Reflexiones desde el marxismo-feminismo
El marxismo es una herramienta de análisis que toma la forma de producción de una sociedad como base para su comprensión de fenómenos político-sociales. Al lado de ser una herramienta de análisis teórico, también nos permite desarrollar estrategias prácticas y políticas para cambiar “todas las relacionas en las cuales el hombre es un ser envilecido, humillado, abandonado, despreciado” (Marx 1972, 385).
El marxismo no sólo busca describir la sociedad sino entenderla, para cambiarla radicalmente. Sus categorías de análisis centrales suelen ser producción, clase, trabajo, valor de cambio, valor de uso y enajenación. El feminismo es igualmente un instrumento de análisis teórico como de lucha práctica concreta. Con sus diversas corrientes históricas toma como tema la lucha contra estructuras patriarcales. Sus categorías de análisis centrales suelen ser género, sexo, sexualidad, reproducción.
¿Qué pasa cuando estas conceptualizaciones práctica-teóricas entran en conversación?
La génesis del marxismo-feminismo
Ya en el siglo XIX los y las socialistas en Europa discutían la relación entre género y clase, tomando como eje la posición y situación de las trabajadoras en los centros industriales del continente. Ya en el año 1835 Flora Tristán, socialista franco-peruana, publicó su estudio titulado "La necesidad de hacer una buena acogida a las mujeres extranjeras" (1968) en Francia, en cual describe la situación precaria de trabajadoras migrantes en el país. Tristán elabora una crítica a la explotación económica y a la discriminación social. Pocos años después Tristán publica "La unión obrera; un libro-manifiesto con un llamado programático a la auto-organización de obreras y obreros para forzar reformas radicales" (1986). Re-lecturas de Tristán contemporáneas subrayan su influencia a lo que Carlos Marx y Federico Engels políticamente desarrollan cuatro años después en el Manifiesto comunista[1]. Su obra "La emancipación de la mujer" (1845) en cual denuncia la inferioridad matrimonial del sexo femenino, es la más celebrada como obra "feminista de primera hora".
La primera Asociación Internacional de Trabajadores (primera internacional), fundada en Londres en 1864, vio debates entre posiciones patriarcales – representadas por los seguidores del anarquista francés Pierre-Joseph Proudhon – y anti-patriarcales – representadas por la "Alianza de Democracia Socialista" fundada por Antonia Kwiatkowska y su esposo Mikhail Bakhunin (Schrupp, 2011). Punto central de debate era la cuestión de rechazo o apoyo del trabajo asalariado de mujeres, y con eso, la inclusión de trabajadoras en la lucha proletaria.
En 1884 Federico Engels publica "El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado" (1962). Aquí Engels demuestra cómo sociedades patriarcales se formaron en base de cambios en la forma de producción. Comprueba que estructuras sociales en cuales un grupo de hombres domina a mujeres, jóvenes, niñas y niños, no es una constante antropológica. Más bien, las formaciones sociales están ligadas a las necesidades materiales de estas mismas sociedades. Así que, el momento en que un grupo de hombres se adueñan de los medios de producción y los productos de las mujeres – como alimentos procesados o tejidos – ,la propiedad comunal se transforma en propiedad privada. Con este cambio de la posición de los varones en una comunidad, la línea de herencia pasa de ser matrilineal, es decir traspasada por la línea materna, a ser patrilineal, es decir traspasada por la línea paterna. Por primera vez se vuelve relevante que hombre sea padre biológico. Consecuentemente la monogamia forzada aparece para la mujer, que muestra toda su brutalidad en los diferentes mecanismos históricos de control de la sexualidad y autonomía femenina.
La anarquista Emma Goldman, igualmente como las socialistas Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo trabajaron temas de la relación entre lo "privado" y lo "político" a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Una de las críticas fundamentales estaba dirigida a la sobre-explotación de las mujeres obreras: no sólo se veían confrontadas con la explotación desde el mercado capitalista, sino también los deberes reproductivos y el trabajo de cuidado les esperaba cuando llegaban a casa. Los lemas de ese tiempo centraban en la socialización del trabajo reproductivo; trabajo necesario para reproducir a las trabajadoras y los trabajadores.
Todos los grandes pensadores marxistas trabajaron la "la cuestión de la mujer"; José Carlos Mariátegui como pensador destacando le dedicó varios ensayos al tema desde las sociedades mestizas de América Latina[2]. Pero pocos centraron su análisis en las formas de relaciones patriarcales que afectan, no sólo a mujeres pero a sociedades de clase en su conjunto.
Marxismo-feminismo
Frigga Haug, marxista-feminista alemana, nos ofrece un síntesis metodológico para incluir un análisis de las relaciones de género con las relaciones de producción en sociedades capitalistas (2001). Haug sostenta la necesidad de una conversación amical entre feministas y marxistas. Propone entender como conjunto la producción de vida y la producción de los medios de vida (Leben und Lebensmittel) (Haug 2001, 769). Desde su teorización las relaciones de género siempre tienen que ser entendidas como relaciones de producción y no como dos esferas separadas artificialmente (Haug 2001, 766).
Silvia Federicci y otras marxistas-feministas italianas intervienen en los debates de los años 1970 con su campaña internacional "salario para trabajo doméstico" (2011). Critican a los partidos comunistas de entonces, que su análisis y su política no sólo es plenamente conservadora al respeto de relaciones de familia, sino también que reducen a las relaciones de género a una contradicción secundaria, la cual no lo es.
La Escuela de Bielefeld (Alemania) encabezada por personajes como la alemana María Mies, expanden el análisis de las estructuras patriarcales en sociedades modernas, por ese aspecto de división del trabajo internacional (1990). Mies actualiza lo que Marx y después Luxemburgo elaboraron como "acumulación primaria repetitiva", y muestra como el control – y en parte destrucción – de la naturaleza y de los cuerpos de mujeres son necesarios en términos capitalistas.
En función de un marxismo interseccional
Los movimientos comunistas – y con ello su producción teórica – siempre han sido productos de su tiempo y su geografía. En ellos revolucionarias y revolucionarios han luchado por posiciones programáticas contra la homofobia, la transfobia o la estigmatización de trabajadoras y trabajadores sexuales. Los movimientos sociales hoy en día suelen operar con conceptos desde la teoría de la interseccionalidad. Esta pone en igualdad de condiciones la explotación – clase – y discriminación –, el género, la raza etc.
Una crítica marxista a esta forma de teorización sin base materialista se encuentra en Brooke Meredith Beloso (2012) o en Tithi Battacharya. Battacharya, editora de la antología "Teoría de Reproducción Social" (2017, en inglés), trata de amplificar la conceptualización de la categoría "trabajo" y con ello de reinterpretar quien constituye la clase trabajadora y qué tipo de luchas pueden ser clasificadas como "luchas de clase". Para Battacharya cada tipo de trabajo en la cadena de reproducción/producción – sea asalariado o no – tiene que ser visto como "trabajo" en el sentido marxista; todas las luchas sociales – feministas, por los derechos de las comunidades LGBTQI, antiracistas, ecológicas – tienen que ser descifradas como luchas de clase. Igualmente Alexandra Scheele y Stefanie Wöhl tratan de recapitular el legado desde la teoría y práctica marxista-feminista en su antología recientemente publicada "Feminismo y Marxismo" (2018, en alemán) e invitan a una discusión abierta sobre nuestra teorización y práctica concreta anti-patriarcal desde el marxismo .
[1] https://sociologia1unpsjb.files.wordpress.com/2008/03/marx-manifiesto-comunista.pdf.
[2] Por ejemplo véase: Mariátegui, José Carlos. 2008 [1924]. Las reivindicaciones feministas. https://www.marxists.org/espanol/mariateg/1924/dic/19.htm.
Bibliografía.
Battacharya, Tithi (ed.). 2017. Social Reproduction Theory. London, Pluto Press.
Beloso, Brooke Meredith. 2012. “Sex, Work, and the Feminist Erasure of Class” en Signs, Vol. 38, No. 1.
Engels, Friedrich. 1884 [1962]. Der Ursprung der Familie, des Privateigentums und des Staates. MEW 20. Berlin, Dietz Verlag.
Federici, Silvia. 2012. Revolution at Point Zero. Housework, Reproduction, and Feminist Struggles. Oakland, PM Press.
Haug, Frigga. 2001. “Zur Theorie der Geschlechterverhältnisse” en Das Argument 243 (6/2011).
Mariátegui, José Carlos. 2008 [1924]. Las reivindicaciones feministas. https://www.marxists.org/espanol/mariateg/1924/dic/19.htm.
Marx, Karl. 1972 [1844]. Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie. Einleitung. MEW 1. Berlin, Dietz Verlag, p. 378-391. Traducción obtenida por: https://creandopueblo.files.wordpress.com/2013/10/marx-crc3adtica-de-la-filosofc3ada-del-estado-de-hegel.pdf, p. 9.
Mies, Maria. 1990. Patriarchat und Kapital. Frauen in der internationalen Arbeitsteilung. Zürich, Rotpunktverlag.
Scheele, Alexandra y Stefanie Wöhl (ed.). 2018. Feminismus und Marxismus. Weinheim, Beltz Juventa.
Schrupp, Antje. 2011. “Weder Marxistinnen noch Anarchistinnen. Die »Frauenfrage« und der Sozialismus mi 19. Jahrhundert” en Begegnung feindlicher Brüder. Zum Verhältnis von Anarchismus und Marxismus in der Geschichte der sozialistischen Bewegung editado por Philippe Kellermann, p. 49-67. Münster, Unrast Verlag.
Tristán, Flora. 1988 [1835]. Nécessité de faire un bon acceuil aux femmes étrangères. Paris, L’Harmattan.
Tristán, Flora. 1986 [1844]. Union ouvière. Paris, Des femmes-Antoinette Fouque.