héroe Enkidu. Este insigne salvaje, que vive entre animales, conoce a la meretriz Shamhat y cede a sus encantos. Y así, aunque debilitado y abandonado por sus antiguos compañeros, adquiere la razón y el entendimiento: es humanizado.
Enkidu también obtiene, al conocer de las andanzas de Gilgamesh, el sinsabor de la injusticia, y así decide enfrentar al gran rey. De esta batalla sin ganador, surge una sorpresiva y profunda amistad entre ambos personajes, y de esta amistad se desprenden dos aventuras que acometen juntos: el encuentro con el feroz Humbaba, guardián del bosque de los cedros por encargo divino, y el enfrentamiento con Gugalanna (el toro del cielo) y la diosa Ishtar, hija de Anu, dios de los cielos. Gilgamesh y Enkidu triunfan en estas aventuras, pero esta osadía a ojos de los dioses merecía una pena: la muerte de Enkidu.
Gilgamesh, tras la pérdida del amigo al que amaba, comprende la realidad inminente: es un mortal. Nuestro héroe no opta por otro camino que el de la búsqueda de la inmortalidad en el fin del mundo, la búsqueda del sabio Uta-napishti. Tras sobrevivir a las aguas de la muerte, Gilgamesh lo encuentra y le pide desesperadamente el secreto de la inmortalidad. Pero el sabio debe su dicha a Ea, quien - cuando los dioses decidieron enviar el Gran Diluvio para exterminar a la humanidad - advirtió esto a Uta-napishti y ordenó la construcción de una barca en donde aborden él, su esposa y todas las especies conocidas. La clemencia divina fue la inmortalidad de Uta-napishti y su esposa.
El sabio consuela las peticiones de Gilgamesh compartiendo el secreto de la “planta del latido” que rejuvenece al que la consume. Nuestro héroe la encuentra en el fondo del océano. Desconfiado, decide no tocarla hasta probarla con otra persona en su ciudad, pero en el camino a casa, la planta es ingerida por una serpiente que, al reptar dejando su antigua piel, confirma la utilidad de la planta ahora extinta. Gilgamesh llega a Uruk como se había ido: finito y consciente de su mortalidad.
De la arcilla al papel
Entre los siglos trece y once de nuestra era, vivió en Uruk un exorcista llamado Sîn-lēqi-unninnien, quien le dio la forma final al texto conocido ahora como la versión estándar del poema de Gilgamesh. Esta versión fue hallada en Mesopotamia gracias a las excavaciones de Austen Henry Layard y George Smith, y a las traducciones de las tablillas halladas de este último - sobre todo aquellas referentes al Gran Diluvio -. Este fue el origen de la ciencia conocida como Asiriología, la cual produjo nuevos intérpretes y nuevas obras, como las publicadas en 1930 y 2003 por Campbell y George respectivamente (Campbell Thompson, 1930; George, 2003; Harvard Semitic Museum, 2016; Smith, 1876).
La obra es un poema épico babilonio, con la sola inclusión de dos párrafos a manera de prosa. Las ideas, cuidadosamente separadas, ocupan no más de dos oraciones. No obstante, la organización es formal y compleja: la ubicación de los personajes en el texto y el énfasis de los silencios, están en relación con una exposición teatral de los eventos (Harvard Semitic Museum, 2016). Habrá sido su lectura en voz alta el motivo de esta delicada organización.
La brevedad del ser
El tema principal de la obra es la mortalidad, la verdadera condición humana ante su limitada existencia, y la sabiduría que el tiempo finalmente entrega, al ser que más temprano que tarde, cesará de respirar. Imbuido en este tema hay una perspectiva filosófica del tiempo y la brevedad del ser: la inevitable consecuencia de vivir.
El destino y su anclaje con la divinidad es algo que encontramos aquí como en las antiguas obras griegas, así como el hallazgo de esa ansiada paz de aquel que ha peleado sus destinadas guerras. Encontramos en el poema el rol del ser humano, cuando es quien gobierna a su pueblo, la importancia de la familia y el valor del amor y la amistad.
No es tan extraña la lectura de esta grandiosa obra. Aquí encontramos las primeras referencias al hombre “salvaje” que vivía con las bestias, a la creación del ser humano a partir de materia terrestre, al diluvio como expresión de la furia divina e incluso a la posibilidad de que los seres del inframundo caminen entre los vivos.
La humanidad infinita
Hay algo fundamental en La épica de Gilgamesh. ¿Por qué hay paz en el héroe al final de la obra? No podía ser por la inminente brevedad del ser. Y aquí daremos muerte a los autores de tan bella obra, para así apropiarnos de un mensaje que lo planteamos como la humanidad infinita. La época del relato no es aquella en donde el logro individual predomina, o al menos, donde el mismo no es el fin.
No importan las batallas, la mortalidad, la angustia, la pérdida, la ausencia; hay algo que sobrepasa al individuo, a nuestro héroe, a nosotros: la comunidad humana. El individuo es breve, la humanidad persiste. Quizá no está mal reinterpretar de esta manera la gran historia del héroe babilonio, sobrepasar nuestro ser y buscar en nuestras pequeñas y grandes batallas a las ideas y acciones más racionales, sensibles, justas y posibles para esta comunidad humana: para la humanidad infinita.
Bibliografía.
Campbell Thompson, R. (1930). The Epic of Gilgamesh. Clarendon Press (Oxford).
George, A. (2003). The Epic of Gilgamesh (Reissue ed). London: Penguin Classics.
Harvard Semitic Museum. (2016). The Epic of Gilgamesh, Lecture by Andrew George. Cambridge, Estados Unidos. Retrieved from https://www.youtube.com/watch?v=Rd7MrGy_tEg&t=2s
Kramer, S. N. (1963). The Sumerians- Their history, culture, and character. (T. U. of C. Press, Ed.) (1era ed.). Estados Unidos de América: The University of Chicago Press.
Smith, G. A. (1876). The Chaldean account of Genesis. New York: Scribner, Armstrong & Co. Retrieved from https://archive.org/details/chaldeanaccounto00smit
Fuentes recomendadas.
Jiménez, R. (2015). El poema de Gilgamesh.
George, A. (2015). La epopeya de Gilgamesh.
Relato de la historia de Gilgamesh https://www.youtube.com/watch?v=9SQnomFNrCQ