Leonidas Proaño: de la teología a la subversividad

LEONIDAD

Leonidas Proaño Villalba, llegó a Chimborazo, un 29 de mayo de 1954, cuando fue nombrado Obispo de Riobamba. “Por fin has venido taitamito[1] fueron las palabras que pronunció un indígena que recibió al Obispo a su llegada. Estas palabras serían proféticas, porque veinte años después, en una de las reuniones organizativas del ECUARUNARI[2], lo que pronunciaron los mismos indígenas fue: “ya es hora de zafarnos de los taitamitos[3].

La presencia de Proaño en Chimborazo, significó nuevos procesos de evangelización y alfabetización en la provincia. En 1955 forma la Juventud Obrera Cristiana (JOC); en 1958 funda las misiones y hogar indígena “Nuestra Señora de Guadalupe” con el acompañamiento de las Madres Lauritas, llegadas desde Colombia para participar en toda su obra; en 1959 se crea el  grupo “Juan XXIII” para desarrollar investigaciones, misiones y encargarse de la renovación de la pastoral diocesana, en conjunto con un grupo de sacerdotes; y en 1962 crea Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador para alfabetizar a más de 15 mil indígenas en el país.

Chimborazo tenía el mayor porcentaje de indígenas y latifundios en el Ecuador. “En 1960 la estructura de tenencia de la tierra era fuertemente concentrada, el 3% de grandes propietarios controlaban el 65% de la tierra, mientras que el 67% de pequeños propietarios eran dueños del 16% del suelo” (Encalada, García e Ivarsdotter 1999, 44).  Uno de estos grandes latifundistas fue la Iglesia que por largos años se habían dedicado a resguardar estas tierras. Proaño relata que la imagen del Obispo hasta antes de su llegada era la del obispo administrador, bendecidor, con imagen autoritaria y al servicio de los poderes de turno (Bravo 1992, 445-447).

Los sectores dominantes de la provincia eran una élite fuerte, que tenían a la Iglesia Católica de aliada. Con Proaño de Obispo, las tierras de hacendados y terratenientes fueron repartidas a los indígenas, incluso antes de la primera Ley de Reforma Agraria de 1963. El problema agrario fue de hecho, uno de los mayores impulsos para la reivindicación de los sectores indígenas. La entrega de estas tierras por parte de la diócesis, fue fundamental para intensificar la lucha de los indígenas por recuperar la tierra que se les había sido arrebatada históricamente.

Esta labor le propició muchos seguidores y fieles, pero así también aparecieron otros tantos enemigos: terratenientes, hacendados y autoridades locales, a quienes no les convenía el despojo de su proveedor de servicios gratuitos, que eran los indígenas para ellos. Además de ellos, Proaño inusitó un rechazo sustancial del ala conservadora de la iglesia que no veía con buenos ojos esta especie de acción pastoral politizada. Los hacendados y la élite de Riobamba, manifestaban su total rechazo a la injerencia que estaban teniendo los sacerdotes de la diócesis y del grupo de Proaño en sus relaciones con los campesinos e indígenas, los acusaban de incitar a los indios en contra de sus patrones.

Este eco se hizo más grande y llegó a oídos del Papa en el Vaticano. En 1975 envían un Visitador Apostólico a la provincia. Este visitador era una especie de investigador de la Santa Sede para verificar si las denuncias contra el Obispo (comunista, guerrillero, rojo, como se le llamaba), eran ciertas. Después de esta visita Proaño fue “absuelto”, pero al siguiente año en agosto de 1976, en el “Hogar de Santa Cruz” lugar que se convirtió en el espacio de reflexión secular y religiosa, fueron apresado 17 obispos latinoamericanos junto a seglares que se encontraban reunidos con el objetivo de analizar la situación del continente, fueron llevados a la cárcel por la dictadura militar acusados de estar planificando la caída de las dictaduras de América Latina; como objetos sospechos encontraron biblias, documentos pastorales y libros de Agustín Cueva[4]. Resultado de estos hechos, años después Proaño publica su libro “El evangelio subversivo” en donde relata lo sucedido y como este intento de querer acallar sus voces fortaleció su fe y el compromiso con los más pobres.

En Ecuador el precursor de la teología de la liberación fue Monseñor Leonidas Proaño. Se sostiene que la teología de la liberación en Ecuador vino a constituirse en un discurso contrahegemónico asumido desde la liberación de los sectores indígenas y en la búsqueda de su reivindicación. Pero Proaño no se consideraba así mismo comunista ni marxista, varios sacerdotes de su equipo manifestaban que esta corriente eclesiástica no tenía de padre ni padrino a la teoría marxista (Bravo 1992, 472).

Agustín Bravo, sacerdote cercano y amigo de Proaño en una de sus reflexiones acerca de la teología de la liberación manifestaba, que a pesar de que ésta no promovía a Marx como su padre, Marx sí llegó a sacudir a la conciencia de la iglesia y a reconocer sus grandes omisiones. Menciona:

El súbito derrumbamiento del partido comunista  ruso soviético nos está haciendo olvidar de nuestro mayor enemigo, ¡el capitalismo norteamericano! ¡el intervencionismo del dólar en lo económico, social, político y religioso! Desalojar este ídolo con cara de “gringo”, que llevamos dentro, es, quizás, la parte más difícil de nuestra conversión (Bravo 1992, 473)

Proaño decía: “Me da risa, cuando me llaman comunista, ojalá los comunistas fueran siquiera algo parecidos al Obispo de los Indios que era de verdad ciento por ciento cristiano” (Bravo 1992, 462). Estas reflexiones que tenían Proaño y sus amigos sacerdotes causaban el rechazo de las élites que sentían como una amenaza la presencia de Proaño en la provincia, y su trabajo con los indígenas era constantemente denunciado en los medios de comunicación de aquel entonces, haciendo énfasis en el cambio de postura que había tenido la iglesia con la llegada de Proaño.

Teología y subversividad, parecerían dos palabras que no tenían encuentro, por su concepción etimológica, sin embargo, hace más de 40 años en Chimborazo, estas dos palabras lograron rupturas epistemológicas profundas que dieron paso a transformaciones de sentido que cambiaron la historia de la provincia y el país. Proaño en su discurso y con sus acciones logró pasar de una corriente eclesiástica de liberación a un movimiento social organizado que a través de la subversividad dio paso al reconocimiento de la organización más fuerte que ha tenido el país: el movimiento indígena ecuatoriano.

Bibliografía:

Bravo, Agustín. 1992. "La iglesia de Riobamba y Monseñor Proaño unidos para siempre" En Riobamba en el siglo XX, editado por el Ilustre Municipalidad de Riobamba, 432- 508. Riobamba: Editorial Pedagógica Freire.

Encalada, Eduardo, Fernando García , y Kristine Ivarsdotter. La participación de los pueblos indígenas y negros en el desarrollo del Ecuador. Informe de desarrollo sostenible, Washington, D.C: Banco Interamericano de Desarrollo, 1999.

Lasso, C. (8 de abril de 2018). Clave del Poeta. Obtenido de

https://clavedelpoeta.wordpress.com/2012/12/22/teologia-de-la-liberacion-por-monsenor-leonidas-proano/

Proaño Villalba, Leonidas. 2011. Abriendo surcos indígenas. Vol 1. Escritos de Pastoral Indígena 1952- 1985. Riobamba: Fondo Documental Diocesano.

 

[1] Taitamito hace referencia a la forma como los indígenas llamaban a sus superiores: patrones, hacendados, gamonales. Es una palabra Kichwa para referirse a un padre o superior.

[2] Ecuador Runakunapak Rikcharimuy, primera organización liderada por indígenas en el Ecuador.   

[3] (Secretariado, Informativo N°2, 14 de marzo 1972 en Ecuarunari 2013, 106)

[4] En ese entonces regía la “ley de seguridad nacional” (made in USA) y según ella andar con un libro de Agustín Cueva era “atentar contra la civilización occidental y cristiana” (Lasso, 2018)

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