“Libre porte de armas” para contentar a la burguesía
El Gobierno del Encuentro profundiza dinámicas de Narcoestado sin precedentes en el país. Posterior a la ejecución extrajucidical de Rubén Cherres, principal testigo y sospechoso en el caso Gran Padrino y financista de la campaña presidencial de Guillermo Lasso, el propio presidente sugiere un “sálvese quien pueda”, introduciendo al Ecuador en una dinámica discursiva del lejano Oeste, a anunciar la reforma a la ley de tenencia y porte de armas, que resulta ser la más reciente cortina de humo creada por el oficialismo para sostenerse en el poder.
Un fenómeno de angustia y desesperación colectiva se desató el pasado sábado 1 de abril, causado intencionalmente por el Presidente de la República Guillermo Lasso. El mandatario utilizó el imaginario del “libre porte de armas” en su discurso, generando la reacción de todo el país y buena parte de la comunidad internacional. Las reacciones -como el mismo gobierno planeo-, fueron completamente polarizadas: por un lado el fascismo o el protofascismo, que celebró la iniciativa del banquero presidente, y por otro lado el pueblo y las organizaciones sociales, quienes alertaron de los peligros de una libre tenencia y porte de armas, así como denunciaron la pérfida intención del Ejecutivo detrás de la reforma.
El análisis de la cuestión concreta debe centrarse, más que en las modificaciones legales respecto al porte de armas de uso civil, en la forma insidiosa en que Lasso utilizó los recursos discursivos para generar una tendencia a interpretar las modificaciones de ley como un “libre porte de armas” efectivo, y utilizó mecanismos comunicacionales para manipular la opinión pública, y generar desconcierto. Esto rápidamente causó una sensación de no futuro generalizada, una angustia colectiva y en casos extremos, indefensión aprendida y desmovilización.
Cuando pensamos en “libre porte de armas”, inequívocamente el imaginario colectivo se dirige hacia el país donde la principal causa de muerte infantil son los accidentes con armas de fuego: los Estados Unidos de América. En EE.UU. el libre porte de armas se sujeta a la Segunda Enmienda, que garantiza como derecho fundamental de ciudadanía, la adquisición y porte de armas de fuego. Cuando se anunció la “Cruzada por la seguridad”, Lasso nunca utilizó en su discurso la frase “libre porte de armas”, y aun así inevitablemente se sintió un vértigo colectivo que alertaba del baño de sangre al que se sometería el país -como la horrorosa realidad del pueblo estadounidense- de hacerse efectivo un “libre porte de armas” al estilo yanqui. En nuestro caso, las modificaciones al COIP respecto al porte legal de armas de uso civil, de ninguna manera se asemejan a la Segunda Enmienda de los EE.UU. Entonces ¿Cuál fue la intención del anuncio de Lasso?
La comunicación ejercida desde el Estado y sus acólitos ideológicos -los medios hegemónicos- se basa en la fabricación de consenso y los 11 principios de la propaganda política nazi, con el fin de manipular la opinión pública, y finalmente modificar los comportamientos colectivos. En el caso del gobierno de Lasso, podemos ver varios elementos de ambos mecanismos: 1. Se genera un enemigo común: la inseguridad; 2. Se genera un valor común: la defensa de la democracia; 3. Se reúne a varios actores como enemigos únicos, para Lasso es la triada conspirativa: Nebot, Correa e Iza; 4. Se ejecuta el principio de transposición: ya que no logra negar ni ocultar el Narcoestado, entonces Lasso traslada la responsabilidad a sus adversarios: la organización popular y al correísmo –y socialcristianos-; 5. Se da información fragmentada o a medias, generando tendencias específicas: anunció las reformas respecto a la tenencia de armas, todo el país está hablando de un supuesto “libre porte de armas”; 6. Difundir repetidamente argumentos que puedan devenir en actitudes primitivas: aupar el clamor por el libre porte de armas.
La realidad es que el Estado, desde que es Narcoestado, perdió el control sobre la tenencia y porte de armas, y no por accidente. El Estado fallido que implica la presencia de elementos del crimen organizado en el centro del poder político, inevitablemente implica una radicalización de la violencia, un ejercicio de la pedagogía de la crueldad, y la perdida del monopolio del uso de la fuerza por parte del Estado.
La intención de Lasso al sugerir un “libre porte de armas”, fue crear una cortina de humo, misma que fue ejecutada a la perfección, como tantas otras. Como primer efecto, al generalizar la discusión acerca del tema, la ejecución a Cherres dejó de ser primicia, en una segunda instancia, la polarización social se agudizó, destruyendo cada vez más al tejido social, y por último se ocultaron otras modificaciones graves al COIP, como las referentes a Agentes Encubiernos Informáticos y el Asuramiento de Datos, directamente relacionados con el espionaje y la infiltración de agentes policiales o de inteligencia –inclusive internacional- a la organización popular y a la sociedad civil en general.
En las modificaciones al texto del Art. 360 y 361 del COIP, se amplían los marcos en los cuales personas naturales pueden acceder a permisos de tenencia y porte de armas de uso civil, que no implica la legalización del libre porte de armas. Lo que si sugiere Lasso es que la “gente de bien”, es decir la extrema derecha, se arme y organice en aparatos paramilitares en contra del enemigo común: el pueblo. Esto es un atentado directo en contra de los Derechos Humanos de todxs, y profundiza la desigualdad y precarización de la vida de la clase trabajadora. Definitivamente el Gobierno de la Banca, aúpa la fascistización social y pone en peligro la continuación de la vida.
La reforma de ley en cuestión se aprobó con 117 votos de los 137 asambleístas -incluyendo a UNES, ID, PK, y demás partidocracia burguesa-. Esta reforma es celebrada por la ultra derecha como el “comienzo de la purga”, y se depositará sobre los cuerpos del pueblo y la clase trabajadora, de forma específica sobre personas racializadas, sexo-género diversas, migrantes y precarizadas. La ultraderecha se sentirá moralmente respaldada por el Estado, para ejecutar a mano propia, una cruel criminalización de la pobreza.
Frente a la pantomima del juicio político, Guillermo Lasso -uno de los principales banqueros privados y beneficiarios del feriado bancario del 99- posiciona un discurso político intencionado a generar y promover el odio de clase. Con la supuesta legalización del libre porte de armas, Lasso le hace un guiño indiscutible al socialcristianismo. Así, el libreto neoliberal de la doctrina del shock -aprobar medidas extraordinarias en medio de una conmoción social autoinducida- vuelve a develarse como un instrumento central del estatus quo neoliberal. La opinión pública desde la ultra derecha vuelve a fijarse en la añoranza social cristiana de una limpieza social, para desviar la atención de la ejecución del testigo clave en el juicio político presidencial.
Con la invitación subliminal del presidente, intencionalmente se acelera la radicalización del crimen organizado, la creación de organizaciones paramilitares y fuerzas irregulares de la burguesía, dedicadas a la limpieza social, y la persecución abierta contra la organización popular anticapitalista. Una nueva forma de política podría inaugurarse.
El Ecuador del Narcoestado y el crimen organizado, de las amenazas, vacunas, balaceras y -ahora- mas acceso a armas, se revela como una bomba de tiempo que únicamente la organización de clase podrá superar de forma definitiva. Mientras tanto, cabe prepararnos, organizarnos y conmovernos, en contra de la violencia de la burguesía y sus acólitos; por los mundos mejores posibles, por la vida digna.